HONDURAS. Por favor, piense por un momento: ¿Cuál es la situación más traumática que ha atravesado y a qué edad ocurrió? En nuestro país, son ya varios los casos de niños expuestos al asesinato de sus seres queridos, lo cual, les deja una marca psicológica imborrable, que los perseguirá siempre.
Tan solo durante octubre ocurrieron dos sucesos similares, en diferentes sitios del país. Una de las víctimas respondía al nombre de Francis Celenia Rodríguez Ruíz, mamá ultimada a balazos en su habitación, delante de sus hijos de 16 y cinco años, en Danlí.
La segunda de ese mes fue Danira Hernández Serrano, una joven mujer que residía en Gracias, Lempira, quien, ante los ojos de sus dos vástago fue asesinada. Sus dos hijos corrieron horrorizados en busca de ayuda.
Pero el arranque del 2020 también tuvo hechos así, pues en la colonia Altos de las Cascadas, de Comayagüela, fue asesinada Karen Sánchez, de 25 años de edad, mamá de tres menores, quienes presenciaron cómo varios sujetos armados la atacaron a sangre fría.
En agosto, Daniel Alejandro Cálix y Francisca Cisneras, quienes vivían en Catacamas, Olancho, murieron a acribillados por un solo sujeto, y como en los casos anteriores, también delante de sus cinco hijos.
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Víctimas también
Y hay más todavía más ejemplos, pero, para contexto, suficiente con los antes mencionados. Ahora, la pregunta es: ¿Qué se debe hacer con esos pequeños? TIEMPO Digital buscó contactarse con el psicólogo clínico Juan José Velásquez, quien, amablemente, comento las repercusiones mentales que pueden sufrir.
Cuando los niños son expuestos a un evento traumático, como un crimen, sus respuestas o reacciones pueden variar. Algunos niños se vuelven temerosos, por lo que prefieren quedarse en casa. Pueden tener problemas para dormir o para concentrarse en la escuela.
«Cada uno va a enfrentar una situación traumática de manera diferente, aunque, la exposición de niños ante la violencia es más común de lo que parece, y se debe a los altos índices de inseguridad de nuestro país. De tal modo, un niño que observe violencia, también es víctima de ésta», agregó.
Con frecuencia, el apetito cambia, y los niños se quejan de dolores de cabeza, estómago y otros síntomas. Incluso pequeños cambios en su rutina diaria pueden molestarlos considerablemente.
«A corto y a largo plazo hay consecuencias graves si no se trata a tiempo. Durante las primeras semanas se puede presentar un síndrome de estrés agudo, donde hay síntomas como ansiedad, depresión, poco apetito y alteración en relaciones personales. Pero, si no al niño no se le ayuda, puede llegar a un estrés pos-traumático en la edad adulta, lo cual es una condición psiquiátrica grave», contó.
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«Nadie las trata»
Por otro lado, Velásquez cuestionó que en Honduras sucedan tales situaciones, pero «que a las víctimas nadie las trata», refiriéndose a los niños. «Observan lo ocurrido y luego quedan a su propia suerte», lamentó.
«Yo considero que se debe dar un seguimiento legal, una garantía jurídica para que el niño se encuentre protegido, que se va a hacer un seguimiento psicológico adecuado, junto a la familia», concluyó.
Los niños también son víctimas, pero cuando un crimen como los antes mencionados ocurre, ¿Quién se preocupa por ellos?
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