HONDURAS. Niños, futuro y presente del país, cada vez son más los que se unen al éxodo migratorio constante de hondureños que buscan llegar a Estados Unidos, pero, si para los adultos la ruta de ‘los mojados’ es difícil y peligrosa, cuánto más para los menores.
A lo largo de los últimos tres años, del 2018 a 2021, son varios los niños hondureños que han convertido en rostros de la migración infantil, la mayoría, sin ninguna compañía. Algunos van con la intención de ayudar a sus papás, otros, quieren reencontrarse con sus progenitores en EE.UU.
Con sus sueños destrozados en Honduras, la tierra que los vio nacer, aún a su corta edad, tal vez inocentemente, deciden emprender la arriesgada ruta migratoria, pues aunque son muy jóvenes y desconocen varias cosas de la vida, lo único que tiene claro en su mente es que, en su país, no tienen futuro.
Sus rostros e historias
Uno de los primeros infantes en llamar la atención del mundo fue una pequeña hondureña, de tres años, captada por el fotógrafo John Moore cuando lloraba desconsolante porque agentes de la Patrulla Fronteriza estaban arrestando a su madre.
El 13 de junio de 2018, acababan de cruzar el río Bravo desde México y debían ir a un centro de procesamiento de Aduanas y Protección Fronteriza en Estados Unidos. Y es que, la política de ‘tolerancia cero’ de la administración Trump para inmigrantes indocumentados exigía la separación de padres e hijos mientras se resuelven sus casos de asilo político, un proceso que podía llevar meses o años.
Otro niño icónico fue Mario David, quien soñaba con estudiar y trabajar en EE.UU., sin embargo, fuerzas policiales de México lo atraparon y deportaron a Honduras
La historia del menor de 12 años que iba sin ningún familiar en la caminata de miles de migrantes hondureños conmovió a nivel internacional. Salió en la caravana de migrantes del 13 de octubre del 2018.
La inocencia que demostraba el menor, su maleta llena de sueños, sus intenciones limpias y generosas de entregarse por completo para ayudar a su familia que aún vive en extrema pobreza en San Pedro Sula y optar por una mejor vida conmovieron a propios y extraños.
Caso más recientes
A la pequeña que presenció el arresto de su madre y a Mario David les siguieron cientos y cientos de menores que también decidieron arriesgarse y emigrar hacia Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades.
En 2020, un niño con muletas llamó mucho la atención de los medios de comunicación locales e internacionales. Se trató de Noel Orellana, quien sí pudo alcanzar su «sueño americano».
Él ya está en Dallas, Texas, y junto a sus papás ahora busca cómo tratar su parálisis, pues en Honduras, el sistema sanitario le fue insuficiente. El pequeño Noel y sus padres fueron parte de las miles de personas que conformaron la caravana de migrantes que salió desde San Pedro Sula a inicios de 2021, y su caso se hizo popular luego de que su progenitor hiciera frente a la Policía de Guatemala, cuyos miembros reprimieron a los hondureños en dos ocasiones.
Noél padece de parálisis cerebral infantil desde que nació, y por si fuese poco, su familia perdió todo durante las inundaciones provocadas por Eta e Iota. La búsqueda de una mejor calidad de vida para su pequeño, y ante la pérdida de su casa, fue lo que motivó la huía de Honduras.
“Me dijo que siguiese sola y que me cuidase”: niña migrante
Pero en 2021 han surgido varias historias similares, pues, luego de un 2020 económicamente malo para los hondureños, son muchos los que, comenzando el Año Nuevo, decidieron buscar mejores oportunidades fuera de las fronteras patrias.
Una niña hondureña, de siete años y rodeada de extraños en horas de la madrugada, estaba decidida a mantener el paso de los otros migrantes que se dirigían a la frontera con Estados Unidos.
Su padre había recorrido México con ella en autobús durante 22 días y se regresó a su país después de dejarla en manos de un joven que la iba a ayudar a cruzar el río Bravo y llegar a Texas. “Me dijo que siguiese sola y que me cuidase”, contó la pequeña.
La niña pudo llegar a Estados Unidos. Otra migrante hondureña, Fernanda Solís, de 25 años, dijo que la encontró llorando en un camino de tierra al norte del río Bravo después de la medianoche, mientras un helicóptero sobrevolaba la zona y los agentes fronterizos les hablaban a los migrantes por un altavoz.
En busca de sus papás
Este es el caso de Synder, un niño hondureño de tan solo 9 años que emprendió la ruta migratoria completamente solo.
El menor cruzó la frontera entre México y Texas, Estados Unidos, junto a decenas de inmigrantes. Snyder anda en busca de reunirse con su madre, a quien no ve desde que tenía 6 años.
La periodista hondureña Maity Interiano entrevistó al pequeño Snyder y le preguntó cómo fue que enfrentó, a su tan corta edad, el recorrido migratorio hacia los Estados Unidos. El niño contestó que salió solo hace «dos días» de Honduras «para ver a mi mamá», quien lo dejó en el país cuando él tenía apenas tres años de edad.
Expertos opinan
Para entender mejor el fenómeno migratorio infantil, TIEMPO Digital se comunicó con dos expertos en la materia: el sociólogo hondureño José Luis Herrera y la defensora de derechos humanos Itsmania Platero.
Aunque las entrevistas fueron por separado, ambos coincidieron en algo, y es que, a los niños en Honduras les han robado su infancia, por lo que, de alguna manera, son empujados a huir del país y buscar en Estados Unidos la vida que en Honduras jamás podrán tener.
Honduras «exporta pobreza»
«No hay oportunidades ni programas que se encarguen de generar integración y oportunidades para los niños y la población joven«, comenzó diciendo el sociólogo José Herrera.
Al mismo tiempo, señaló que la violencia, la pobreza y la desintegración familiar son las principales razones de la migración infantil. «Algunos se van con la intención de conseguir trabajo o de reunirse con sus papás en el extranjero», sostuvo.
«La pandemia, el confinamiento y la pérdida de empleos aumentaron la migración infantil y juvenil y, por supuesto, los peligros son ‘infinitos’. Si para un adulto es riesgoso, para un niño, todavía más», agregó.
«Pueden caer en redes de tráfico de personas, de traficantes de órganos, pueden ser abusador sexual o psicológicamente y obligados a trabajar de manera forzada», dijo también José Luis.
Por último, el sociólogo mencionó que la migración es prueba inequívoca de que Honduras «exporta pobreza», y tristemente, son cada vez más niños de escasos recursos los que deciden abandonar su país.
«Les robaron su infancia»
De su lado, Itsmania Platero dio a conocer que la migración infantil no es un fenómeno nuevo, pero sí se está recrudeciendo durante los últimos años. De hecho, mencionó que en 2020, antes de la llegada de los huracanes Eta e Iota, la INTERPOL advirtió sobre la desaparición de 400 niños migrantes en la ruta migratorio. Meses más tarde, aún se desconoce dónde están.
«(…) y desde 2014 para acá, tenemos un remanente de 4,000 niños extraviados de quienes nunca se supo qué pasó. Ahora, la crisis está siendo generada por la deserción escolar«, además de la delincuencia y pobreza, mencionó.
Asimismo, Platero opinó que, dado que en Honduras «la violencia es algo cotidiano y normal», los niños tienden a desarrollar una mentalidad de adulto desde muy temprana edad, razón por la que, en un momento determinado, deciden emigrar.
«Cuando los niños se exponen así, pierden el miedo. Los niños aprenden a convivir con la violencia, entonces, así es como pierden su infancia. El niño que va caminando hacia la frontera, ya perdió su inocencia. A veces se les puede ver caminando a media noche», lamentó Platero.
Cifras: niños deportados en 2021
Según el más reciente informe de del Observatorio Consular y Migratorio de Honduras (CONMIGHO), adscrito a la Cancillería, desde el 1 de enero al 14 de marzo, suman 9 mil 974 los hondureños deportados.
Las autoridades migratorias de Estados Unidos han deportado en el presente año a un total de 1,488 hondureños, incluyendo 13 menores de dad. De su lado, desde México han repatriado a 8,305 connacionales, y del total, 339 eran niños.
Desde países de Centroamérica un total de 174 hondureños han regresado en calidad de deportados durante el periodo en mención.
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