REDACCIÓN. Las organizaciones criminales no solo funcionan delictivamente en nuestro país, en El Salvador, por ejemplo, se conoce que estas pandillas, son dominantes, y en algunos sectores provocan fenómenos que parecen no tan ciertos, pero existen.
Uno de estos se conoce como “Niñeras del Barrio 18”, un nombre inusual pero reconocido por algunos de los ciudadanos salvadoreños.
El siguiente reportaje se basa en la investigación realizada por el proyecto “Niños presos” de la productora del Intercambio, destacando la historia de “Las Niñeras del Barrio 18”.
Puede leer más de ese proyecto: haciendo clic aquí
¿Qué es una niñera del barrio?
Todos reconocemos que es una niñera, son las que brindan asistencia en el cuidado de los niños, ayudando a los padres, ya sea porque estos se encuentren en labores u otras actividades.
En fin, basándonos en esa pequeña definición se reconoce a una niñera, probablemente algunos han tenido una. Pero, que ocurre en El Salvador, ¿Por qué llamadas del barrio 18?
Lea también: Acoso y abuso sexual en menores, una amenaza latente en Honduras
Nos adentraremos hasta la capital de este país, San Salvador, en una de sus comunidades, los reconocidos pandilleros del “Barrio 18”, obligan a diferentes mujeres a cuidar de sus hijos.
Esto ocurre claramente cuando ellos o sus parejas se encuentran en prisión. Para estas mujeres el hecho de negarse implica la muerte directa, por lo que terminan cediendo y se convierten en sus niñeras.
Lo anterior tiene lugar en un contexto, los pandilleros sin ningún previo aviso llegan hasta las viviendas de estas mujeres y las sorprenden. Les entregan a los bebés, y posteriormente un teléfono celular, por medio de este, las niñeras recibirán instrucciones directas.
Sin decir nada, con amenazas y advertencias
Pero, no solo eso. Les brindan advertencias cuando les dejan a los menores, indicándoles que ellas ya “saben de quien es hija”. Deben de cuidar bien al niño o niña, porque con la niñera se van a entender. Agregando que la mantendrán en constante vigilancia.
Sin cuestionamientos, preguntas o quejas, estas mujeres serán las encargadas de cuidar al menor, brindándole lo necesario, criándolo, proveyéndolo todo, y claramente esto, sin recibir nada a cambio, más que seguir viviendo.
Algunas de las niñeras a las cuales son entregadas son pobres, viven en un limbo legal, muchas de ellas no cuentan con ayuda económica, agravando su situación, sumado que algunas ya se encuentran como madres solteras. Sin embargo, aun así, los pandilleros entregan a sus hijos mientras ellos guardan prisión.
A raíz que las “niñeras del barrio 18” no pueden pedir explicaciones o hacer preguntas, los niños son entregados sin papeles, creciendo como un nuevo familiar. Se convierten en parte de ellos, reconociendo a estas mujeres como sus madres.
Entrega del niño
Este fenómeno se vuelve interesante, después de años, el niño comienza a crecer y las niñeras deben enviarlo a una escuela, y he aquí el problema. Con base a que son entregados sin papeles, no pueden brindar una explicación al Estado de quienes son los padres del menor.
Sumado a ello, las amenazas, no pueden decir quien les entregó al niño, o porqué está en su poder. Estos problemas también trascienden cuando tienen que llevar al menor al hospital.
Increíblemente, aunque parezca irreal, las “Niñeras del barrio 18” no pueden tomar decisiones por su cuenta. Si bien es cierto les brindan un nombre a los niños, no pueden por ejemplo cambiarse de residencia sin antes pedirle permiso a la misma pandilla.
Esto quiere decir que, si la niñera se quiere cambiar de hogar, debe de hablar e informar directamente al jefe de la pandilla, de lo contrario esto le generaría repercusiones. Ya que no pueden movilizar al menor sin una autorización previa, pues ellos las mantienen vigiladas.
La pandilla además influye en aspectos básicos de la vida. Por ejemplo: cómo se pueden vestir los jóvenes, a qué escuela se pueden poner a estudiar los hijos, qué música se puede escuchar a alto volumen, hasta qué hora de la noche uno se puede emborrachar, u otro cosas…
¡Deben callar!
Sin denuncias, sin hablar al respecto, el silencio debe predominar en ellas, a raíz de que los mismos pandilleros las tienen en vigilancia. No pueden presentarse con autoridades, las amenazas y advertencias recorren por sus pensamientos, por lo que deciden mantenerlo así.
Como al principio se mencionó, la muerte es segura si no cumplen con los acuerdos, básicamente acuerdos que ellos mismos colocan sin posibilidad de que la niñera diga “NO”. Para ellos es una manera sencilla, si una se niega, la matan y proceden a llevar al niño con otra.
Aunque los crían, no pueden influir en los niños
Es importante mencionar que, pese a que las “niñeras del barrio 18” crían a los niños, no pueden influir en su futuro. Es decir, si el niño quiere jugar con los pandilleros, ellas no le pueden decir que no lo haga, impedirlo o persuadirlo.
Esto, ya que pese a que el niño lo entregaron continúa siendo hijo de un pandillero, por lo que ellas no pueden influir en el tema. Además, si en algún momento estos le piden ver al niño, la niñera debe de obedecer.
Algo que ocurre en diferentes comunidades de El Salvador, pero qué pasa con las autoridades, se conoce acerca de este fenómeno, pero al no estar documentado no hacen nada y no hablan al respecto de ello.
Eso, debido a que como se mencionó anteriormente, no reciben denuncias, las “niñeras del barrio 18” solo pueden callar. Ahora bien, nos trasladamos hasta el momento donde el menor crece, es reconocible que debe ser entregado.
Una vez el pandillero o ambos padres del niño son liberados de prisión o dan la orden, las niñeras deben entregarlo, una parte difícil. Dejando de lado que es el hijo de un miembro de una organización criminal, y que se lo entregaron prácticamente a la fuerza, estas mujeres lo reconocen como parte de su familia.
No obstante, llega el momento y entregan al que por años se consideró su hijo, sin poder alegar nada. Pueda que la historia la vuelvan a repetir con algún otro pandillero, en estas comunidades es algo constante.
¿En Honduras se da?
Al reconocer este fenómeno, todos se cuestiona si en Honduras también ocurre, sin embargo, no es algo de lo cual se habla tan a fondo.
En Honduras, existen diferentes organizaciones criminales, no obstante, no se conoce que alguna de ellas practique el fenómeno de las “niñeras del barrio”. Ya que, generalmente cuando un pandillero es enviado a prisión en la mayoría de ocasiones el menor se queda con su madre.
Ahora bien, si ambos son arrestados, lo que ocurre es que el niño comienza a vivir con algún familiar, principalmente con sus abuelos. En este país, no está reconocido que alguna organización practique este fenómeno, sin embargo, es algo sumamente increíble.
? Suscríbete gratis a más información sobre #COVID19 en nuestro WhatsApp haciendo clic en el enlace: https://bit.ly/tiempodigitalhn