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jueves, noviembre 21, 2024

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Solo tres días antes del fallecimiento del líder evangélico Miguel Montoya por COVID-19, su esposa, la pastora Jackie Montoya, sostuvo una entrevista con una radio local donde abrió su corazón y, entre lágrimas, narró la zozobra que vivía su familia.

«La Voz Evangélica de Honduras» acogió su relato, donde empezó asegurando que, al principio, el pastor estaba bien y nada más aquejaba una tos «normal», que atribuyó a que él padecía de reflujo. De a poco, todo cambió.

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Adoración hasta el final

Ya que el síntoma era leve (y no sabían que era coronavirus) el pastor continuó predicando. Es más, recordó que en uno de los cultos, cantó «y si vivimos para él vivimos, y si morimos para él morimos«.

Cuando acabó una reunión litúrgica, Miguel se acostó y le dio una fiebre, aunque era leve, según recordó su cónyuge.

Empero, el malestar persistía, por lo que ella llamó a su médico, quien le confesó que tenía una infección. «Luego le hicieron la prueba de COVID-19 y salió positiva«, contó la entrevistada.

Prosiguió describiendo que un jueves le dijeron que debía ser internado en el Instituto Nacional Cardiopulmonar («Tórax»). Uno de los médicos anticipó un fatídico desenlace y le advirtió: «no le damos esperanza, tienen que prepararse«.

Una pesadilla: UCI repleta de pacientes graves

Jackie también dio a conocer que, ante el panorama cada vez más preocupante, empezaron a tocar las puertas de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pero estaba lleno y no podían trasladarlo, por lo que quedaron a la espera.

«La UCI estaba llena pero eran horas cruciales. Estábamos esperando a que se abriera un espacio, pero la doctora dijo que no se podía abrir porque él no era un candidato«, reveló entre sollozos.

Seguido, expresó que ella sintió desesperación e impotencia. Bajo esos sentimientos, pensó en llevarlo a una clínica privada e incluso pasó por su cabeza hacer todo lo posible por llamar la atención de los galenos del Tórax.

«Me cambié y dije voy a gritar allá al Tórax y alguien me tiene que escuchar. Voy a parecer loca, voy a llevar pancartas y voy a exigir un cupo; era la misma desesperación», relató.

Jackie dijo que habló con Alba Consuelo Flores, titular de la Secretaría de Salud, y también con otros funcionarios con el propósito de encontrar ayuda; meditó hasta lograr contactar al mandatario Juan Orlando Hernández.

Últimas muestras de amor

Con el tiempo, finalmente lograron que entrara en la UCI y explicó que, entonces, el anhelo pasó a ser que no lo intubaran; aunque, día a día su salud se deterioraba.

A través de personas que podían entrar a la sala especial, ella le enviaba recados, diciéndole que lo amaba y Miguel respondía que «él más». Jackie y sus niños también le mandaban cartas, expresándole el inmensurable amor y cariño que le tenían.

Empero, la mañana de este lunes, el distinguido pastor, que presidía las actividades litúrgicas en el Centro Evangelístico Asambleas de Dios (CEAD), dejó su último aliento en aquel lugar.

Luego de varios homenajes póstumos y las sentidas palabras de decenas de feligreses que le tenían aprecio, cerca de las tres de la tarde se le dio cristiana sepultura a Montoya en el cementerio San Miguel Arcángel.


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