Redacción. El hogar del cartel de la droga más poderoso y sangriento del país es el estado de Sinaloa, México. El dinero que genera ha dejado su huella en las relaciones entre narcos y mujeres jóvenes, y ha alimentado una obsesión local con la cirugía plástica.
La doctora Rafaela Martínez Terrazas tiene una pila de solicitudes de clientes potenciales: mujeres que quieren cirugía plástica. La mayoría de ellas busca hacerse procedimientos asociados con lo que se conoce como «narcoestética».
«Una cintura más pequeña y definida… Caderas más anchas con glúteos más grandes… Y si hablamos de senos, generalmente son grandes», dice Martínez.
A una mujer con esta silueta hiperfeminizada y exagerada se la conoce a menudo en México como la buchona, especialmente si le gustan los artículos llamativos y de diseño y tiene un amante narco.
«Muchas veces vienen con un novio que paga por la cirugía»
«La edad promedio de mis pacientes es de entre 30 y 40 años. Pero con mucha frecuencia vienen mujeres mucho más jóvenes, incluso menores de 18 años», explica la experta.
Las mujeres y las adolescentes pueden venir para una consulta con sus madres o amigas. Otras llegan con un hombre o solas.
«Muchas veces vienen con un novio que paga por la cirugía. Y tengo varios caballeros que me llaman y me dicen: ‘Oiga, doctora, le voy a enviar a una chica para que la opere'».
«Un hombre me llamó y me dijo: ‘Va a llegar fulanita. Me la pela. Y lo hace así como ya sabe que me gusta. No le vaya a hacer caso a ella, que para eso le pagué'», dice Martínez.
«Pues arréglate con ella», le respondí, «porque dentro del quirófano, la paciente toma las decisiones».
Narco envía mujeres a operar
Este hombre le ha enviado unas 30 mujeres a Rafaela Martínez para que las opere. Con un costo de aproximadamente US$6.500 por lipoescultura, los procedimientos no son baratos. Por lo general, el pago se realiza en efectivo.
«Obviamente, en estos casos el dinero proviene del narcotráfico», señala Martínez. «Solía decir: ‘Esto definitivamente no es bueno’. Ahora, no es que haya cambiado de opinión, pero ya no lo pienso tanto antes de operar. Eso es porque la economía aquí en Sinaloa restaurantes, bares, hospitales depende del narcotráfico».
Martínez trata de asesorar a las mujeres cuyas operaciones son pagadas por un amante.
«Yo generalmente le digo a la paciente que está bien lo que dijo fulanito, ‘¿pero tú que quieres?’ Y les explico: ‘tu cuerpo es tuyo, no de él. Al rato ya no va a ser tu novio, pero tu cuerpo va a seguir siendo tuyo, toda tu vida. Entonces tú tienes que elegir lo que quieres'».
En su consultorio, la doctora ve la evidencia de vínculos semicontractuales, por lo general temporales, entre hombres y mujeres. Se trata de relaciones personales en Sinaloa moldeadas -algunos dirían deformadas- por el narcotráfico.
«Los hombres compiten entre sí por las mujeres»
«Para un narco es muy importante tener una mujer hermosa a su lado… Es como el prototipo de todo narco», dice Pedro (no es su nombre real).
Pedro es un hombre de constitución poderosa de unos 30 años que no quiere ser identificado. Se describe a sí mismo como entrenador personal y se mueve en los círculos del narcotráfico en Sinaloa.
«Los hombres compiten entre sí por las mujeres. Tu esposa es alguien que estará en casa cuidando a tus hijos. Las otras mujeres que tienes son más como trofeos».
FUENTE: BBC, GETTY IMAGES
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