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viernes, noviembre 22, 2024

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HONDURAS. Luego de casi cinco años desde un atentado criminal, Wendy Montiño murió a consecuencia de un paro respiratorio, y a pesar que fue trasladada de emergencia a un hospital, los médicos no pudieron hacer nada para salvarla.

Una joven alegre, felizmente casada, que en horas de la noche del pasado 21 de abril de 2016, cuando se trasladaba en su vehículo en una de las calles de San Pedro Sula, sufrió un intento de asalto, en el que una bala en medio de dos vértebras estuvo a punto de apagar su vida.

«Recuerdo que iba en mi carro y unos tipos me dijeron que me detuviera. Ahora puedo decir que milagrosamente no me dieron más balazos me hice la muerta para que no me mataran», recordó Wendy durante una entrevista junto a su esposo con TIEMPO Digital el 3 de agosto de 2016.

«¡Hey, vos! ¿Qué pedo? ¡Está muerta!», dijeron los maleantes que intentaron quitarle su automóvil, entonces, «quizá se asustaron y se fueron corriendo». Wendy llamó a su esposo, Bryan Jacobo Duarte, quien creyó que la situación no era tan grave, pues las palabras de su amada no fueron de preocupación.

A Wendy la trasladaron a un centro asistencial. Bryan llegó con su cuñado y ahí les dijeron que ella no podía mover sus extremidades. El semblante del esposo cambió, pues no se esperaba un diagnóstico tan desalentador. Los médicos dijeron que no iba a caminar de nuevo.

Para ese entonces, Wendy tenía 14 semanas de embarazo y el bebé que llevaba en su vientre era su fortaleza. Sin embargo, los médicos le dieron una noticia que destrozó su corazón: su hijo, a quien nombrarían como a su padre, murió.

«Sin duda fue para nosotros muy triste la noticia. El bebé era una ilusión y alguien muy deseado. Antes de eso siempre pensamos tener tres hijos, dos propios y adoptar uno de alguna casa hogar para darle una oportunidad mejor», puntualizó.

«Wendy fue un milagro»

Bryan le juró amor eterno a Wendy.
Bryan le juró amor eterno a Wendy.

Aún así, luchó por su vida en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y contra todo pronóstico, logró sobrevivir. De inmediato, con muchísima energía y su sonrisa que nunca faltaba, inició su proceso de terapias y así pudo recuperar su movilidad, aunque de forma parcial.

El esposo de Wendy comentó que los médicos «estaban confundidos y dicen que es un milagro. Al principio dijeron que no iba a mover los brazos, ni los hombros, tampoco el cuello y que iba a respirar a través de un ventilador mecánico, pero por fortuna se equivocaron en cuanto a eso«.

Y, sí, a pesar que no pudo volver a caminar, Wendy se convirtió en un ejemplo de sacrificio, esfuerzo y una inspiración en toda Honduras. Cientos de ciudadanos realizaron campañas para ayudarla, como, por ejemplo, un zumbathón denominado«Vamo’ a movernos», el cual se llevó a cabo en Expocentro, entre las 2:00 y 6:00 de la tarde, cuyo valor de la entrada fue de L150.

Wendy Motiño y amistades.
Wendy Motiño y amistades.

Por otro lado, familiares y amigos crearon una campaña de ayuda en  www.gofundme.com/ayudemosawendy y muchísimas personas realizaron donaciones, además, hacían varias noches benéficas, con las que reunían entre L6,000 y L8,000 cada vez.

Cuando Wendy fue dada de alta del hospital, su esposo solicitó licencia en su trabajo para poder acompañarla y atenderla en todo momento.

Aún impune

Pasados ya más de cuatro años, y pesar que Wendy se fue físicamente de este mundo, los delincuentes que casi acabaron con su vida nunca fueron capturados. La catedrática murió sin que se hiciera justicia por su caso, no obstante, su esposo «perdonó» a los sujetos que la hirieron.


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