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jueves, noviembre 21, 2024

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. El distinguido pastor Miguel Montoya, quien presidía las actividades litúrgicas en el Centro Evangelístico Asambleas de Dios (CEAD), falleció la mañana de este lunes a causa de la COVID-19.

Él dejó su último aliento en el Instituto Nacional Cardiopulmonar («Tórax»), donde permaneció por más de 15 días interno debido a las complicaciones de la enfermedad.

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Deterioro con un toque de falsa esperanza

Nora Maradiaga, directora de ese centro asistencial, externó un relato de al atención que recibió el líder eclesiástico. De manera inicial, indicó que él estuvo unos ocho días en la Unidad de COVID-19 número cinco.

Empero, acotó que su evolución se tornó tórpida; tenía algunos síntomas de mejoría pero rápidamente volvía a recaer. En virtud de ello, se le trasladó al área donde los médicos asisten a los enfermos con un sistema de alto flujo de oxígeno.

No obstante, la condición de Montoya se volvió aun más crítica y, solo un día después, urgió moverlo hacia la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde estuvo otros ocho días y se registró su deceso en las últimas horas.

Días atrás, uno de los sus hijos compartió una publicación en redes sociales donde decía que había mejorías en la salud de su progenitor; sin embargo, Maradiaga apuntó que eso se trató de un mal entendido.

«Yo hablé con los fieles de su iglesia y les dije que, por favor, dejaran de recibir información de diferentes lados; eso porque si la persona no es un médico, no entiende algunos términos, y el joven comprendió mal», expresó.

Es más, comentó que en su momento trascendió que él ya podía comer, cuando en realidad ni siquiera podía beber agua. «El paciente siempre estuvo bastante delicado«, acotó la galena.

En virtud de lo ocurrido, la autoridad del Tórax hizo hincapié en que el coronavirus permanece en el alrededor de la población y «está feliz» ya que la población está bajando la guardia.

Legado

El pastor Alberto Solórzano habló la mañana de este lunes ante un canal de televisión local y lamentó el deceso de Montoya, a quien catalogó como un compañero y amigo de muchos años.

«Era un gran hombre con un trabajo excepcional. Nosotros siempre aceptamos los designios del señor; no los entendemos del todo pero toca aceptarlos», expresó el líder religioso.

Solórzano remembró que ambos compartieron momentos en la Asociación de Pastores de Tegucigalpa; asimismo, apuntó que los feligreses lo recordarán como una persona entregada, jovial y entusiasmada, que siempre cantaba, predicaba y estaba presto para servir a la gente.

Su círculo más cercano también se infectó

Es oportuno precisar que la esposa del difunto pastor también estuvo con COVID-19, así como su hija e incluso la niñera de la casa. No obstante, ellas superaron el padecimiento y solo él entró en una etapa crítica que llevó a su muerte.

Desde hace varios días, personas afines al CEAD realizaron intensas cadenas de oración por la salud del pastor, quien también era un cantautor de música cristiana.


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