Redacción. Pese a que faltan a penar días para que Washington derogue el Título 42, miles de migrantes procedentes de Latinoamérica siguen llegando a la frontera sur de Estados Unidos (EEUU) con México, con la esperanza de solicitar asilo en la nación norteamericana.
El Título 42 es un párrafo de 128 palabras que permite a las autoridades de Estados Unidos devolver a los migrantes a México sin presentar sus casos migratorios. Lo anterior se lleva a cabo en base a argumentos de prevención sanitaria relacionados con la pandemia del COVID.
La administración del presidente Joe Biden tenía previsto retirar la medida desde el pasado mes de mayo. Sin embargo, la orden la bloqueó de manera temporal un juez federal.
De acuerdo a información de La Voz de América, solo en la ciudad de Reynosa en México llegan diariamente unos 750 migrantes. Asimismo, Héctor Silva, director de albergues indicó que la semana pasada de estaban asistiendo a 14 mil familias y a unas 7 mil personas solas.
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Expira el próximo 21 de diciembre
El Título 42 debería de expirar el próximo 21 de diciembre. Muchos son los migrantes que aún guardan la esperanza por ese día y a la vez se vuelve un reto para el Gobierno del presidente Biden.
El hondureño Marcos Díaz dijo a la Voz de América que, «nos alienta a nosotros, la verdad nos alegra porque queremos cruzar al otro lado a trabajar». El catracho ya lleva varios días de espera, al lado de un mexicano que viaja con su familia.
Asimismo, Díaz comentó que como muchos otros migrantes, entre ellos niños, ancianos y discapacitados, duermen en tiendas de campaña. Cuando la lluvia azota les toca mojarse y las bajas temperaturas impactan en sus cuerpos.
«Ha llovido bastante. Hubo una noche que llovió, nos mojamos bastante, igual aguantamos mucho frío», aseguró.
El mismo panorama de los migrantes es repetitivo en la zona de Tijuana hasta Matamoros, los albergues están colapsados, los migrantes viven en las calles, no hay baños, techos ni alimentos.
Unos deciden entregarse
En la zona de El Paso, en Texas, miles de personas han determinado entregarse a las patrullas fronterizas. Su finalidad es poder pedir asilo político en Estados Unidos.
«Gracias a Dios nos ayudaron y llegamos a nuestro destino», dijo con un niño en brazos el migrante dominicano Joel Mota, a su llegada a la ciudad fronteriza de Juárez.
La mayor parte de migrantes que se entrega a la patrulla, después de que cruzan el Río Bravo, pasan horas en los albergues y allí les dan alimentos.
«Aquí a nadie se le va a obligar a permanecer», dijo Ana Rodela coordinadora general del Centro Integrador para el migrante Leona Vicario. A la vez explicó que ellos apoyan a los migrantes con alimentos, sitios para descansar, les informan sobre las normas y acerca de los servicios que el gobierno de México les ofrece.
Fuente: La Voz de América
