Hace dos años, Honduras registró la mayor cantidad de migrantes huyendo de su territorio nacional rumbo a Estados Unidos, con el objetivo de encontrar mejores oportunidades y condiciones para vivir, impulsados por la pobreza, la violencia y la corrupción, que durante la última década, han arreciado en este país centroamericano.
Salieron de Honduras con la ambición de alcanzar el «sueño americano», que más bien se convirtió en una pesadilla gracias a la indiferencia de las autoridades hondureñas, quienes los dejaron a su suerte, a merced de que los países extranjeros hicieran con ellos cuanto quisieran. Y, ahora, con la llegada del Covid-19, el panorama es todavía peor.
El inicio
El éxodo inició todo fue conformado por unos 1,000 hondureños que salieron a pie desde San Pedro Sula el pasado 13 de octubre de 2018. A medida que avanzaban por los diferentes departamentos de la nación, más y más personas se unían. Al transitar Guatemala y llegar a México ya no solo eran catrachos, sino más bien unos 3,000 migrantes de diferentes países de Centroamérica.
El 16 de octubre la caravana entró a Guatemala. Ese día, el defensor de derechos humanos Bartolo Fuentes fue detenido por supuestamente ingresar ilegalmente a ese país. Lo enviaron de regreso a Honduras, en donde lo señalaron como la persona que organizó la caravana.
Entre tanto, la capacidad de los albergues en Guatemala fue insuficiente. Tanto así que, la Casa del Migrante de Tecún Umán, Guatemala, registró un aproximado de 5,000 personas en sus instalaciones
Los días pasaban, y el 19 de ese mismo mes, el Gobierno de México informó que los migrantes solo podrían cruzar la frontera su tenían visa vigente. Entre tanto, el 20 de octubre, los gobernantes de Guatemala y Honduras, Jimmy Morales y Juan Orlando Hernández, juraron que 2,000 centroamericanos que iban en caravana habían decidido regresar a sus países de origen.
Cuando los migrantes entraron a México, algunos de manera regular y otros no, ya sumaban entre 7,000 y 8,000 individuos. No obstante, para el 22 de octubre, dos hondureños de la caravana murieron luego de caer de un carro que les había brindado apoyo para trasportarse, y además, para esa fecha, el número de deportados superaba las 3,400 personas.
Segunda caravana
En paralelo, una segunda caravana salió desde Honduras el 21 de octubre, la cual llegó el día 28 de ese mismo mes al puente fronterizo de Guatemala y México. Sin embargo, cuando los migrantes intentaron cruzar forzosamente, agentes de la Policía Federal de México les lanzaron gas lacrimógeno y balas de salva. Hubo varios lesionados y un muerto.
Los centroamericanos ingresaron al día siguiente, 29 de octubre, de todos modos, y esta vez, eran unos 2,000 en total, según números de los albergues. Siguieron la misma ruta migratoria de la primera caravana.
Para esta fecha, el ahora ex gobernante mexicano Enrique Peña Nieto, anunció la aprobación de «Estás en tu casa», un plan de apoyo a migrantes, bajo el cual podrían obtener trabajo temporal, educación y asistencia médica, con la condición que iniciaran un trámite de refugio y se mantuvieran en Oaxaca y Chiapas.
Varios migrantes se acogieron bajo esa política. Otros, simplemente solicitaron asilo en EE.UU. y a la fecha, todavía siguen esperándolo, a la vez más indocumentados se unen a la larga «fila» de espera.
Alden Rivera abandona a los migrantes
Antes de huir de Honduras, sabían que el camino sería difícil, pero jamás se imaginaron que iban a ser alcanzados por un virus medianamente mortal, pero sí muy contagioso, que pondría en riesgo su salud.
Y como si esto fuese poca cosa, el diplomático hondureño más cercano a ellos, el ahora exembajador Alden Rivera, tiró la toalla justo cuando la pandemia comenzaba en México.
Alden Rivera, embajador de Honduras ante los Estados Unidos Mexicanos desde enero de 2016 hasta marzo de 2020, renunció a su puesto sin pena ni gloria, pues el cargo le quedó grande.
Prácticamente no hizo nada más que desmotivar, desalentar y abandonar descaradamente a sus compatriotas indocumentados, con la intención de afectarlos emocionalmente para que desistieran de continuar y decidieran regresar a Honduras, sobretodo mientras ocurrían los eventos antes descritos.
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Alden Rivera fue duramente cuestionado durante toda su gestión como embajador. Varias veces se mostró indiferente ante la violación de derechos de los hondureños que transitan México con la intención de llegar a EE.UU.
Aunque Rivera dijo estar «interesado» por el fenómeno migratorio, su gestión para los hondureños en México evidenció que no era así. No en una ni en dos ocasiones, los compatriotas denunciaron que, durante su tiempo de embajador, estuvieron en completo abandono. Nadie les ayudaba.
Renuncia de Alden
Al tiempo que el Covid-19 se propagaba alrededor de mundo y amenazaba con ingresar a México, Alden Rivera puso su renuncia ante al Cancillería a inicios de febrero, para luego refugiarse en el sector privado de Honduras como subdirector de Operaciones de la Asociación Hondureña de Maquiladores (AHM).
El primer caso de Covid-19 en México se registró el 27 de febrero de 2020. Con mucha velocidad se extendió a varias zonas del país, mayormente en las centro norte y centro sur, en donde permanecen hacinados los migrantes que esperan asilo en EE.UU.
Los contagios de Covid-19 en albergues comenzaron a resonar, pero no fue hasta el 20 de abril que las autoridades de ese país se atrevieron a confirmar 16 casos en Tamaulipas: seis migrantes eran hondureños. Para ese entonces, Alden ya estaba de regreso en Honduras, sustituido interinamente por Raúl Matomoros, de quien tampoco se supo nada.
Migrantes deportados durante la pandemia
Durante todo 2019 el número de migrantes deportados aumentó de forma exponencial en Honduras, debido al éxodo ocurrido a finales del 2018. Desde entonces, las autoridades de México y EE.UU. no dan tregua, y continúan retornando indocumentados pese a la pandemia en expansión.
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De acuerdo al más reciente informe del Observatorio Consular y Migratorio, (CONMIGHO), desde el 1 de enero al 22 de junio, ya son 23,004 connacionales deportados desde México, Estados Unidos y otros países del continente.
Más detalladamente, entre los más de 23.000 retornados figuran 2.445 menores de edad: 810 que llegaron desde EE.UU., 1.539 de México y 96 procedentes de demás países centroamericanos.
Deportados durante la pandemia
Por otro lado, se debe señalar que durante los meses de la crisis sanitaria en el país, marzo, abril, mayo y junio, a Honduras han llegado 8.973 deportados.
Médicos Sin Fronteras pide a EEUU y México parar deportaciones
Cabe señalar que días atrás, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), solicitó al Gobierno de EE.UU. y México la suspensión de las deportaciones, con el propósito de evitar un agravamiento en la crisis sanitaria por COVID-19 en América.
Según denunció el coordinador de Médicos Sin Fronteras, Marc Bosch, a pesar de ese riesgo de contagio masivo, Estados Unidos continúa apuntando en su agenda la gestión de vuelos para deportar a migrantes.
El argumento de MSF es que, si México y Estados Unidos insisten en continuar deteniendo y deportando a personas, estarían facilitando la propagación del Covid-19 entre migrantes y luego transportar la infección hacia sus países de origen.
Y en efecto, a Honduras llegaron en avión cinco compatriotas contagiados, procedentes de México, así lo confirmó la vicecanciller Nelly Jerez a TIEMPO Digital. La funcionara señaló que esto es algo que «Puede pasar», pese a que «Todo migrante, ya sea que venga de EE.UU. o México, en el caso que sea por vía aérea, se les solicita a las autoridades de ambos países que vengan (los migrantes) con certificados médicos. Significa que no van a mandar a alguien con síntomas de Covid-19»
MSF no esconde realidad de migrantes en tiempos de Covid-19
Según revela MSF a través de su portal de noticias, ahora, con la llegada del Covid-19, la espera de los migrantes para saber si les darán asilo o no está prolongándose cada vez más. Y como si no fuese suficiente, están expuestos al contagio de dicha enfermedad, debido a las deplorables condiciones en las que permanecen refugiados en diferentes albergues.
MSF ha sido testigo que en los albergues de México, los indocumentados permanecen hacinados con prácticamente ninguna medida de bioseguridad. Ni siquiera tienen agua potable, jabón, gel, desinfectantes y mucho menos mascarillas.
En ese sentido, MSF organiza brigadas médicas para detectar casos de Covid-19 entre dicha población vulnerable. Además, instala lavamos y abastecer de cloro, materiales de limpieza y equipos de protección.
Entonces, para nadie deben ser desconocidas las pésimas condiciones que están enfrentando cientos de compatriotas en México. Eso explicaría por qué, desde ese país, llegaron a Honduras varios contagiados.
No obstante, cuando se le consultó a Jerez quién está dándoles asistencia y velando por la seguridad de esos connacionales, la vicecanciller se limitó a decir «Los hondureños están en estaciones migratorias, en donde tienen área para dormir y comer. Pero es poco el lapso que permanecen ahí, porque la Cancillería trabaja en conjunto con México para que regresen de una manera más expedita».
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