HONDURAS. Los traficantes de personas, más conocidos como «coyotes», se agencian millones de dólares cada año por facilitar la entrada ilegal de personas por la frontera de Estados Unidos, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Un informe provisto por ese organismo en 2010 cifró las utilidades de estos grupos en unos 6,600 millones de dólares; el dato, para 2018, cayó, pero permanece en unos significativos 4,200 millones de la moneda estadounidense.
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Estructuras organizadas
El hondureño Juan Macías (nombre cambiado) reunió un total de siete mil dólares mediante préstamos de distintos familiares. Una vez tuvo en sus manos el monto, lo entregó a una de las redes de traficantes, que usualmente están controladas por el narcotráfico.
«Les llaman guías y trabajan a través de organizaciones; ya luego en la frontera están los cárteles», manifestó el hombre, que tiene 35 años, en una conversación con AFP.
Su vivencia la compartió mientras permanece refugiado en Ciudad Juárez, México, donde llegó tras ser expulsado del país de las barras y las estrellas.
Frustrado su «sueño americano«, está a la espera de renovarlo con algún beneficio migratorio que pueda otorgar Joe Biden, nuevo presidente de Estados Unidos. De lo contrario, buscaría nuevamente cruzar por su propio medio.
Sobre su primera vez, recordó que tuvo que tratar con ocho «polleros (coyotes)» en una travesía que vivió junto a una treintena de migrantes.
«Uno se identificaba con el código cuando llegaba al lugar. Decía ‘yo soy fulano de tal y este es el código’ (…) ellos no dicen nada, solo síganme», contó.
Óscar Hernández, investigador del Colegio de la Frontera Norte en México, señaló que los traficantes «encontraron una coyuntura en el discurso de Biden», por lo que ahora jalan a más personas.
Flujo «imparable» de «mercancía»
La ONU también expone que, durante el tortuoso trayecto, los migrantes «se convierten en mercancías». Incluso resaltan que los coyotes llegan al punto de marcarlos con pulseras que llevan sus nombres e inscripciones como «entregas» o «llegadas».
Una hondureña, quien no quiso compartir su nombre, historió que a ella y su hija les colocaron una pulsera morada. Antes de entregarse a oficiales estadounidenses, tenían que tirarlas, según las instrucciones que recibieron.
«Te las ponen antes de llegar al río, y luego de pasar, tienes que sacártela», comentó la mujer, desde un albergue de Ciudad Juárez. Ella fue expulsada el 12 de abril con otras 156 madres y sus hijos.
Javier Urbano, experto de la Universidad Iberoamericana, califica la situación como un negocio. «Como tal, funciona por oferta y demanda (…) si el Estado presiona en la guerra antidrogas, los narcos buscarán la diversificación«, explicó.
Por lo que, los traficantes seguirán sumando millones de dólares y, si identifican que están expuestos, modificarán la metodología, pero no van a desistir.
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