CORTÉS, HONDURAS. Raptos, homicidios y hasta numerosas masacres. Durante los últimos dos años se registra un incremento de crímenes, a lo largo y ancho del territorio nacional, que tienen un común denominador: testigos identifican a los hechores como sujetos que vestían indumentario policial.
En numerosas ocasiones la Policía Nacional (PN) ha detenido a miembros de estructuras criminales que mantenían bajo su poder indumentaria de fuerzas de seguridad falsa. De modo que, se comprueba que los criminales hacen uso de uniformes falsos para pasar desapercibidos y cometer sus fechorías.
Y es que, cada vez estos casos ocurren con mayor frecuencia, tanto antes de la crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus como durante la misma.
A algunos más longevos, les hace recordar cuando en la década de los 80’s estaban activos los «escuadrones de la muerte». Aunque, hay otros que consideran que dichas organizaciones todavía están vigentes.
Por ejemplo, el criminólogo Nery Ordoñez dijo en una entrevista, que, «La interpretación es que se reactivaron los escuadrones de la muerte como en el pasado, porque esas personas comenten crímenes con uniformes policiales, y con armas de grueso calibre. Otra interpretación es que los escuadrones de la muerte son parte del ente policial».
De su lado, Miguel Briceño, uno de los coordinadores de la Marcha de las Antorchas en Honduras, consideró en 2018, que, «los escuadrones de la muerte nunca se desactivaron. Estos se vienen dando desde hace mucho tiempo».
No obstante, en distintas oportunidades, las fuerzas de seguridad del Estado han desmentido dichas hipótesis.
A continuación, se presentarán varios de las sucesos más sonados de los últimos 24 meses, los cuales fueron perpetrados por sujetos que vestían como agentes de la ley.
2018
En orden cronológico, tal vez siendo el primero de los que más se recuerda, ocurrió en agosto del 2018, cuando en una gasolinera ubicada en la col. Satélite, sujetos que vestían como de la ATIC mataron a Daniel Rodríguez, supuesto líder de «Los Olanchanos», y a su guardaespaldas.
En ese ocasión, Jorge Galindo, portavoz de la ATIC, dijo que los malhechores no eran agentes, sino que «están utilizando indumentaria falsificada de la ATIC, como otros que andan indumentaria policial y militar».
Días después, a finales del mes, circuló un vídeo donde se aprecian a supuestos miembros de la ATIC requiriendo a dos jóvenes estudiantes del Instituto Técnico Honduras (ITH), que un día después aparecieron maniatados y ejecutados en el sector de la Montañita, ciudad capital, al oriente del país.
Las victimas responden a los nombres de Mario Henrique Suarez Gómez, de 19 años de edad y Gerson Daniel Meza Medina, de 18 años de edad.
Ese mismo año, pero en septiembre, alumnos del Instituto 1 de Mayo, ubicado en la colonia Fesitranh, San Pedro Sula, denunciaron que hombres que usaban uniforme de la ATIC llegaron a dicho colegio a buscar y preguntar, con nombre y apellido, en dónde estaban cinco estudiantes.
No mencionaron cuántas personas eran, pero sí que se transportaban en seis vehículos pick-up marca Mitsubishi, color gris y sin placas. Los alumnos expresaron también que portaban un documento como si fuese una orden de la ATIC.
2019
Posteriormente, en mayo de 2019, una masacre ocurrida en La Esperanza, Intibucá, que dejó como saldo cinco personas fallecidas, fue ejecutada por 15 «falsos militares» que montaron un «falso operativo».
Un carro pick-up, en el que supuestamente se movilizaban varios de los individuos, fue hallado calcinado a poco metros del sitio de la masacre. En esa oportunidad, FUSINA negó cualquier vinculación.
El informe de la DPI señalaba que los hechores iban en tres pick-up diferentes. Entraron a la casa, buscaron a su víctimas, las llevaron a todas hacia la sala, las pusieron boca abajo y luego las ultimaron.
Tan solo dos meses después, en agosto, la populosa colonia Jardines del Valle, también en SPS, fue escenario de una nueva masacre en la que murió el cantante Ángel Sabillón, mejor conocido como «Quinta Estrella», junto a Alexis Amaya y Omar Alexander García.
Este crimen también lo protagonizaron hombres vestidos como oficiales de la Policía Nacional, según testimonios de guardias de seguridad.
2020
El presente año ha sido marcado por la pandemia del Covid-19. La gente debe quedarse en casa para no contagiarse, pero ni siquiera así se evita que las masacres continúen ocurriendo en Honduras.
El 15 de marzo, cuando recién entró el virus al país, un crimen múltiple se suscitó en Altos de la San Francisco, Tegucigalpa. Las víctimas fueron cuatro, y según testimonios de familiares, los autores materiales llegaron vestidos con indumentaria militar.
Más tardes, en mayo, tres jóvenes murieron asesinados en la colonia Jardines, del municipio de Choloma.
Los tres jóvenes estaban juntos adentro de una misma casa, en el hogar de Carlos Daniel, cuando de pronto, según las investigaciones, sujetos armados que vestían uniformes como de la Policía, llegaron al lugar y dispararon contra los muchachos.
Luego, en julio, un total de cuatro persona murieron y dos más resultaron heridas tras una balacera que se registró en la colonia Pueblo Nuevo de Comayagüela.
Según la versión preliminar, un grupo de desconocidos, vestidos con indumentaria policial falsa, llegó al sector. Seguido, dispararon a quemarropa contra las seis personas; de inmediato huyeron en un vehículo, cuyos datos aún no se especificaron.
Raptos
Al siguiente mes, en Chamelecón, SPS, los jóvenes Óscar Daniel Vásquez y Ángel Gabriel Muñóz, quienes vivían en la colonia Eben-ezer, se encontraban juntos en el hogar de los papás de Ángel cuando llegaron supuestos policías a bordo de una patrulla y se los llevaron a ambos.
Según la denuncia, los agentes tomaron a la fuerza a los jóvenes, a pesar de que uno de ellos se encontaba semi-desnudo, pues acababa de salir del baño, y luego los subieron a la parte trasera de la unidad policial.
Y un hecho similiar al anterior ocurrió en Triunfo de la Cruz, con el rapto de cuatro líderes garífunas llamados Milton Joel Martínez Alvarez; Suami Aparicio Mejía García; Gerardo Misael Trochez Calix; y Albert Snaider Centeno Thomas, presidente patronal.
Según denuncias de vecinos, sujetos vestidos como agentes de la DPI llegaron a la comunidad e ingresaron a varias casas y las «inspeccionaron», revolviendo algunos cajones y otros sitios donde se suelen guardar pertenencias, como si buscaran algún objeto. Al mismo tiempo, fueron identificando a cada una de las personas anteriormente mencionadas, para llevárselas.
La segunda parte de esta serie se presentará mañana.
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