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jueves, noviembre 21, 2024

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Tegucigalpa, Honduras. Los conflictos, peleas de territorio y hasta muertes por el poder provocadas por las maras y pandillas se han intensificado en los últimos días en unos 30 barrios y colonias de la capital, Tegucigalpa.

Pese a que las autoridades de Seguridad aseguran que hay una lucha frontal en contra de estas estructuras, la criminalidad se sigue percibiendo en la capital hondureña. De acuerdo con la Dirección Policial Anti Maras y Pandillas Contra el Crimen Organizado (DIPAMPCO), se han logrado identificar los sectores que presentan más incidencia de violencia ocasionada por estos grupos criminales.

Gráfico maras y pandillas
Detalle de colonias con presencia de maras y pandillas en la capital. Fuente: DIPAMPCO.

Una fuente de la DIPAMPCO consultada por Diario Tiempo detalló que algunas colonias están interconectadas con otras. De esta forma, los grupos criminales coordinan y generan múltiples acciones ilícitas y delincuenciales con mayor facilidad. Por tal razón, se ha aumentado la presencia policial.

Por el momento, los entes de seguridad no tienen un número exacto de cuántas personas integran estructuras criminales en la capital. Sin embargo, «preocupa de gran manera el reclutamiento por persuasión, porque los miembros de maras y pandillas están tratando de persuadir a jovencitos para que se integren, también la coacción para que formen parte o el reclutamiento forzado (obligados)», reveló el experto de la DIPAMPCO.

Dipampco Honduras
La DIPAMPCO nace en agosto del 2022 y es la rama policial encargada de la investigación de maras y pandillas.

Lea además: Estudiantes hondureños en la mira por reclutamiento de maras y pandillas 

Mutación 

Por su parte, Carlos Sierra, experto en seguridad, destacó a Diario Tiempo que las maras y pandillas nacieron desde la desigualdad, pobreza y falta de oportunidades. Sin embargo, el juego callejero mutó y llevó al camino de la criminalidad, debido a que «los diferentes gobiernos y el Estado en su conjunto no han podido mejorar las condiciones sociales, cobertura educativa, prevención», acotó.

De la misma manera, Sierra destacó que la violencia ejercida por estos grupos es una forma de reflejar poder, control y autoridad. Y también coincidió que se están reclutando de manera obligada a menores de edad (niños entre 12-14 años) para ser parte de estas estructuras. Además, dio a conocer que este es un fenómeno reciente.

«A ellos (los niños) los ponen de banderas, comunicadores, en vigilancia, pero también desarrollan actividad criminal, pero en la mayoría de los casos son secuestrados», agregó.

Carlos Sierra
Carlos Sierra, experto en seguridad: «Se están reclutando de manera obligada a menores de edad, niños entre 12-14 años, para ser parte de estas estructuras».

Peleas de territorio

Una de las prácticas frecuentes de parte de estos grupos delincuenciales son «las peleas de territorio», por la venta y distribución de droga. De acuerdo a la fuente, «han surgido bandas criminales nuevas y son a raíz de la deserción de criminales tradicionales», es decir, miembros que salen de la Pandilla 18 y de la Mara MS-13 para conformar su propia estructura.

En ese sentido, el experto comentó que «en este caso, ellos en automático se convierten en rivales. Entonces, se ha logrado identificar que las disputas territoriales no solo son entre la 18 y la MS-13″.

Maras y pandillas
Las maras y pandillas son un fenómeno con relevancia en Honduras desde los años 90s.

También, ejemplificó que hace unos años surgió «El Combo que no se Deja», banda criminal que tenía conflictos de territorio con los otros grupos. No obstante, con el trabajo policial se desarticuló por completo.

Entre tanto, Carlos Sierra destacó que la violencia de parte de estas estructuras se refleja precisamente en los pleitos de territorio, donde el peor escenario es la muerte. «Se ve en los enjusticiamientos, muertes por encargo o cuando se enfrentan con los otros», sostuvo.

Control 

Por otro lado, la fuente reveló que no existe ninguna colonia controlada al 100 % por maras o pandillas. «Hay presencia de grupos, pero ningún criminal en la capital o en otras ciudades tiene control territorial como para decir que va a privar el ingreso a la ciudadanía», agregó

Sin embargo, sí destacó que hay zonas en las que se deben tomar las medidas de prevención necesarias, ya que la incidencia delincuencial es más alta. Aquí entran los delitos comunes como el asalto a mano armada y robo. Por ello, la Policía necesita de recursos legales, para poder «sanear» los sectores.

Carlos Sierra explicó que hay zonas donde los mareros y pandilleros controlan de diferente forma, es decir, «vigilando, imponiendo toques de queda, normativas o «reglas» que deben obedecer los ciudadanos que viven en ese lugar», agregó.

Las reglas

Las estructuras criminales continúan reclutando personas para realizar actos delincuenciales y dentro de la organización tienen algunas «reglas» internas que deben cumplir y, según la fuente consultada, entre las más conocidas están:

  • Quien entra a la mara o pandilla no sale, solo muerto. Es decir, que no permiten que nadie se retire.
  • Se autodenominan «familia».
  • Respeto a los rangos dentro de la estructura (jerarquía). Los rangos menores no pueden ejercer ni tomar decisiones «exclusivas» de sus cabecillas o sin autorización.
Maras y pandillas Honduras
En la actualidad, varios cabecillas, líderes e integrantes de maras y pandillas guardan prisión en los centros penales de máxima seguridad de Honduras.

Consecuencias

Un caso reciente y de impacto es la desaparición y posterior localización de los cuerpos de 5 jóvenes capitalinos. A ellos se les perdió la pista tras iniciar con una mudanza el pasado domingo 23 de junio y sus cadáveres se localizaron sin vida el viernes 28 en el sector de Carranales, zona montañosa que conecta a Tatumbla con Tegucigalpa.

Las investigaciones en este caso señalan que Roger Alberto Coleman y su pareja Anny Rachel Villatoro, se mudarían de la Residencial Honduras a Miradores de Oriente. Para ello les ayudaban Alejandro Enrique Aceituno, Kenneth Cruz, Elvin Josías Izaguirre.

Rostros de los jóvenes muertos a manos de presuntos pandilleros.

Los familiares reportaron su desaparición y las autoridades comenzaron con las indagaciones pertinentes. El lunes 24 se le dio captura a cinco miembros de la Pandilla 18, en poder de droga. Luego se descubrió que podrían tener vínculo con el caso.

Los pandilleros en el caso

La principal hipótesis revelada por el ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, es que la casa que iba a rentar la pareja era de interés de la Pandilla 18. De hecho, el dueño del inmueble es víctima de desplazamiento forzado de parte de esta estructura, pero no dijo nada.

Tras la búsqueda, los cuerpos de seguridad del Estado, en conjunto con el Ministerio Público (MP), levantaron los cadáveres de una zona alejada, realizaron el proceso de ley y se comenzó con el proceso judicial.

Al igual que estos cinco jóvenes, miles de hondureños son o han sido víctimas de las maras en la capital. La problemática que aqueja a los ciudadanos hace años y que requiere de esfuerzos estratégicos para frenar las consecuencias que deja.

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