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viernes, noviembre 22, 2024

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EL PARAÍSO, HONDURAS. Las protagonistas de esta admirable historia son Darling Mayorga Pérez y Lesbia Sánchez Montoya, las maestras hondureñas que a diario se enfrentan al riesgo de cruzar el caudaloso Río Grande de la comunidad de Texiguat.

De esta manera, las docentes logran llegar hasta varias comunidades aledañas en el municipio de El Paraíso, para impartir clases a sus alumnos, que pese a la pandemia, no han dejado de recibir el pan del saber.

En medio de la crisis sanitaria por la COVID-19, ambas recorren más de 2.5 kilómetros a pie, desde su comunidad hasta el caserío de Agua Blanca, donde se ubica la escuela «Ramón Ortega», ahí sus estudiantes las esperan para poder recibir clases.

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Se exponen al peligro

Son más de 20 metros de anchura las que abarca el Río Grande y 10 minutos los que tardan Darling Lesbia para cruzarlo, y en ocasiones más tiempo. Eso depende de las lluvias, porque a veces el río se pone más «bravo», y la posibilidad de cruzarlo se hace más difícil.

«En una ocasión, al tratar de cruzar el río, estuve a punto de ahogarme, pero ahora utilizo un colchón inflable», manifestó Sánchez Montoya, según informó la Secretaría de Educación.

«Nos toca nadar, y sostener en una mano los materiales que les llevamos a los niños, porque nosotros se los imprimimos y se las llevamos a la casa», dijo por su parte Darling.

Las dos aseguran estar conscientes del peligro que representa cruzar nadando el Río Grande, en especial durante la época de lluvia. Se exponen al riesgo de perder la vida, pero su vocación es más fuerte y les lleva a no desmayar en su labor de docentes.

Imparten clases en diferentes aldeas

Sin embargo, la labor de las maestras, no se limita en un solo centro de estudios. Tras impartir clases en el caserío de Agua Blanca, se trasladan a la escuela «Monseñor Ernesto Fiallos» del caserío El Salitre, en donde otro grupo de estudiantes las esperan para poder recibir sus clases.

La labor que desempeñan es de maestros unidocentes, es decir que atienden del primero a sexto grado y para lograr formar a los educandos deben valerse de diversas estrategias.

«Un sueño hecho realidad»

«Yo desde niña soñé ser maestra de mi comunidad y hoy en día me siento feliz de atender a mis estudiantes», argumentó Lesbia, quien además indicó que desde el 2003 y con 38 años de edad ha formado a más de 200 estudiantes.

Imparten clases en diferentes caseríos del municipio.

En el municipio de El Paraíso, son al menos 59 docentes los que atienden a estudiantes en las zonas rurales. En esta ocasión, de ese selecto grupo se destaca la labor de las valientes maestras, Darling y Lesbia.


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