TEGUCIGALPA, HONDURAS. Salió minutos antes de que su casa se derrumbara a causa de las lluvias provocadas por Iota. Todas sus pertenencias, lo que representa años de trabajo, se esfumaron de un momento a otro.
Piedras, lodo y una mesa se podía observar en el sitio que antes era su casa. «Salí minutos antes, sino, hubiese muerto soterrada» contó Heidy Olivero, quien es madre de dos niñas.
Al mismo tiempo, denunció que aún no ha recibido ayuda, «solo a las personas que ellas ya conocen», y que le ha tocado andar posando.
Llorando, la mujer relató que su hija le dijo «Mi casa, mami». Agregó que la niña no había visto que la casa quedó destruida tras el paso del fenómeno natural. Ante lo anterior, pidió a las autoridades que le ayuden a construir su hogar.
Actualmente su familia le ha dado posada y comida. Dijo que su esposo está en otro lado por la situación que están pasando. Cabe mencionar que la fémina es residente de la aldea Villa Rica El Águila, Valle de Jamastrán.
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Daños de Iota
Los daños provocados por los huracanes Eta e Iota a su paso por Honduras han dejado pérdidas valoradas en L250,000 millones ($10,000 millones) y, según las autoridades, se prevé que 860,000 personas pierdan sus empleos y otros siete millones caigan bajo el umbral de la pobreza debido a sus consecuencias.
Tanto organizaciones de la sociedad civil como varias empresas encargadas de las labores de reconstrucción han alertado de que la labor que queda por delante es «monumental» y han agregado que se requerirá de unidad y esfuerzo conjunto a nivel nacional.
Según el Foro Social para la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH), los huracanes han provocado un retroceso de 22 años al país, con un impacto humano y económico de brutal envergadura.
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