Pedro Serrano García
El papa Francisco ha denunciado la “idolatría del dinero”, a la cual son fervientes partidarios y devotos muchos de nuestros políticos y empresarios de Honduras, especialmente señalados dirigentes del Partido Nacional y del Partido Liberal. Es un escándalo que clama al cielo, el que se hayan sustraídos los fondos del IHSS y de otras instituciones sin que le pase nada a ningún culpable. A la corrupción de determinados dirigentes, se une la impunidad con que actúan.
El poder económico, político y militar en Honduras se usa en muchas ocasiones para robar, contraviniendo el séptimo mandamiento de la Ley de Dios; mientras, se practica “la cultura del descarte” contra las humildes mayorías populares. Los poderes del Estado que deben de estar al servicio del bien común, se dedican a beneficiar al bien privado de personas y familias encumbradas del país y del extranjero.
Afanados en acumular riqueza y poder, a los dirigentes de la nación no les importa el aumento del desempleo, los bajos salarios, el trabajo precario, los barrios de miseria, la emigración forzada de miles de compatriotas, la escasez de vivienda, la debilitada salud, la deficiente educación, la desnutrición infantil y la escasa alimentación de la ciudadanía. Mientras nuestros gobernantes sean alabados por autoridades imperiales y poderes financieros, niegan las reformas pendientes en educación, salud, agricultura e industria.
Para colmo de males, con la militarización del país, el ejercicio de la violencia política y el permiso tácito e interesado al crimen organizado, la violencia crece en Honduras más que en otros países latinoamericanos. No escuchan la voz de Dios que exige en su quinto mandato “no matar”.
Todavía se espera que los nuevos partidos LIBRE y PAZ, junto con el FNRP, no sean otro engaño más, sino que sepan cumplir con las esperanzas despertadas en el pueblo a partir del golpe de Estado en 2009.
El movimiento de indignados hondureños, llevan varios meses manifestando la voz de Dios contra tanto desalmado que hay en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Los ciudadanos en huelga de hambre, principalmente en Tegucigalpa y también en San Pedro Sula, aun con riesgos de su salud, sin miedo a la represión, están siendo capaces de alarmar al mundo con su denuncia humanitaria contra las élites depredadoras. Todos ellos y ellas merecen nuestro apoyo solidario y nuestra gratitud.
La voz del profeta JESÚS indignado contra tanta explotación, resuena en todo el país: ¡ay de los que maltratan al pobre! Más les valiera atarse una piedra al cuello y tirarse al mar.