El abogado de Diego Armando Maradona, Matías Morla, comentó en el programa Podemos Hablar algunas de sus anécdotas con varias personalidades de gran relevancia mundial.
Al ser cuestionado sobre la anécdota más extraña que ha vivido a lado Maradona, Matías no dudó y contó la que vivió con el Barrilete en el Vaticano hace dos años.
Papa Francisco. «Maradona quiso ver al Papa y un emisario le comentó que no era posible porque estaba ocupado. ‘Decile que me voy’, dijo. Al otro día, el Papa lo recibió y según le vio le espetó: ‘Acá llegó el argentino más importante del Vaticano’.
De todos es conocido que el Papa argentino es apasionado del futbol e hincha a muerte de San Lorenzo de Almagro, pero cuesta trabajo creer que el máximo líder de la Iglesia Católica haya pensado en arrodillarse ante un jugador de futbol y lo haya nombrado el “el argentino más importante”.
Sin embargo este tipo de historias son las que se viven a diario cuando se está tan cerca del jugador de futbol al que muchos consideran una deidad.
Demás anécdotas…
Putin. «Estaba invitado a un encuentro en la mañana. ‘Yo no usaré traje’, me dijo Diego. Tuve que ir y decirles eso a los organizadores. Diego a Putin lo respeta, pero al que de verdad quiere es Maduro. Si a las 6.00 de la mañana le dice que vaya a verlo, él va».
Jeque de Abu Dabi: «Cuando estábamos allá, vino el Jeque y le dijo a Diego que le quería regalar una casa con un zoológico dentro. Su respuesta no dejó indiferente: ‘Me dan miedo los animales, decile que no…’, sostuvo».
Trump: «Diego no volvió a Estados Unidos desde su positivo en el 94. Quería conseguirle la VISA y había hablado con varias personas. Casi lo tenía conseguir cuando Diego salió a hablar y dijo auqello de que «Trump era chirolita». Nos olvidamos de la VISA, ja!».
De Laurentiis: «Estuvimos hablando con De Laurentiis para que Diego volviera al Nápoles. Iba a ser embajador. Lo único que no quería es que Diego le hizo un lío. Le dije que ahora estaba mucho más tranquilo. Después me fui al hotel y vi en la tele a Diego salir de un restaurante y decir que «De Laurentiis vende a la mujer por plata». Ni lo llamé a De Lareuntiis. Me fui al aeropuerto y regresé al instante.
