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viernes, noviembre 22, 2024

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REDACCIÓN. La misión, lanza sonda que busca influencia del sol en el clima espacial, una iniciativa conjunta de los Estados Unidos y Europa. Despegó el domingo por la noche desde Florida. Su objetivo principal es profundizar el conocimiento respecto de la manera en que la estrella determina el clima espacial. El cual influye sobre las telecomunicaciones en la Tierra.

Según la misión europea, estadounidense Solar Orbiter fue lanzada en la noche de este domingo desde Florida, con la misión de profundizar el conocimiento sobre el Sol. Y cómo éste determina el clima espacial que afecta las telecomunicaciones en la Tierra.

La sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con la NASA, partió de Cabo Cañaveral en Florida a las 23H03 locales (04H03 GMT del lunes). “Todo va bien”, dijo a la AFP la responsable de operaciones científicas de la sonda, Jane Lafort.

«Los dos paneles solares, necesarios para cargar las baterías, se desplegaron aproximadamente 75 minutos después del despegue» en tanto «el satélite está comenzando a navegar», agregó.

Tras su paso por las órbitas de Venus y de Mercurio, el satélite, cuya velocidad máxima será de 245.000 km/h, podrá acercarse hasta 42 millones de km del Sol, es decir, menos de un tercio de la distancia que lo separa de la Tierra.

Diez instrumentos de última tecnología a bordo de la sonda registrarán infinidad de observaciones para ayudar a los científicos a develar cómo funcionan los vientos y las erupciones solares.

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Vientos solares 

Al parecer,  los vientos solares son perturbados por erupciones que eyectan partículas cargadas que se propagan en el espacio.

Por otro lado, estas tempestades, que son difíciles de pronosticar, tienen un impacto directo sobre la Tierra: cuando golpean la magnetósfera provocan como mínimo las bellas e inofensivas auroras polares. Pero el impacto también puede ser más peligroso.

Es preciso explicar, que la mayor tormenta solar conocida es el “evento de Carrington”, de 1859:destruyó la red de telégrafos en Estados Unidos, propinó descargas eléctricas a varios agentes, quemó papel en las estaciones y la aurora boreal fue visible en latitudes inéditas, hasta América Central.

«La sociedad cada vez más depende de lo que pasa en el espacio, y por tanto somos más dependientes de lo que haga el Sol», dijo Etienne Pariat, del observatorio CNRS en París.

«Imaginen que solo la mitad de nuestros satélites fueran destruidos», añadió Matthieu Berthomier, otro investigador francés. «Sería desastroso para la humanidad».

Por lo tanto, la sonda está protegida por un escudo térmico de titanio porque las temperaturas a las que estará expuesta llegarán a los 500°C. Su estructura resistente al calor está cubierta por una delgada capa negra de fosfato de calcio, una especie de polvo similar a los pigmentos usados en las pinturas prehistóricas encontradas en cuevas.

El escudo protegerá los instrumentos de las radiaciones extremas emitidas por las explosiones solares. Todos menos uno de los telescopios saldrán por huecos en el escudo térmico que abren y cierran en una coordinada danza. Mientras otros instrumentos trabajarán en la sombra por detrás del escudo.

Los polos solares cambian cada 11 años

Como sucede con los de la Tierra, los polos solares son regiones extremas bastantes diferentes del resto de su superficie. Cada 11 años los polos solares cambian, el norte se convierte en el sur y viceversa. Justo antes de que esto ocurra, la actividad solar se incrementa, enviando poderosas ráfagas de material solar al espacio.

Solar Orbiter observará la superficie al tiempo que explora y registra el material cuando pasa junto al aparato espacial. El único aparato que voló anteriormente sobre los polos solares fue el Ulysses, otra iniciativa conjunta ESA/NASA lanzada en 1990. Pero no se acercó más al Sol de lo que está la Tierra.

«No puedes acercarte mucho más de lo que lo hará la Solar Orbiter y aún ver el Sol», dijo Muller.

Es preciso explicar, que la misión será controlada desde Darmstadt, Alemania. Tras el lanzamiento, el equipo realizará tres meses de pruebas para asegurarse de que los sistemas funcionan bien antes de encender los instrumentos in situ.

En consecuencia, los instrumentos serán recién activados en la Solar Orbiter en su primer acercamiento al Sol, en noviembre de 2021. Trabajará en conjunto con la sonda solar Parker de la NASA, lanzada en 2018. Pero viajará mucho más cerca del Sol, entrando en la atmósfera interna del astro para ver cómo la energía fluye en su corona.

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