TEGUCIGALPA, HONDURAS. Montañas de lodo, escombros y olores fétidos, en eso se resume el estado de “La Playita” a un año del paso de Eta e Iota por Honduras. Cientos de familias fueron afectadas después de que el río Chamelecón se desbordó y destruyó todo a su paso.
Como imágenes salidas de una película apocalíptica, lodo por todos lados, paredes caídas, viviendas sin techo y otras sepultadas, ese era el panorama que los residentes de la colonia San Jorge, mejor conocida como “La Playita”, encontraron cuando regresaron después de la tragedia.
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Lo único que se escuchaba eran el llanto al ver que lo que les costó años construir se esfumó en cuestión de segundos. Al ver que los coloridos tonos de pintura de sus casas quedaron opacados por el marrón del lodillo, a muchos se les esfumó la esperanza.
Después del huracán viene la calma, dicen, pero cómo podía existir calma en un lugar donde unos días atrás varias familias quedaron atrapadas en los techos de las casas y otras tuvieron que salir huyendo porque el agua subía tan rápido como la espuma.
Regreso a «La Playita»
Eta e Iota habían marcó un antes y un después en la vida de los hondureños. Sin embargo, los padres y madres de «La Playita» no se podían dar el lujo de no hacer nada. Después de tres meses viviendo bajo lonas a la orilla de la calle tuvieron que secarse las lágrimas y tomar palas para comenzar a sacar el lodo de sus casas.
“No nos queda de otra que edificar nuestras casas en medio de este basural, agua remansada y escombros ya que no podemos seguir en las calles viviendo y por lo menos aquí todavía tenemos nuestros solares”, expresaba una damnificada para un medio local.
Cansados de vivir bajo puentes y a la deriva, los vecinos del sector tuvieron que retornar a sus hogares y comenzar a limpiar.
No obstante, la situación no era tan fácil como parecía. Sin ningún otro lugar donde ir, reunieron todos los materiales al azar que pudieron: lonas de plástico, puertas viejas, láminas de metal de techos caídos, treparon sobre el barro endurecido y construyeron las estructuras improvisadas de una casa.
De acuerdo con una entrevista que el medio internacional CNN le realizó al secretario de Gobernación, Héctor Leonel Ayala, la reconstrucción del sector «no es posible que sea instantáneo. No somos una potencia. Somos un país en desarrollo con desafíos».
Leonardo Pineda, un hondureño que colaboró con ayudas humanitarias en el sector, contó a Diario Tiempo que era imposible recuperar algo de lo que ahí había quedado. Pineda asegura que lo más viable era construir sobre los restos.
Gobierno no ha hecho lo suficiente
Según el relato de Pineda, las autoridades llegaron a «La Playita» después de 7 meses de lo ocurrido. Intentaron «meter» maquinaria para limpiar las calles del lodo que había quedado.
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Los ciudadanos del sector y organizaciones no gubernamentales aseguran que el gobierno no ha hecho lo suficiente para ayudar a su población a reconstruir y dicen que la prueba está en cuántas personas han abandonado este lugar.
Si bien es cierto, estos huracanes que golpearon a Honduras son parte de las razones por las que cientos de personas decidieron migrar hacia Estados Unidos.
Leonardo Pineda explicó que muchas personas dejaron atrás su vida en «La Playita» y no regresaron ni siquiera a ver cómo había quedado.
Según relata el hondureño, en este sector viven cientos de niños, los cuales agradecen por tener que comer en un tiempo, ya que después de las tormentas, sus vidas no volvieron a ser las mismas.
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Hoy, un año después del desastre, todavía hay personas que viven en casas hechas de lonas de plástico y láminas llenas del lodo. Algunas están sepultadas bajo el lodo que se enduró y las malas hierbas crecen hacia el cielo donde solían estar los techos.
Obras de reconstrucción
Por su parte, las autoridades gubernamentales celebran la ejecución de un proyecto de reconstrucción, el cual se denomina “Sobreelevación de bordo y obras de protección margen izquierda del río Chamelecón, puente ferrocarril hasta-puente Fasquelle, sector Chamelecón”.
Este proyecto consiste en la reconstrucción de los bordos del rio Chamelecón para evitar que vuelva a suceder algo como lo del año pasado cuando se desbordó el río.
Consta de dos etapas para su ejecución, de las cuales, la primera de ellas finalizó la última quincena del mes de septiembre. Ahí se procedió con el levantamiento de dos escolleras de piedra. Una de ellas posee una longitud de 400 metros y la otra de 500 metros lineales.
La segunda fase se inició el día 25 de octubre y presenta un avance del 35 % en su ejecución. Consiste en la remoción de material contaminado en un tramo que por años ha sido un botadero de desechos sólidos.
La reconstrucción avanza a paso lento, aun así «La Playita» y sus pobladores no volverán a ser los mismos tras la tragedia y el horror que vivieron con el imponente río Chamelecón. Migrar o levantar su casita sobre los restos, son las únicas opciones en la San Jorge.
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