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jueves, noviembre 21, 2024

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La peste bubónica, que mató a un tercio de la población europea en el siglo XIV, no abandonó el continente. Un equipo de genetistas alemanes y canadienses asegura que ha encontrado el genoma de las bacterias que provocan esta enfermedad en los restos de algunas personas fallecidas en el siglo XVIII en Marsella (Francia), según ha publicado la revista eLife.

Entre 1720 y 1722, esa ciudad francesa y sus alrededores vivió una epidemia de peste bubónica después de que en su puerto atracara el buque mercante Grand-Saint-Antoine con seis cadáveres a bordo. Dos días después de su llegada, falleció otro miembro de su tripulación. Cuando este brote remitió, se había cobrado alrededor de 100.000 vidas.

El equipo internacional, liderado por Hendrik Poinar —profesor asociado y director del Centro de ADN Antiguo de la Universidad de McMaster (Hamilton, Ontario, Canadá)—, ha estudiado parte de las dentaduras de cinco personas que murieron en Marsella a causa de la peste en 1722. Durante su análisis, los científicos compararon el ADN de la ‘Yersinia pestis’ que los había matado con otras 150 bacterias patógenas recogidos en tumbas antiguas y modernas de todo el mundo y concluyeron que se trata del mismo microorganismo que causó la famosa pandemia medieval.

Esto significa que la peste no desapareció sino que, por alguna razón, se quedó ‘dormida’ y, siglos después, actuó de nuevo. ¿Podría suceder de nuevo?

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