TEGUCIGALPA, HONDURAS. En Tuntuntara, de Puerto Lempira, Gracias a Dios, en uno de los albergues habilitados tras el paso de Eta e Iota, una mujer de 38 años que sufre de obesidad mórbida clama por ayuda.
Jelmer Vanessa Salvador está postrada en el suelo sin una colchoneta siquiera para su descanso. La ubicaron en una de las esquinas de la estructura que, por ahora, sirve de refugio a cientos de personas que resultaron afectadas por los embates de Eta e Iota.
Según los familiares de la mujer, ella en la actualidad pesa 480 libras y es originaria Laka Tikiraya. «Perdieron todo y se vinieron para aquí», contó una persona que se encontraba en el lugar.
Su padre relató que Jelmer no tiene hijos y ella, por su cuenta, no puede levantarse, solo pasa sentada y le dan fuertes dolores en las rodillas a causa de su peso. Asimismo, también sufre constantes molestias en la espalda.
El progenitor aseguró que nunca ha llevado a su hija al doctor para que se le dé tratamiento adecuado. De igual forma, dijo que ellos desean retornar a su lugar de origen, sin embargo, no cuentan con nada.
Por lo cual tendrán que seguir en el albergue. Lo único que pidió a los ciudadanos de buen corazón es que ayuden a su hija, pues su condición es lamentable.
Albergados en Gracias a Dios
Cabe mencionar que en la zona varias personas ya reportan vómitos, puesto que les ha tocado consumir agua que no es recomendada para consumo humano.
La situación que viven los connacionales de Gracias a Dios se ha vuelto crítica luego del paso de Eta e Iota, puesto que los fenómenos naturales golpearon con fuerza dicho sector. Lo perdieron todo y muy pocos recuerdan a La Mosquitia hondureña.
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