SAN PEDRO SULA, HONDURAS. Sin importar convenios firmados, grupos organizados para detenerlos y la fantasiosa idea de un mejor futuro en su nación, cientos de hondureños de todas partes del país empezaron a acuerpar la tildada como «La madre de todas las caravanas» que partirá de la Gran Terminal Metropolitana hacia Estados Unidos.
Como es usual, niños, adolescentes, jóvenes, padres, adultos mayores y hasta bebés, con la ropa que llevan puesta y con suerte unos lempiras al alcance para agua o comida en el camino, están dispuestos a enfrentar el obstáculo que sea para escapar.
La idea de sobrevivir es lo que los mueve. Algunos huyen de las maras y pandillas, otros de la pobreza y la miseria; así como decenas buscan tratamientos médicos, trabajo o estudio.
Hasta las 9:00 p.m., las más de 800 personas ya reunidas en la Terminal de San Pedro Sula esperan partir a las 5:00 a.m. A medida que las horas pasen, seguramente, más ciudadanos se unirán, como ocurrió durante esta noche.
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Anteriormente, desde octubre de 2018, salieron más caravanas de migrantes; al menos unas siete contabilizadas y de las que se conocieron mediante redes sociales.
Aunque hace unos días, la exsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, vino a Honduras y firmó un acuerdo con los representantes del Triángulo Norte para frenar la migración, las medidas tomadas parecen ser ineficientes.
Incluso, Nielsen, siendo el rostro de la campaña contra la inmigración ilegal, dejó su puesto por la presión. Su labor para detener la migración masiva resultó ser un «fracaso», según declaró el presidente Donald Trump.
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¿Qué medidas se avecinan con el nuevo secretario de Seguridad Nacional? Los retos empezarán en la mañana para los hondureños cuando traten de cruzar la frontera.
Un elemento es notorio en esta ocasión, los menores de edad dominan el movimiento migrante. Y tal como expresó Henrietta Fore, directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en su visita, Honduras no es un lugar seguro para los niños y jóvenes. Ellos o sus padres determinan marcharse al estar entre la espada y la pared.