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jueves, noviembre 21, 2024

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Hay una creencia popular que dice que no conviene tomar alimentos ácidos, como un zumo de naranja, después de beber leche porque «se corta». ¿En qué se basa esta idea?

«Esta creencia no es cierta porque no es perjudicial para nuestro organismo. Cuando añadimos zumo de limón o naranja a la leche, esta se vuelve más espesa y luego grumosa. Hace que se separe en dos fases: por un lado, el agua, y por el otro, la proteína con la grasa y parte del agua. Es más, en casa puedes hacer queso fresco con leche y zumo de limón. Incluso el yogur es producto de los ácidos que se producen en la fermentación. Además, el estómago es un medio ácido (mucho más ácido que el de la fruta) y, cuando ingerimos alimentos, empieza a producirse la cantidad necesaria de esos ácidos para la digestión», explica a Gemma Tendero.

¿Y qué ocurre si tomamos a la vez leche y un refresco con gas o ingerimos la bebida gaseosa justo después de la leche?

«Cuando tomamos leche con un refresco con gas, aparte de dar la sensación de que sabe a rayos, no tiene que ocurrir nada más allá que tener gases en forma de eructo después de tomarlo, como cuando bebemos de manera normal un refresco con gas», responde esta dietista-nutricionista.

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Leche y alcohol

Existe otra idea extendida entre la población que dice que «antes de tomar bebidas alcohólicas conviene tomar leche para proteger el estómago«.

¿Qué efecto produce? «Cuando tomas leche, el estómago produce ácido que se encarga de digerir la leche y los alimentos que la acompañen.

La leche contiene una serie de nutrientes que necesitan metabolizarse para poder utilizarlos. Nuestro organismo dispone de enzimas que digieren proteínas y azúcares de la leche, así como de la ayuda de las sales biliares para digerir adecuadamente las grasas», señala Tendero.

La experta continúa su explicación diciendo que con el alcohol no ocurre de la misma manera, ya que el alcohol es un producto innecesario para nuestro organismo, que necesita metabolización por parte de enzimas diferentes.

Una de ellas hace que el alcohol sea un compuesto más tóxico (compuesto responsable de las molestias de la resaca: el acetaldehido). Si no hay mucha cantidad, no hay problema porque sigue el proceso de detoxificación normal para poder utilizarlo sin resaca. La siguiente enzima se encarga de hacer que el compuesto tóxico lo podamos utilizar como energía.

«Estas enzimas se forman en el hígado, que cuanta más toxicidad tenga un compuesto que haya en el organismo, más se dedicará a producir enzimas para detoxificar ese producto», concluyó Tendero.


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