TEGUCIGALPA, HONDURAS. Pedro Troglio recién renovó contrato con el Club Olimpia Deportivo hasta 2021, sin embargo, el ex director técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata, le contó a Diario Tiempo que está enamorado de Honduras y que se siente muy tranquilo viviendo en la capital, Tegucigalpa.
No habían pasado ni cinco minutos cuando al llegar al café en donde habíamos quedado, dos personas se le acercaron para sacarse una selfie con el mundialista y finalista en Italia 90.
No me dejó en ningún momento que le invitara el café. «Me das un americano pequeño», le dijo a la señorita que se encontraba del lado del mostrador, y que lo observaba fijamente, consciente de a quién estaba atendiendo.
Al fondo se observaba a un joven con su novia, a la que no le ponía atención por estar viendo al entrenador del actual campeón del balompié nacional, Olimpia. «Un latté deslactosado y dos bolsitas de azúcar», le pedí a la amable fémina.
Al llegar al segundo piso de la cafetería, nos sentamos en una mesa que esta casi en el medio del salón. «No la estamos pasando bien ahora», dijo Troglio refiriéndose al momento del Olimpia en torneo local. «A finales de febrero vamos a estar muy bien», sostuvo mientras abría la primera bolsa de azúcar.
Luego de un rato platicando sobre fútbol, por supuesto, coloqué el teléfono cerca de Pedro Troglio y le di play a la grabadora.
Lea también: LA ENTREVISTA – Mauricio Kawas: “No tuve novia en el colegio, era desafortunado en ese asunto”
Pedro Troglio y una infancia tremenda
A su 54 años recuerda cuando gracias al fútbol le dijo a su padre que dejara de trabajar. «Me lo tuve que llevar para Italia para que no laburara», indicó con algo de nostalgia y orgullo.
«Yo vengo de una familia bastante humilde. Mi papá tiene 96 pero está con Alzheimer y ver la caída de tú papá no es sencillo. Lo tuve bien hasta los 90, es decir, hace seis años que no sabe quien soy», reveló.
«Mi madre va a cumplir 93 años y está impecable. Cocina, hacemos camarita con los teléfonos. La verdad es que los dos son unos laburantes terribles. Soy de una familia del campo, de una ciudad a unos 80 kilómetros de la capital (Buenos Aires)», comentó.
Posteriormente, Pedrito, como le dice Diego Maradona, relató aquel momento de cuando tenía 12 años de edad, la casa que sus padres alquilaban se inundó y perdieron todo los bienes materiales que habían alcanzado a comprar.
«Luján se inundó y mis papás pierden todo. Aparte de que la casa no era de ellos, no tenían plata para una casa y por eso alquilaban. Pero después de eso, mi papá consigue un trabajo en Castelar, a unos 15 kilómetros de Buenos Aires, cerca».
Y agregó: «Mi viejo empieza a trabajar en una fábrica de muebles y ahí teníamos una pieza pequeña. Además que mi papá hacía de sereno (vigilante) a la noche. Y a cambio de eso nos daban la casa».
Asimismo, Pedro confió que su madre realizó un sacrificio tremendo para darles un educación digna a él y a su hermano, Sergio.
«En los estudios era bueno. A ver, mi mamá hizo algo que era bueno y era malo. Ella me puso en una escuela privada, pero no pagaba, trabajaba en la escuela. Tampoco le pagaban ella, pero a cambio me daban la educación a mí y a mi hermano. Eso fue un espectáculo porque yo convivía con gente que tenía dinero y nosotros no teníamos nada. Entonces convivir con chicos que tiene un jean lindo, la remera (camisa) nueva, que salen a tomar algo, salen a bailar y tienen dinero, es una situación difícil para un chico que no tiene nada», recordó.
«Pero bueno, me pudo dar una educación y como yo sabía el esfuerzo que hacía mi mamá, entonces yo trataba de responder. En la escuela primaria fui abanderado. Pero en la secundaria ya empecé a ser un poco más rebelde y vos sabes, me llevaba algunas materias, pero después las rendía y terminé. Hice el curso de preparador físico, pero para ser maestro, no para preparador físico de primera, jaja. Me recibí de maestro de Educación Física», aseguró el originario de Luján, entre risas.
Plan Evita
Las mirada de Pedro por ratos se iba para el horizonte, como intentado recordar cada cosa a la perfección y no dejar escapar ningún detalle de su infancia. Y es que, al profe le brillan lo ojos cuando recuerda que después de debutar con River Plate, de 17 años, al tiempo pudo terminar de pagar la casa que se había comprado su padre, Antonio Troglio, por medio de un programa que había creado Eva Perón.
«A los 17 años debuté en primera y para todo ese tiempo en Argentina se había armado para los trabajadores un plan Evita. Ella hizo muchos planes para que la gente pudiera hacerse una casa, pues mi padre pudo hacerse de un plan y cuando yo comencé a jugar al fútbol pude cancelar esa deuda y a los 68 años le dije que ya no trabajara más. Pero tuve que llevármelo para Italia, porque si lo dejaba en la Argentina seguía en el laburo», rememoró.
«El Magnífico», como en su momento le apodaron, recalcó que a medida iba creciendo, se fue dando cuenta que el camino que él debía seguir, era ser futbolista. «Tenía muy claro que quería cambiar la vida mi familia y la mía».
«Viste que a veces vos sos joven y no sabes lo que queres ser, pero Dios me había tocado con la varita mágica para ser jugador de fútbol y yo quería vivir de eso. Era muy disciplinado, nunca fumé, nunca tomé, era muy disciplinado», comentó el exvolante de la Lazio de Italia.
Las baleadas del Biri
Se acomodó la gorra azul, que le combinaba con la camisa y tenis del mismo color, y confirmó con una convicción propia de una persona que sabe lo que dice. «La comida de Honduras me encanta toda».
«Las baleadas, el pescado y hasta las pupusas, aunque no son de ustedes, pero las que probé acá, son buenísimas». El entrenador del 31 veces campeón nacional aceptó ser un amante de la comida hondureña. Inclusive reveló que lo llevaron a comer las famosas baleadas de «La Negra» en el estadio El Birichiche.
«El pescado acá es espectacular. Comí las baleadas de esas, del Birichiche creo que se llama, y son tremendas. No son de ustedes, pero las pupusas son buenas. No como tanto picante como ustedes pero un poco le da buen sabor a la comida».
Y continuó: «Me he adaptado muy bien a la comida. Después también está lo otro de que estoy mucho tiempo solo y eso la gente capaz no lo sabe. Imagínate cuando viene el momento feo, yo ahora estoy sin mi familia y estas en tú casa, solo, indignado y te están castigando y uno también es ser humano, lleva cosas por dentro, no somos super man. Pero me he adaptado muy bien, me encanta la ciudad, es tranquila», mencionó.
A su vez, aceptó que su estadía en Honduras le ha hecho subir un par de libras. Aunque reveló que está haciendo más ejercicio.
«Hago compras y me gusta ir a comer afuera. He subido un par de libras, aunque hay cosas que estoy haciendo que en la Argentina no hacía porque no quería. Por ejemplo, acá tengo un gimnasio arriba del apartamento donde vivo, mato tiempo y después me miro todos los partidos del mundo y los de acá. Estamos felices acá y también que necesitaba algo, que era salir campeón», apuntó.
Lea también: LA ENTREVISTA – Alicia Canales: “A los futbolistas parece que los parió una vaca”
Mensajes con el Diego
Tener a Diego Maradona de contacto en el WhatsApp no es algo que cualquiera en el mundo puede darse el lujo de presumir. Es normal ver a un argentino emocionarse cuando hablan del «barrilete cósmico», pero, escuchar a uno que jugó y compartió vestuario con el histórico 10 de la albiceleste, es un caño limpio para los oídos de un amante del fútbol.
«Si, hablo muy seguido con el Diego. Pero no lo volvemos loco porque el celular le va a estallar. Además de que Diego no maneja su teléfono, lo maneja su gente porque Diego no es una persona normal. Nosotros jugamos con Maradona, pero aparte de eso, es nuestro ídolo y nosotros somos enfermos del fútbol, no tenemos cultura para razonar con Maradona«, contó Troglio.
«El otro día lo llamé porque le avisé que iba a ir mi familia y se sacó fotos con ellos; dejé pasar una semana y le agradecí el gesto. Después me llamó y me dijo: ´Pedrito mira que gané con el lobo´. Nosotros estamos en grupos de WhatsApp y él nos dijo, que no había problema si le mandamos los familiares, pero que no le mandáramos 20 amigos porque es la muerte. Es imposible ser Maradona, no es un tipo normal«.
Por otra parte, el campeón con Cerro Porteño en Paraguay largó una anécdota con Maradona, de cuando se fue a pasar la navidad con el 10 a Nápoles.
«Recuerdo que pasé con Diego la navidad del 90. Pues resulta que vamos a hacer unas compras. Cuando entramos al garaje para subirnos al coche, Claudia a manejar y Diego, al baúl. Abren la puerta y habían una 40 personas y la gente la saludaba a Claudia. Después de unas cuadras, Claudia detiene el auto y Diego se baja y se pone adelante. En un semáforo paramos y de repente se cruzó un carro y de la nada habían 200 personas. Era imposible manejar eso, una presión terrible. Tuvo que llegar la policía para que pudiéramos avanzar», compartió.
Cabe mencionar que Pedro Troglio fue solicitado por Maradona para que formara parte de su cuerpo técnico en el seleccionado argentino allá por el 2010. Sin embargo, el DT merengue no aceptó en aquel momento, porque estaba a punto de salir campeón con Cerro Porteño.
Del mismo modo, estuvo entre los candidatos para dirigir a la dos veces campeona del mundo. Posteriormente, Lionel Escaloni fue asignado y es el actual entrenador de la albiceleste.
¿Pedro Troglio retó al Del Potro?
Del café ya solo quedaban los vasos y los sobres de las bolsitas de azúcar. De repente, casi al final de la charla, una llamada entra al celular de Antonio Troglio y, en primera instancia, se rehúsa a contestar. Pero al ver el nombre de la persona que lo intentaba ubicar, interrumpió la platica. «Dame un momento que es de la oficina del club».
La llamada duró unos tres minutos, a lo mucho. «Quieren que ya les vaya dando la lista de los que viajarán a Seattle para ir apartando los pasajes, pero ahora es difícil. Falta mucho tiempo. Paz y Mayron no pueden viajar por un problema de visado», detalló.
Posteriormente, Pedro Troglio prosiguió con lo que estaba diciendo antes de que su celular lo interrumpiera. «Como te decía, me gusta jugar mucho al tenis. No voy a jugar con Del Potro jaja, pero juego. Le doy a la pelota. También me gusta jugar mucho al pádel», confesó.