TEGUCIGALPA, HONDURAS. Juan Carlos Rodríguez es un apasionado de la arquitectura. Él ama tanto a su profesión que cuenta que es una de las mejores decisiones de su vida. Tanto así, que desde que era un niño ya sabía lo que quería y morirá feliz y tranquilo mientras ejerce su profesión.
Cuenta que su vida es ajetreada, pero que le apasiona lo que hace y por ello siempre está dispuesto a dar un poco más de lo que exigido. Pasa de las aulas de clases de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), a varias reuniones con colegas arquitectos, amigos y miembro de la Coalición Patriótica de la que él es presidente.
El arquitecto Rodríguez es un profesional muy crítico de lo que ocurre en nuestro país. Cuenta que sueña con una nación donde sus habitantes se hagan valorar, que se les de las oportunidades de crear y emprender, puesto que lamenta que la gente deba migrar para poder trascender.
El significado de la familia
El arquitecto cuenta que es muy entregado a su familia y que no dudaría ni un momento en regresar unos años atrás para volver a disfrutar de la infancia de sus hijas. Su único vicio es ser feliz, pues afirma que la única manera de afrontar los problemas, y más si se trata de lo que vive nuestro país, con una actitud diferente, todo podría cambiar.
En sus ratos libres no duda en relajarse de un buen café y platicar con amigos, o de estar es la comodidad de su casa y disfrutar de una buena comedia. Su preferencia son los espectáculos del Stand Up, o programas como “The Bing Bang Theory” y la comedia mexicana “Vecinos”.
Juan Carlos Rodríguez guarda una posición muy firme al referiste al Gobierno su relación con la actual crisis social de Honduras. Además, reitera que el país está lleno de proyectos que no funcionan y que provocan el despilfarro de los fondos públicos.
Lamenta que el Gobierno de órdenes sin planificación profesional y que esto sea perjudicial para la ciudadanía, como en la construcción del Trasns 450 y de Centro Cívico Gubernamental, donde se obvio toda opinión de los arquitectos y de otros colegios de profesionales del país.
Diario TIEMPO Digital conversó con el arquitecto Juan Carlos Rodríguez, en una entrevista exclusiva donde nos dio a conocer sus proyectos, lo mucho que adora su profesión y lo que valora que la arquitectura le permita formar a nuevos profesionales en las aulas de clases, sus inolvidables momentos de la infancia y su pensamiento crítico social.
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A continuación, la entrevista:
Infancia y esencia
¿Quién es Juan Carlos Rodríguez?, ¿cómo se define?
Yo me defino como una persona que trabaja cada día para ser mejor persona, para ser un mejor ciudadano. Una persona que lucha por un ideal de cómo debería ser nuestra Honduras y poder sacarla de la forma en que está actualmente. Mis padres me inculcaron ideales desde pequeño, primero ser honesto, honrado y ante todo ser responsable.
¿Cómo es un día en la vida de Juan Carlos Rodríguez?
Mis días empiezan desde muy temprano. Me gusta encender el televisor mientras me preparo para salir y ver que hay en las noticias, que es lo que ha ocurrido. Siempre visito a mis padres por las mañanas para ver como están, a veces desayuno con ellos. Luego me voy al trabajo, ya que yo laboro de manera independiente y también soy catedrático de la Escuela de Arquitectura de la UNAH.
Comparto con los estudiantes un bonito tiempo de enseñanza y aprendizaje, donde ellos aprenden y yo también. Luego me presento a otras reuniones de trabajo y además realizo varios voluntariados, algunos en beneficio del Colegio de Arquitectos, Convergencia ciudadana y muy involucrado en la Coalición Patriótica. Paso bastante ocupado y llego muy tarde a mi casa, pero tenemos la obligación de hacer un poco más.
¿Cómo fue su infancia?, ¿qué momento recuerda?
Mi infancia fue muy agradable, tiempos en que vivíamos más tranquilos, todo era más sano. Viví en la sexta avenida de Comayagüela y jugaba mucho con mis hermanos. En mi casa había un patio enorme, donde podíamos jugar de todo. Luego me mudé con mi familia a la colonia Santa Isabel y ahí hice amistad con muchos vecinos y compartíamos mucho, salíamos con nuestras bicicletas, jugábamos pelota y juegos de mesa. Nunca repartí grafo, quizás no era el más brillante de la clase, pero siempre hacia lo posible por sacar las mejores notas.
¿Cuál es el ideal que tiene de Honduras?, ¿cómo quisiera ver al país?
Primero quisiera que Honduras no sea el país del que todo mundo desea irse, porque no hay trabajo, oportunidades, seguridad, que no exista ese miedo al salir a la calle, pensando siempre en lo que puede pasar.
Sencillamente que no existiera ese pensamiento en el que todo mundo busca hacer el mal o aprovecharse de los demás. Yo quisiera que unos años Honduras pudiera convertirse en un país distinto, con educación, salud. Gente que conviva y que se quiten esos portones que nos dividen, convivir con el vecino. Podríamos ser uno de los mejores países de Centroamérica peor hay que trabajarlo. Quienes dirigen el país deben entender que Honduras es de todos.
¿Dónde estudió?
Estuve en el Jardín de Niños Nacional, que era fabuloso en aquel tiempo y la primaria en la escuela Inmaculada concepción de Comayagüela. Mientras que la secundaria la curse en el Instituto Salesiano San Miguel. Luego hice un intercambio por un año y el Heith Field High School, en el estado de Minnesota. Cuando regresé, de inmediato ingresé a la escuela de Arquitectura de la UNAH.
¿Fue rebelde en su adolescencia?
Fui un muchacho muy tranquilo, muy correcto y centrado. Siempre supe como comportarme, incluso cuando llegaban visitas.
¿A qué le teme Juan Carlos Rodríguez?
A lo único que le temo es que el final de mi vida llegue hoy y no estar preparado. Creo en Dios como debe ser, no soy alguien que se “punpunea” el corazón y no soy perfecto, pero trato de estar bien en lo espiritual con Dios.
También le temo a la muerte violenta, porque deja con mucho dolor a las familias y eso es lo que ocurre a diario en Honduras, por eso hay tanto resentimiento.
¿Qué le da fortaleza?
Mis pensamientos, mis convicciones, la honestidad, la responsabilidad y ante todo la perseverancia, siempre que quiero algo lucho hasta lograrlo. Si pierdo me siento mal, pero no me doy por derrotado.
Fuera de la vida laboral ¿Cuáles son sus pasatiempos?
Me gusta mucho andar en bicicleta. Estoy en un grupo de futbol con los que juego cada semana. También me gusta la comedia, por ejemplo, el Stand Up, o programas como The Bing Bang Theory, comedia mexicana como “Vecinos” pero me gusta más la comedia de antes porque era más sana, también me encanta mucho ir al teatro. Me gusta reunirme con los amigos para tomar café y platicar.
¿Cuál es ese momento crucial en la vida de Juan Carlos Rodríguez? El momento que marcó un antes y un después en su vida
Yo creo que la experiencia del intercambio con la AFS, marcó mucho mi forma de pensar en cuanto a lo que pasa en nuestro país y fuera de él. En ese tiempo viví con una familia muy amorosa a quienes les sigo diciendo mamá y papá, los sigo visitado y comunicándome con ellos. Conocí una sociedad estadounidense con muchos valores y muy diferente a lo que nos acostumbran ver en las películas.
También el día en que tuve a mis hijas, ese es un momento único en la vida de todo ser humano. Los retoñitos llegan para darle un giro total a la vida y nos vuelve aún más responsables.
Otro momento que cambio mi forma de pensar es cuando ocurrió el Golpe de Estado del 2009, ahí desperté en el asunto de la democracia y el respeto que se le debe traer a ley y la constitución, eso no fue correcto y con eso resultaron otras condicionantes meramente políticas.
Vida laboral
¿Cómo decidió estudiar arquitectura?, ¿ya sabía lo que quería?
La verdad sí, desde pequeño ya sabía lo que quería. De niño agarraba cajas, rompecabezas me encantaba hacer casitas y hasta hice una maqueta de una “disqué ciudad” ya ahí me ponía a jugar con mis carritos.
Ya en la secundaria me gustaba mucho ver como se generaba la construcción de edificios. En ese momento no sabía todo lo que conllevaba la arquitectura y lo miraba de una manera superflua. Cuando estuve en Estados Unidos me gustaba conversar con un vecino que era arquitecto y al ver sus trabajos la arquitectura me empezó a gustar aún más. Yo ya había sacado un semestre en la UNAH y cuando volví continúe con mucho más ánimo y creo que hasta este día es una de las decisiones más acertadas de mi vida, porque me abrió la mente de una manera muy amplia. Me gustan mucho los números y las leyes, pero a la arquitectura no la cambio nunca.
¿De qué requiere un estudiante para convertirse en arquitecto?
La carrera de Arquitectura es de perseverancia, responsabilidad, puntualidad, orden y sobretodo de perseverancia, sin duda alguna. Sin disciplina es muy difícil poder convertirse en buen arquitecto. Es una carrera de mucho tiempo que provoca involucramiento mental y físico.
¿Cómo inicia su faceta como docente en la Escuela de Arquitectura?
Creo que es porque siempre hubo muy buena relación con los docentes de aquella época. Cuando me gradué, a los pocos meses me llamo el arquitecto Molina quien era jefe de departamento de la escuela en aquel tiempo y no incorpora a la planilla docente y me lleno de honra que supieran de la calidad arquitectos que se habían formado y que cumplimos con sus expectativas para mantener la calidad en la enseñanza.
¿Qué busca inculcar a sus alumnos en el aula de clases?
Busco inculcar la ética, la responsabilidad y puntualidad, para que desarrollen buenos trabajos, que logren desenvolverse para que sean buenos profesionales.
Pensamiento crítico profesional
¿Qué necesita Honduras para ser una ciudad bien urbanizada, funcional y salir de todas las deficiencias en la que está “establecida”?
El problema es que en Honduras primero se debe entender quién es un arquitecto. Esta profesión no está siendo aceptada como una necesidad. Mucha gente piensa que la arquitectura es una profesión de lujo y que trabajamos solo para gente pudiente o empresa privada y que somos “caros”. No es así, y por eso es que las ciudades en Honduras no han sido planificadas correctamente y en todas o casi todas las partes del mundo los que manejan el diseño y construcción de las ciudades son los arquitectos, muchos con especialidad en urbanismo y se complementan con ingenieros civiles, sociólogos y economistas.
Las ciudades son entes vivos donde los ciudadanos son el fluido sanguíneo. Nosotros tenemos que velar por los sitios enfermos de las ciudades y en Honduras hay lugares que sencillamente parecen tener cáncer y hay que extirparlo. La clase política ha método demasiado las manos en todo y los proyectos de las alcaldías no son la excepción. Al final pesa más lo que una persona quiere que se haga que lo que la parte tecina y profesional opine al respecto. Un ejemplo es la construcción del Centro Cívico Gubernamental, que para empezar el lugar donde se construyó es completamente equivocado y será perjudicial para la zona, solo por ser una orden lo pusieron ahí y se acabó sin importar los resultados.
¿Lo mismo que ocurrió con el Trans 450?
Sí, por eso vemos que pasan los años y esa inversión millonaria está allí tirada. Alguien que quería una candidatura presidencial ya siendo alcalde y llevo a cabo ese proyecto que funciona en otros países y aquí lo metieron a la fuerza. Lo lastimoso es que nadie paga por esas decisiones incorrectas que se hacen con dineros públicos. Los arquitectos debemos ser quienes trabajen todo el andamiaje urbano de una ciudad, pero somos los menos involucrados porque los políticos son quienes quieren dar las directrices. Eso nos hace ver que no hay planificación en absolutamente nada. Si llega a ponerse a funcionar será un total caos.
¿Qué destacaría de los hondureños?
Los hondureños cuando de verdad quieren hacer algo, lo hacen bien. Los hondureños cuando están fuera del país se destacan mucho. Dentro del país yo creo que las condiciones les hacen sentirse cohibido e inseguros y cuando no hay oportunidades pues eso provoca que las personas no logren trascender como debería ser.
¿Qué opina de la situación actual del país?
Me parece preocupante, el país está en una situación social, económica y política totalmente desfavorable para todos. Estamos en una situación en la que no vemos una forma clara de poder salir de toda esta crisis.
Liderazgo no es aquello donde uno ordena y los demás deben hacerlo, deben exponerse ideas que la gente quiera seguir y en beneficio del país. Por mucho que se quiera maquillar las cifras, cada día nos damos cuenta que con solo salir a la calle y platicar con la gente la situación no es nada positiva. El crecimiento económico solo es para un grupo muy reducido y halos demás se les mantiene en la pobreza extrema. Estamos en las perores condiciones de endeudamiento y de migración. Al grupo político no le interesa el bienestar social, sino lo propio y si siguen manejando el país esto no cambiará.
¿Qué opina del Gobierno actual?
Trabaja mucho en el maquillaje, la corrupción, y no pertenezco a ningún partido, lo que quiero ver respeto. Tenemos un gobernante inconstitucional, no me merece el respeto que quizás mereció en su primer período cuando si fue constitucional. Es un Gobierno ilegal que ha ocasionado esta convulsión social y lo más terrible es la necedad y que no se quiera aceptar, no creo que sea en balde que la Fiscalía de New York hay hecho señalamientos. Lo primero que debe hacer un funcionario es pedir que se le investigue y así demostrar su inocencia y él no lo ha hecho en ningún momento. Yo creo que ya al Gobierno nadie le cree por más que se invente todo tipo de publicidad. Solo saben echarles la culpa a otros.
¿Le gusta la política?
La política al estilo Honduras, no, eso es reprochable. En cuanto a las ciencias política, yo creo que es algo muy bonito muy agradable. La política debe ser sana y en beneficio del pueblo. La ciencia política sí me gusta, ser político como estos para nada.
Vida personal
¿Tiene vicios?
Sí, sonreír, reírme. No fumo, no bebo y ya no bailo pegado (se ríe). Me gusta ser feliz, mantenerme sonriente. La mejor forma de solucionar los problemas es dar la mejor cara. El vicio más agradable es mantenerme bien.
Si existiera otra vida ¿Qué le hubiera gustado ser, cambiaría algo o no cambiaría nada de lo que ha vivido?
Yo creo que nunca la vida es perfecta, seguramente cambiaría algunas cosas, pero de lo que he vivido, de mi vida solo cambiaria un veinte por ciento y el otro ochenta lo mantendría en la misma forma. Lo demás solo son cosas que hay que mejorar para tener plenitud completa, pero me siento muy satisfecho con el mayor pate de mi vida.
¿Le gustaría revivir un momento del pasado?
Sí, cuando mis hijas estaban pequeñas, yo creo que estar con los hijos son los momentos más felices que uno tiene.
¿Cómo se ve en un futuro?
Pienso en el retiro adecuado a futuro, estar tranquilo con mucha paz y disfrutar de la naturaleza. Casi tengo listo un sitio alejado de la capital para meditar, aunque ser arquitecto hasta que mera. Seguir involucrado en trabajos para la ciudadanía.
¿Qué es lo más loco que ha hecho?
Yo he sido demasiado tranquilo. Cuando estuve en Estados Unidos de joven, Salí con un grupo del High salimos de fiesta y una vez fuimos al parque del pueblo y estaba cerrado. Nos saltamos la cerca, nos metimos a la piscina a nadar con todo y ropa. La policía llegó y nos sacó, porque era medianoche, eso podría ser algo loco.
¿Cuál es la filosofía de vida de Juan Carlos Rodríguez?
Ese ser supremo que, aunque no lo vemos hay que tener la convicción de su existencia. Es el ejemplo del comportamiento de la gente en esta sociedad. El ejemplo de como debemos actuar, pensar y convivir en lo más que se pueda. Cuando no hacemos algo correcto estamos ignorando a Dios. Yo siento la fuerza de lo que significa cristo en la vida.
En esta intensa e interesante conversación, no solo se logró apreciar la esencia del arquitecto Juan Carlos Rodríguez, un personaje lleno de optimismo, seguridad, con una personalidad que atrapa, sino a un visionario que sueña con una nueva nación llena de verdaderos ideales. En él se resalta un espíritu de ética, responsabilidad y profesionalismo. Un ser humano intelectual y de pesar íntegro y recto.
Ante tantas cualidades, nos queda el placer de desearle lo mejor y que cumpla cada uno de sus proyectos. Resaltando el amor por su país y las ganas de fortalecerlo y trabajar para verlo florecer un día, como él dijo, no muy lejano.