TEGUCIGALPA, HONDURAS. Debía hacer lo que podía para esquivar los vicios, afrontar una dura realidad de carencias económicas y sobrevivir a las dificultades del día a día: en su momento, lo menos que tenía eran reflectores en su vida.
Josué David Colindres Castellanos nació en la capital en 1997. Lo acogió, desde entonces, el muy reconocido barrio Buenos Aires; ante el abandono de su padre, se crió abriéndose un espacio ante la vida bajo el regazo de su madre.
Ahora, años más tarde, usted puede encontrárselo en la calle en cualquier momento. Si es así, prepárese, pues se le viene alguna pregunta capciosa o “picante” y su respuesta será vista por miles de personas.
De manera súbita, ahora Josué es el creador de videos más visto de Honduras. Muchos le llaman influencer, aunque él ni por cerca se auto-califica con ese término. Lo cierto es que, por el trabajo que realiza, “Joche” ahora está en la boca de muchos; o, al menos, en sus risas, debido a sus jocosas ocurrencias.
Lo que quizá usted no sabía es que la oportunidad que derivó en su ineludible popularidad como un “golpe” de suerte repentino. En una entrevista exclusiva con Diario TIEMPO Digital, Josué se sinceró y reveló muchas de sus interioridades.
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Un pequeño terremoto infantil
Josué Colindres considera que tuvo una infancia tranquila. En sus primeros años se sumió en el ambiente de una familia que él cataloga como la típica entre el 70 % del país; es decir, un núcleo que trabaja duro, y se esfuerza por salir adelante.
La plática sobre aquel espacio de inocencia nos sacó la curiosidad de cuál era la respuesta de Josué cuando le preguntaban: ¿Qué querés ser cuando estés grande?
“Quería ser jugador de fútbol, pero no me dio el talento”, dijo inicialmente, entre risas. Seguido, contó que él jugó en varias categorías del equipo “mimado” de la Liga Nacional, el Fútbol Club Motagua.
Es más, en esa etapa alcanzó a jugar con futbolistas que llegaron a la primera división con “las águilas”, como Harold Fonseca, Henry Figueroa, Marlon Licona, entre otros.
¿Por qué desistió de seguir en el camino del balompié? Josué dice que él no pone la típica excusa de que se lesionó la rodilla o algo así. Sino que, en su último año de colegio, tuvo que elegir entre continuar con sus estudios o la pelota; se decantó por lo primero.
Ahora bien, en todo ese tiempo, ¿hablábamos de un “cipote” tranquilito o que causaba problemas? Lo relató a plenitud, sacando a luz varios rasgos de su personalidad.
“Era extrovertido y bien travieso, me gustaba hacer relajo. Yo lo tranquilo nunca lo tuve ni lo tengo todavía, siempre fue así mi personalidad. Me gustaba hacer que los demás se enojaran durante todo el tiempo en la escuela y en el colegio; siempre estaba en la dirección llorando con el director”, historió.
Y agregó: “Siempre fui inquieto, no por nada es que me dedico a algo público. Hago preguntas calientes y picantes; siempre me gustó ser el centro de atención; incluso, en la etapa académica hacía burlas a los demás, los molestaba, cuando el bullying no incomodaba tanto a la sociedad”.
Eso sí, aclaró que, pese a que tenía ese deleite en remitirse a las bromas y jugarretas con sus compañeros, no lo hacía con el sentido de humillar a alguien más por su aspecto físico o su condición económica.
“Sí me gustaba molestar a los demás, pero sin llegar al punto de la discriminación. Hubo una línea que no cruzaba”, acotó.
Su vida académica era una montaña rusa
Entre tanto, Colindres fue un buen estudiante, al menos durante su educación primaria donde se graduó con honores, pero reconoció que entró en un claro “declive” cuando llegó a la secundaria pues no le gustaba para nada estudiar parar los exámenes.
Sin embargo, pese a los obstáculos y lo tedioso que se le hacía lo académico, perseveró, se graduó y optó por seguir hacia el nivel superior. Con su ser extrovertido y querer ser el centro de la atención, no dudó en aspirar a ser periodista.
No obstante, no quería ser un comunicador cualquiera, sino uno orientado a un rumbo específico y explicó por qué.
“Quería ser un periodista deportivo. Creo que va de la mano esa área con ser el centro de la atención; se presta bastante para estar frente a cámaras. Además, todo aquel que no pudo ser futbolista quiere ser periodista deportivo, maestro de educación física o algo relacionado”, describió.
Al final sí regresó el Josué de la primaria y culminó su carrera de Periodismo en el tiempo previsto y hasta con excelencia académica. Mas, su pretensión dio un giro de 180 grados, lejos de las piezas periodísticas.
No obstante, decidió que no era eso a lo que realmente quería dedicarse; eso es sorprendente, dado que, con anterioridad, él aseguraba con convicción que su finalidad era convertirse en el mejor periodista deportivo de Honduras.
Una invitación cambió su destino
Según su propia descripción, un “volantazo” llegó a su vida y le dictó cuál era la ruta que él debía tomar para brillar en su pasión y lo que nació para hacer. ¿Qué ocurrió?
Ni la fecha olvidó, pues el cuatro de septiembre de 2016 le marcó su rumbo. Todo inició con una idea de sus primos; ellos tenían la voluntad de hacer videos de gaming para Facebook y YouTube. Es decir, subir material de su desempeño en los juegos.
“Yo dije que eso no iba a dar porque en Honduras la comunidad de gamers no estaba tan sólida; entonces yo les dije mejor que hicieran sketches actuados y que eso le iba a gustar más a la gente. Es así que empezamos a hacer uno que otro video para una página de Facebook, que tenía mi nombre, pero trabajábamos juntos”, narró.
Josué prosiguió expresando que estuvo junto a sus parientes durante unos cinco meses haciendo los videos de jocosidades; pero, con el paso del tiempo, ellos se fueron saliendo, perdiendo el interés, y nada más quedó él con el proyecto.
Él seguía haciendo ese tipo de actuaciones, pero se percató de que ese contenido no le generaba los números que tanto anhelaba. Es así que pensó en recurrir a algo que se relacionaba más a su personalidad: las preguntas picantes o con doble sentido.
Su primer video con las interrogantes llegó a 800 mil reproducciones. “Todos nos dedicamos a algo con la intención de prosperar, de ver fruto de lo que hacemos. Cuando empecé a ver cómo subían los números, decidí que ese era mi camino y debía quedarme”, comentó.
¿El tamaño importa? ¿Qué le dirías a tu ex? ¿Serías pareja de alguien heterosexual? ¿Quién sale en el billete de cinco? La lista de preguntas es vasta y seguirá creciendo, pues Josué aseveró a TIEMPO que pretende seguir por muchísimos años más haciendo lo mismo, si Dios se lo permite.
El “Facebooker” de Honduras
Pese a toda la “fama” que le trajo su labor, el entrevistado no considera que él sea un influencer, pese a que así le dicen con frecuencia. Él creó su propia palabra para definirse: “Facebooker, porque mi red social principal es Facebook”.
¿Por qué no un influencer? Él apuntó que no cree que realmente influye en alguien; además, no le gustaría hacerlo, porque no le gustaría “cargar con el peso en sus hombros” de que sus acciones provoquen impacto en otros.
Igualmente, se refirió a que un verdadero influencer es quien es capaz de mover grandes cantidades de personas. En tal sentido, mencionó que él tiene más de 800 mil seguidores en sus redes, pero, fuera del nicho de quienes observan su contenido “no es nadie”.
“El problema de los dizques influencers del país es que ellos se auto-denominan así, no esperan a que se les diga de tal manera. Yo soy un Facebooker”, enfatizó.
Su éxito despertó la envidia
En una ocasión, mientras estaba en medio de su práctica profesional universitaria, Facebook “se contactó con él”, o al menos eso creía él. Realmente, eran hackers que se habían apoderado de su cuenta y le engañaron para obtener más accesos a su antojo.
Desde ese día, no podía entrar más a su cuenta. Relató que intentó de mil formas, pero no lo logró; la decepción de que había perdido su cuenta causó que entrara en una fuerte depresión. Incluso, dijo que pocas veces se había sentido tan mal en toda su vida.
Josué aludió que cada video es como un “hijo para él”; por lo que, planteó una analogía. Declaró que el observar cómo deshacían su trabajo de años fue como ver la matanza, uno por uno, de sus hijos. Todo sucedió frente a sus ojos y ante la astucia de los malhechores cibernéticos.
Empero, no se echó a morir. Resurgió creando una nueva página; tal como escribíamos al inicio, Josué aprendió desde pequeño a afrontar las dificultades y no se iba a dejar caer, aunque aquello representara un tremendo golpe.
Más adelante, con ayuda de empleados de Facebook Brasil recuperó su antiguo perfil. Sin embargo, fue tanto el éxito de su nueva cuenta que optó por avanzar con esa. Las reproducciones de cada clip ahora suben como la espuma.
Un nuevo proyecto: la familia
El “Facebooker” no podía olvidar hablar acerca de su vida romántica. Aseguró a TIEMPO que la palabra mujeriego no entra en su diccionario. Perdió su virginidad a los 16 años y admitió que no solía darle la seriedad meritoria a las relaciones que adquiría.
A renglón seguido dio a conocer a este medio que antes de que cumpla 30 años quiere encontrar al amor de su vida y tener su primer hijo.
Josué es un “pequeño gigante” que ama ver Netflix, es claustrofóbico, nació el día de la mujer hondureña, ama al Motagua y siempre pasa al pendiente de los deportes.
Con cada defecto y virtud que tiene, seguirá alegrando y sacándole una carcajada al pueblo hondureño y no se sorprenda si usted es la próxima “víctima” de sus singulares preguntas.
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