TEGUCIGALPA, HONDURAS. El 25 de abril del año 2018 marcó un antes y un después en la vida del apagafuegos Ever Velásquez, ya que casi pierde la vida por defender el bosque hondureño.
El joven de 22 años de edad es el único sobreviviente de cinco miembros del Cuerpo de Bomberos de Honduras que resultaron con graves quemaduras cuando combatían un incendio en La Montañita de Francisco Morazán, zona central de Honduras.
Óscar Madrid, Frank Obilson Santos, Jorge Vargas y Felipe Varela, murieron tratando de controlar las enormes llamas que acababan con los árboles de esa zona en la capital del país.
Según Velásquez, regresar a Honduras y ver a sus compañeros fallecidos en el incendio reflejados en el rostro de sus hijos fue una de las experiencias más difíciles.
Sin embargo, con determinación y entusiasmo regresó a Cuerpo de Bomberos y asegura que anhela volver a combatir incendios forestales. Pero, debido a las recomendaciones médicas deberá esperar dos años para que su piel se recupere de las quemaduras.
A continuación la entrevista concedida a Tiempo Digital:
¿Cómo fue su niñez?
Yo crecí en el municipio de Jesús de Otoro, Intibucá. Mi infancia fue bastante dura; mi padre es albañil y llegó un momento en el pueblo donde se pasaba una situación bastante dura y debido a las circunstancias mi padre ya no iba a poder costear los estudios.
Entonces sólo iba a llegar hasta sexto grado y de ahí iba empezar a trabajar en la albañilería con él. Pero en eso mis abuelos ofrecieron que ellos me regalarían en el estudio y a cambio yo tenía que venir a Tegucigalpa.
Toda mi infancia fue bastante difícil, bastante dura.
¿Dónde realizó sus estudios?
Comencé a sacar ciclo en el Príncipe de Asturias que está en El Carrizal, de ahí para carrera mis abuelos hacen un esfuerzo y me cambian de colegio. Comencé a estudiar en el Instituto Cantares que estaba por el Mall Premiere y allí comencé a sacar perito mercantil.
¿Cuándo ingresa a los Bomberos?
Mi sueño nació a raíz que yo veía un tío mío que ella pertenecía a esta institución. Lo veía por querer un único hombre la colonia y todas las personas lo buscaban a él, ya sea por una herido llegaban a donde él y él siempre manejaba un botiquín en la casa. Yo fui creciendo con eso y cuando íbamos a jugar pelota ver los camiones las sirenas se me fue despertando ese deseo de querer subirme a los carros.
Pero no lo pude hacer, en el primer intento no pude ingresar a la institución y tomé la decisión de ingresar a la Policía Nacional. Estuve 11 meses sacando el curso en Comayagua para ser policía. Después, meterme a un curso de un mes para ser agente de investigación, a los 6 meses de ser investigador me propusieron y saqué un curso de otro mes para hacer trabajos de inteligencia y contrainteligencia dentro de la policía.
Cuando pase al área dentro de la policía a mi familia le preocupaba bastante que yo permaneciera y porque veía que cada vez me iba a compenetrando más en institución y ya me había enamorado de lo que estaba haciendo.
Una promesa
Entonces mi familia no quería, porque decía que los lugares que vivía, yo vivo en El Carrizal, era una zona peligrosa y si se enteraban que yo era policía no solamente yo corría el riesgo; sino que ellos también corrían el riesgo de que los dañara. Obviamente era algo que yo no quería porque estaba muy agradecido.
Yo les puse una excusa en ese momento y de una forma irónica le dije sí se abren las puertas de Bomberos yo ingreso a los Bomberos de lo contrario no me salgo de la policía por ninguna otra institución.
Yo lo dije porque la primera vez que lo intente no había ingresado, lo dije cerrando a ellos las posibilidades de salir de la Policía. Pero, obviamente ya era un plan de Dios y al final creo que después de haber dicho esas palabras como a un mes ya me estaban avisando que estaba la oportunidad de entrar y que habían aceptado mi currículum.
Entonces obviamente no me podía retroceder porque ya era una promesa que les había hecho a ellos y tuve que cumplirla.
¿Cómo fue reintegrarse a la vida del bombero después de su regreso de México?
Esa parte del proceso ha sido una de las más difíciles en el aspecto que yo no quería regresar de México el día que regrese. No estaba de acuerdo con regresar porque no me sentía listo aún para enfrentarme tanto a la sociedad de Honduras como al trabajo. Porque hay una diferencia entre el pensamiento del hondureño y el las de otros países.
Aquí en Honduras cuando ven todas las quemaduras del cuerpo ya todos se quedan viendo y de una u otra manera eso afecta.
Ya estando aquí volver a ver a mi familia fue uno de los momentos más especiales y a la vez agridulce. Porque recordar al momento de ver el vallado saber qué salieron 4 personas con los compañeros y de todos sólo yo era el único que regresaba, ese fue un momento bastante difícil.
El ver las esposas y los hijos, al ver el rostro de ellos reflejados en los hijos fue bastante difícil. Pero ya estar aquí en Honduras y tratar de a la misma vez no hacer que la familia se sienta mal sino la tratar de animar porque uno sabe que no solamente una sufro sino que también sufrieron ellos emocionalmente.
Un ejemplo de superación
Creo que a través de situaciones así uno Reflexiona y alcanzó una madurez diferente aprendí a ver la vida de otros puntos de vista.
Lo veo como una opción de portar su uniforme y dirigirme a la población para cultivar a las personas con una mentalidad diferente. Hoy he visto que muchos jóvenes se han suicidado por problemas sentimentales con el novio o la novia o muchas personas deciden quitarse la vida por problemas económicos o incluso se deprimen por situaciones de salud por enfermedades y lo que les digo es que en mi caso lo vi reflejado cerca de la misericordia de Dios.
Los médicos en México solo me daban el 1% de vida y al final él tuvo la última palabra. Ese 1% se convirtió en un 100% de vida y es la razón por la cual estoy hoy aquí. Enseñarle a estas personas que en esta vida se puede salir adelante y el aspecto físico no es la más importante uno puede ser feliz sin necesidad de tener una cara bonita o un cuerpo bonito.
Hay muchas cosas por las cual vivir y salir adelante en esta vida.
¿Cuál es su color favorito?
El azul.
¿Cuál es su comida favorita?
Las baleadas.
¿Cuál es su música favorita?
De música siempre me ha gustado la música alegre.
¿Le gusta bailar?
A veces, la música alegre como la bachata, la salsa, incluso la punta.
¿Tiene novia?
No
¿Le gustaría casarse y tener hijos?
Si en un futuro sí, al final si va a parecer alguien, estoy seguro que sí, me va a aceptar tal y como soy.
¿Cuál es su mayor sueño?
En la parte personal es graduarme de la universidad, creciendo dentro de la institución y en la parte laboral por lo que luchar es por en su momento poder judicializar un caso de incendio forestal. Hasta hoy en Honduras nunca se ha resuelto investigación por incendio forestal.
¿Cómo se define en una sola palabra?
Luchador, una persona luchadora y que me gusta animar a los demás.