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viernes, noviembre 22, 2024

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Recién llegado de sus vacaciones en Islas de la Bahía para liberar un poco de estrés y pasar tiempo en familia, Edwin Edgardo Hernández, no dudó en brindar un poco de su tiempo para contar la historia de su vida.

«Hoy voy llegando de viaje, con gusto lo hacemos», respondió el presidente del Colegio de Pedagogos de Honduras (Colpedagogosh), a los mensajes intercambiados con Diario TIEMPO Digital.

Un hombre con un buen sentido del humor, amable y cálido, así fue su carta de presentación. Pero, dejemos que sea el propio Edwin Hernández, el que nos permita adentrarnos un poco en la intimidad de su vida y de su hogar a través de la siguiente entrevista.

Sus orígenes

Proveniente de una familia de escasos recursos económicos, el actual presidente del Colpedagogosh, siempre supo que sería un «luchador» en pro del beneficio de los demás.

Nacido en Comayagüela, vivió y creció la mayor parte de su vida en el barrio Villa Adela. Luego, se trasladó a Juticalpa, Olancho; pero, por circunstancias relacionadas a su profesión, regresó al lugar donde dejó su niñez, sus recuerdos y sus intensas luchas en favor de la educación.

«Soy pedagogo de profesión, vago por añadidura. Disfruto mucho de la escuela de la calle».

Hernández realizó su primer incursión en la política gremial en el Instituto Mixto Hibueras de la capital. A sus apenas 12 años, decidió incorporarse a los Comités de Luchas de Estudiantes de Secundaria (CLES).

Posteriormente, ingresó al Instituto Central Vicente Cáceres, donde logró graduarse de Perito Mercantil; en el cual, siguió sumándose a las organizaciones estudiantiles. Ya  para 1973, tomó la decisión de hacerse militante del desaparecido Partido Comunista Marxista Leninista de Honduras; algo que según el pedagogo, todavía lo hace sentir orgulloso.

Las luchas frecuentes con base en su ideología política y las situaciones adversas, le produjeron un futuro sombrío; pues, se vio obligado a abandonar el país en dos ocasiones diferentes. ¿Su destino? El Salvador.

Edwin
Edwin Hernández (primero de derecha a izquierda).

Hernández, relató que su sueño se vio frustrado por las persecuciones constantes que tuvo que librar en sus años de juventud; y, es que el docente anhelaba graduarse de matemático. En el ir y venir, desde Honduras hacia El Salvador, también incursionó en la carrera de medicina; sin embargo, su destino lo llevaría a obtener una Licenciatura en Pedagogía.

«Me siento muy orgulloso que desde una infancia pobre, haya podido llegar hasta lo que soy hoy: Licenciado en Pedagogía».

A la pregunta de, ¿qué lo animó a integrarse a las luchas sociales? Respondió que, «la liberación del pueblo en contra de la opresión (…) que nos ha mantenido en el atraso, en el olvido, en la explotación y con condiciones mínimas tanto de salubridad como de educación. Ese montón de injusticias».

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El presidente del Colpedagogosh sufrió un intento de secuestro en mayo de 2019. Las movilizaciones y reclamos en los que participa, lo han hecho susceptible de persecuciones.

Edwin Rodríguez, un hombre entregado a su profesión

Edwin es maestro del séptimo, octavo y noveno grado de educación. Su conocimiento lo transmite a jóvenes del área rural, específicamente, en la zona de Las Minas, Lepaguare; en el departamento de Olancho.

¿Disfruta ejercer su profesión? – «La amo. La amo porque me ha vuelto a esa vida de contacto con la población pobre, con los necesitados, con la lucha», dijo en respuesta a la interrogante.

Y es que, de acuerdo al docente, esta carrera le ha proporcionado diversidad de enseñanzas; especialmente, «el saber de las necesidades de la población hondureña. El esfuerzo que hacen tanto las mamás, los papás, los cipotes y las cipotas, por tener una mejor educación, a sabiendas de que las condiciones de vida no son las necesarias».

Presidente del Colegio de Pedagogos: «Por accidente, creo yo. ¡Ja, ja, ja!»

Asimismo, compartió que el cargo para convertirse en Presidente del Colegio de Pedagogos de Honduras, estuvo a su disposición durantes seis años. Sin embargo, consideró que no era el momento justo para aceptarlo.

Tal y como él afirmó, sus compañeros y colegas, plantearon que era necesario que tomará la presidencia gremial; basando la propuesta, en su experiencia, sus valores éticos y morales, al igual que, por su preparación política ideológica.

«Al final la insistencia fue grande que nos pusimos de acuerdo con mi esposa, mi hija e hijos para que yo pudiera venir aquí. Fue una decisión familiar», indicó el pedagogo.

«Nuestra familia es linda, agradable, ¡chula!»

Muy orgulloso y con un tono de voz alegre, Hernández aseguró que tiene la «mejor familia»; conformada por su esposa, una hija y sus dos hijos varones. «Mi esposa Esther (es) una excelente mujer, porque ha tenido que disfrutar el hecho de vivir conmigo, pero, al mismo tiempo de sufrir la persecución».

Edwin
Edwin junto a su esposa Esther, su hija Delia y sus hijos Jorge y Edgardo.

«La familia es todo para mí, allí se decide todo. Todo lo hago por la familia, lo hacemos en equipo, en colectivo (…) es lo más grande. Lo que hay que promover y que se debe  -obligatoriamente- pasar por los niveles de afinidad, amor, cariño y ternura; pero sobre todo, la fidelidad», enfatizó el profesional.

De igual forma, señaló que una de las actividades que más disfrutan hacer juntos es vacacionar; la cual, realizan como una forma de «medicina» para la mente y el cuerpo. «Para nosotros viajar equivale a la visita al médico».

Pasatiempos, defectos y virtudes de Edwin Rodríguez

Edwin Edgardo Hernández, es un hombre de 60 años que disfruta de leer y jugar ajedrez con sus hijos, cuando el tiempo libre se lo permite.

Edwin
El profesional disfruta mucho de viajar en compañía de su familia.

Como todo ser humano, reconoce que tiene defectos así como virtudes; no obstante, aclaró que todo depende desde la perspectiva en que sea visto. Por lo que, se describió como alguien sincero, entregado al trabajo y ateo por convicción. Una persona que se relaja por las noches al fumar un cigarrillo y a la que le encanta comer ‘lorocos’ con lo que sea.

Así, es el presidente del Colpedagogosh, el maestro, amigo, esposo y padre… «¡Soy un chavacán de primera, muy ético y muy moral. Soy un bromista eterno!».

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