TEGUCIGALPA, HONDURAS. El ingeniero civil Carlos Hernández, menciona que lo que mejor le define es la labor que realiza en su trabajo como gerente metropolitano del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), ya que desde allí ha logrado servir al pueblo hondureño de la mejor manera, lo cual hace con mucha pasión a pesar de las limitaciones que existan.
Carlos Hernández, relata que era un niño un poco tímido, es hijo único, pero en su familia tiene muchos primos que son como hermanos. Recuerda que tuvo una infancia muy feliz, sin importar que quizá no tenían las mejores condiciones económicas, pero eso no era limitación para la buena convivencia familiar. Además, sigue compartiendo con amigos muy cercanos que hizo en la infancia.
Luego de la muerte de su madre, cuando él tenía 35 años, vivió un momento difícil. Sin embargo, ese momento crucial de su vida le marcó y lo hizo cambiar en muchas cosas. Puesto que hizo cambios necesarios en su vida, de negativos a positivos.
Otro de los retos de la vida, fue dejar alcohol de una vez por todas, lo cual según señala, le costó, pero finalmente pudo tomar el control y vencer, y pudo iniciar una nueva etapa importante en su vida.
Destacó que en el año 1998 pudo resolver un problema muy grave de Tegucigalpa, que sucedía cuando el Hoyo de Merriam se llenaba de agua. Un problema que nadie podía resolver, y aunque no creían que él pudiera hacerlo, finalmente lo hizo.
Por otro lado, una de las mayores pasiones y aficiones que comparte con su hijo es el apoyo al equipo de fútbol Motagua. Por tanto, reveló que le gusta mucho asistir al estadio para disfrutar los partidos «aunque se arma mucho relajo». Esa, es una de las distracciones que más disfruta compartir con su hijo en sus ratos libres.
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A continuación la entrevista a Carlos Hernández:
¿Quién es Carlos Hernández, cómo se define?
Me defino como un ingeniero trabajador, enamorado del trabajo y de poder dar un servicio a la población, en este caso lo que tiene que ver con el agua potable. Me gusta poder ayudar a la gente, aunque sea en condiciones limitadas, pero tengo ese sentimiento de poder ayudar.
¿Cómo es un día en la vida de Carlos Hernández?
Mis días son de lunes a sábado algo parecidos, desde que me levanto a las 5:00 a.m. ya estoy levantado, a las 6:00 a.m. en la oficina y luego a empezar a atender toda la problemática de aguas y alcantarillado, mejoras al sistema y mejoras al servicio. Apoyo a los estudios que se estén realizando, diseños, entre otros, en conjunto con todo el personal que trabaja con nosotros, varios ingenieros y trabajadores del SANAA.
De lunes a sábado estoy ajetreado, ya el domingo es menos y es más un día para poder relajarme, muy diferente a toda la semana.
¿Cómo fue su infancia?
Pues aparte de ser hijo único, siempre tuve un montón de primos. Siempre tuve apoyo de mi madre más que todo. No teníamos una muy buena condición económica, pero mi infancia fue tranquila y alegre.
¿En la escuela qué tipo de niño era?
Era tranquilo, quizá un poco tímido, pero tenía varias amistades.
¿De niño qué profesión le llamaba la atención?
Me llamaba la atención la arquitectura, por lo del dibujo ya que me encantaba dibujar, pero a medida pasaba el tiempo ya cambié un poco la perspectiva.
¿Tiene amistades que han perdurado desde que era un niño?
Sí, amistades que tengo desde la escuela hasta este día, y del colegio también tengo bastantes amistades que han perdurado, los encuentro algunas por las redes sociales y, mantenemos comunicación.
¿Recuerda un momento crucial en su vida que haya marcado un antes y un después?
Sí, hay uno que otro. Por ejemplo, el que más me acuerdo es el de la muerte de mi madre, yo tenía 35 años y eso vino a cambiar muchas cosas de mi vida de negativas a positivas.
¿Líderes mundiales de la historia que usted admire?
Por ejemplo, me gustó mucho el mandato de Barack Obama.
¿Hay algo a lo que Carlos Hernández le tema?
Pues sí, a lo mejor no tener un día los recursos necesarios para poder subsistir en la vida, eso sí.
¿Qué le da fortaleza cada día a Carlos Hernández?
Bueno, pues que todo me salga bien, cuando todo me sale bien me siento como el hombre más poderoso del mundo.
¿Hay algo que lo haga enojar?
Sí, bastantes cosas, por ejemplo, soy muy impaciente, no puedo hacer mucha cola, también que la gente me repita muchas veces las cosas no me gusta.
¿Cuál ha sido el mayor reto de su vida y que usted logró vencer?
Es algo de lo que yo no hablo mucho, pero yo bebía bastante y eso lo vencí, me costó, pero dejé de hacer eso, es algo que me hace sentir orgulloso poder vencer.
¿Cómo ingresa a laborar para el SANAA, cómo es ese proceso?
Eso pasó en 1982, aunque también estuve en el 78 un tiempo, pero salí y volví a entrar en el 82, por el que era gerente en aquel tiempo, ya que antes las cosas no eran como ahora que son tan políticas, las cosas no eran tan degeneradas como ahora.
Desde que volvía a entrar aquí he estado, cuando salí en 2007, tres años, pero entré de nuevo en 2011, me sirvió un poco salir porque logré hacer una empresa propia.
¿Qué es lo que más le gusta y le enorgullece de su profesión?
El hecho de poder ayudar a la población y sentirme satisfecho cuando he logrado atender algo en beneficio de la gente.
¿Alguna experiencia única que le gustaría compartir acerca de su trabajo?
Allá por 1998 había un problema acá en Tegucigalpa que nadie lo podía resolver, y estaban metiendo los manos políticos, un montón de gente queriendo resolver a pura bulla, pero me dio se me dio la oportunidad que el gerente de poder yo atacar el problema, y yo lo resolví, lo del Hoyo Merriam, que cuando se llenaba de agua y ese problema era grave en Tegucigalpa, pero yo lo pude resolver, nadie confiaba en mí, na die creía, pero yo lo resolví.
¿Según su opinión que le hace falta a Honduras para ser la nación que debería ser?
A Honduras le hace falta más educación, más y mejor educación, de ahí parte todo, de ahí viene el empleo, el cuidado de la salud, de ahí viene la atención a la familia, todo eso viene de la buena educación.
Hábleme sobre sus gustos musicales.
La música que me gusta es el rock clásico de los 60’s y 70’s, de esa época, música estadounidense, en español casi no me gusta. Me gusta música como la de Cat Stevens.
¿Sabe ejecutar algún instrumento?
No, ahí compre un saxofón y ahí lo tengo, ni lo sé usar.
¿Práctica algún deporte?
Estuve practicando bastante baseball, casi dos años.
Cuénteme sobre su afición por el equipo de fútbol Motagua.
Claro que sí, es que mi hijo me metió al rollo porque él es gran aficionado, le gusta que vayamos al estadio, hay pocas distracciones así, y me gusta compartirlas con él, entonces eso me llena bastante en mis ratos libres. Casi siempre que juega aquí el Motagua vamos a estadio, aunque se arma mucho relajo.
¿Cambiaría algo de su vida o está conforme con todo?
No es que este conforme, hay muchas cosas que no me han gustado, pero no la cambio, eso es lo que Dios le da a uno.
Hábleme de sus viajes.
No me gusta mucho, pero sí antes realizábamos viajes a Japón, Francia, Brasil, pero eran viajes más que todo de trabajo para sacar cursos y cosas relacionadas.
¿Tiene mascotas?
Sí, más que todo los perros me caen bien, aquí en mi casa hay varios.
¿Qué es lo más loco que ha hecho?
Hay un montón de cosas, por ejemplo, una vez, en un concierto que realizaron en un parque de Francia me puse a bailar con una cantante hondureña que estaba ahí, ya que había un concierto de Jazz den todos los parques y me subí a la tarima y me puse a bailar y yo que no acostumbro a bailar, pero como yo era el único hondureño en todo el lugar, pues me puse a bailar con la cantante.
Alguna filosofía de vida que le gustaría compartir.
Hay que aceptar las cosas como son en la vida, aceptar si hay limitaciones, ver bien las fortalezas y sobretodo hay que recordar siempre ser humilde.
Por medio de esta interesante charla, Carlos Hernández nos dejó conocer sus gustos, experiencias y forma de pensar. Además, compartió la satisfacción que le hace sentir hacer bien su trabajo en beneficio de los hondureños. Destacó que Honduras necesita más y mejor educación para crecer como una verdadera nación. Por lo anterior, Diario TIEMPO le desea los mejores éxitos en sus nuevos proyectos dentro del SANAA y su vida personal.