HONDURAS. Una joven damnificada y recién graduada de la educación superior, relató su experiencia tras ser afectada por los desastres que provocaron los fenómenos Eta e Iota, en un contenido exclusivo de la periodista Neida Sandoval, para Diario TIEMPO Digital.
Se trata del testimonio de la joven Yosselin Marleny Pedraza, de 28 años de edad. Recientemente había culminado la carrera de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), cuando los ciclones le llegaron por sorpresa, como a muchos de sus vecinos.
La fémina confesó a Neida Sandoval que estaba con su familia residiendo en San Pedro Sula, tras el susto que tuvieron. Ella indicó que ha sido sumamente difícil, debido a que, en el momento que llegaron las tormentas les «tocó salir contracorriente».
«Estábamos dormidos y luego llegó una vecina, nos avisó. Ella pensó que nosotros ya no estábamos, porque teníamos la puerta cerrada», mencionó.
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En su testimonio, Yosselin expresó que su madre estaba muy nerviosa. Incluso, detalló que tenían en su casa a la nieta de su tía, quien tiene 4 años de edad, la cual se quedó a dormir ese día.
«Fueron días de angustia, ya que, tuvimos familiares que se quedaron atrapados en los techos de sus casas. Mi tía en la colonia Celeo Gonzales, luego mi otro tío en La Planeta», externó.
La joven también expresó que pese a que las tormentas pasaron, ha quedado el desastre que ahora tienen que limpiar. «Hemos estado sufriendo bastante, yendo a limpiar, es bien cansado», agregó.
Viven en una casa prestada
Actualmente, la hondureña junto con su familia residen en una casa que les prestó un amigo, mientras pueden recuperar sus pertenencias y dejar como antes la propia. Empero, no solo ellos se encuentran ahí, sino varías familias más.
Yosselin recordó el momento de la inundación: «Yo pongo los pies en el suelo, salimos con ropa de dormir y digo yo ‘¡No hay agua!’ Pero abro la puerta y me dicen ‘¡Yosselin, se salió el río, corran!’ Era un caos la calle«, exclamó.
Al momento que la familia de Yosselin se enteró que comenzaba a inundarse, el agua aún les llegaba a los tobillos, pero al salir de la vivienda, ya estaba al nivel de la cintura. «Nos agarramos en cadena, estaba mi padrastro, le dije que agarrara la niña», rememoró.
La joven manifestó que en ese momento, a su madre se le cayó una llave, por lo cual, no podían salir y tuvieron que romper un candado. Cuando lograron dejar su casa, observaron a gente llorar y hasta gritos diciendo «ya no puedo más» o «me ahogo».
«Nosotros caminamos unos cinco minutos y había un carro, que yo no se de dónde salió, pero gracias a Dios, porque no podíamos sacar a mi mami», relató.
La agonía vivida
El conductor de ese mismo automóvil logró sacar a varias personas, reveló Yosselin. Asimismo, confesó que otro de los temores de los residentes al momento de salir, era que no había mucha visibilidad y tenían miedo de caer en cunetas.
«Ya cuando salimos solo pude decir: ‘¡Gracias Dios!’ Pero bastante doloroso ver personas que uno conoce e iban luchando contra la corriente, gritaban y varios se quedaron ahí atorados», exclamó.
Hasta estos momentos, la familia de Yosselin mantiene la preocupación, no dejan de ver las noticias por el miedo que algo similar vuelva a ocurrir. Además, sostuvo que en su casa el lodo llegó hasta dos pies de altura.
Al estar en una casa prestada, la joven relató que una iglesia está cerca y los feligreses han llegado para darles comida. Para culminar, hizo un llamado a las autoridades para que presten atención a los miles de damnificados que dejaron los ciclones tropicales.
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