TEGUCIGALPA, HONDURAS. El año 2020, sin duda alguna, vivirá para siempre en la memoria de los hondureños, no sólo por la pandemia del COVID-19, sino también por los huracanes Eta e Iota que en noviembre afectaron a millones.
El primero, Eta, entró a Honduras el 4 de noviembre del 2020, y solo 12 días después, el 16 de noviembre, cuando se pensaba que nada peor podía ocurrir, apareció Iota.
Las pérdidas que dejaron fueron tantas que hay personas que todavía no se recuperan del golpe. Un día como hoy, 19 de noviembre, pero del 2020, los pobladores de la zona norte estaban inundados por segunda vez en menos de 15 días.
El Cuerpo de Bomberos continuaba rescatando a personas que estaban atrapadas encima de los techos de sus casas.
Lea también: Día 17: Iota comienza a llevarse lo que Eta dejó
Severas inundaciones
Aunque Iota ya había salido de Honduras, las secuelas dejaron graves inundaciones. Parecía un ‘deja vu’, pero no. Las zonas más afectadas, como con Eta, fueron todas las que conforman el Valle de Sula. La lista de personas desaparecidas y muertas por derrumbes o ahogadas se alargó.
Los ríos, como el Chamelecón y el Ulúa, se desbordaron de nuevo, ocasionando más inundaciones. Muchas familias ya habían regresado a sus casas para hacer trabajos de aseo después de Eta, pero tuvieron que evacuar de nuevo por la nueva crecida de los caudales.
De igual manera, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) difundió una imagen satelital que mostraba al Valle de Sula inundado por segunda vez.
Lo que pasaba en la zona norte del país era caótico. Las fotografías de las inundaciones y del peligro que corrían las familias se hicieron virales en redes sociales.
Continúan los rescates
Los rescates se reactivaron el 19 de noviembre en los 18 departamentos del país, tanto en helicópteros como en lanchas.
Uno de los rescates más memorables de ese día tuvo lugar en Potrerillos, Cortés. Un vídeo mostró cómo miembros de las FF.AA. socorrieron a dos personas que apenas se veían sobre sus casas debido a la altura del nivel de agua.
Otro hecho heroico ocurrió en Baracoa, Cortés, en donde rescatistas en helicópteros salvaron la vida de unos ciudadanos que estaban en las ramas de unos árboles, quienes, al ver los helicópteros, habían comenzado a pedir ayuda.
Además de eso, dos menores se salvaron de milagro luego de un derrumbe en Lempira. Los dos quedaron huérfanos, pues todos sus familiares murieron soterrados. Fue el Comité Permanente de Contingencias (COPECO) quien rescató a los niños.
Fallecidos por Iota
Por otro lado, ese día se hizo un conteo de los fallecidos por Eta e Iota, pero no sólo a nivel nacional, sino incluyendo también a los demás países centroamericanos golpeados.
Iota llegó a Centroamérica siendo un huracán mayor de categoría 5, afectado a Nicaragua, Guatemala, Panamá, El Salvador y Honduras, aunque, claro, a algunos más que a otros.
Nicaragua y Honduras alcanzaron la mayor cantidad de muertes. En Nicaragua hubo 16 muertos, tres por por derrumbes y el resto, 13 personas, ahogadas. Honduras sumó 14 fallecidos. El departamento de Lempira registraba la mayoría, ocho víctimas. Por su parte, Guatemala tenía dos muertos, Panamá uno y El Salvador uno.
Otro suceso que causó conmoción en Honduras fue que en el cementerio Sipile de Tegucigalpa las fuertes abrieron algunas sepulturas y varios cuerpos salieron flotando.
Promesas de reconstrucciones
Los daños causados por los huracanes eran millonarios. Ese día, el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH) informó que estaba en proceso una propuesta para la reconstrucción nacional. Alejandro Kafati, analista, expuso que lo más importante era realizar una evaluación precisa de los daños ocasionados por Eta e Iota.
Aunque no dio detalles de la propuesta, Kafati anunció que se estaba pidiendo el apoyo de la sociedad civil e instituciones públicas.
Por su parte, el presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), Juan Carlos Sikaffy, sugirió que los países centroamericanos debían unirse urgentemente para levantar la productividad.
«La unión con los demás países centroamericanos es urgente. Creo que tenemos que hacer un bloque para poder levantar la productividad del país, así como la reconstrucción de todas las vías que se perdieron», declaró.
Siguen amenazas de más inundación y lluvias
Entre tanto llanto, desolación, desespero y frustración, la amenaza de mayores problemas seguía fastidiando la esperanza de los hondureños.
Ese día se notificó que el embalse de la Central Hidroeléctrica Francisco Morazán, conocida como El Cajón, iba en aumento a pesar de que se habían descargas controladas.
El nivel de ese día tenía era 288.10 metros sobre el nivel del mar y se acercaba al límite de operación, que es de 290 metros sobre el nivel del mar. Por desgracia, meteorólogos advertían que vendrían más lluvias.
De su lado, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) dijo que más lluvias se estarían produciendo en el territorio nacional debido a tres nuevas ondas tropicales que se formaban en el océano Atlántico.
Sin embargo, no todas las noticias fueron malas ese día. Anteriormente se advirtió sobre otro ciclón en formación en las aguas del Atlántico llamado Kappa. Este ciclón amenazaba con pasar por Honduras como huracán, sin embargo, el NHC dijo que las posibilidades de su fortalecimiento habían bajado.
La población se mantenía incomunicada y agobiada. De nuevo se debían limpiar las casas, pero había luz de esperanza: ahora sí parecía que lo peor estaba terminando.
Nota para nuestros lectores:
Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp. Haga clic en el enlace:
https://bit.ly/2Z2UF3j.