Cuando el caso Dieselgate y escándalos similares parecen haberse perdido en el tiempo, reaparecen y con nuevos jugadores, así ocurrió esta semana.
Esta vez es el gobierno alemán el que está allanando las oficinas de Kia en busca de evidencias de dispositivos que engañaban sobre las emisiones generadas por sus motores diésel.
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Las autoridades alemanas sospechan que se pusieron en circulación más de 210.000 vehículos diésel vendidos hasta 2020 y equipados con presuntos dispositivos de desactivación, similares a los que usó el Grupo Volkswagen.
Se cree que el software del motor proviene de los proveedores Bosch y Delphi, que hoy es propiedad del grupo BorgWarner y que están siendo investigadas.
En el marco de esta investigación, 140 oficiales han registrado locales comerciales de Kia en Alemania y Luxemburgo.
Según los fiscales, los vehículos supuestamente estaban equipados con un software que redujo «masivamente» o eliminó por completo las reducciones de emisiones cuando salieron a las carreteras. Sin embargo, solo ocultaba a los clientes que no cumplían con las normas europeas de emisiones.
De momento se desconoce si estos vehículos equipados supuestamente con este software se vendieron en Alemania o afecta a más países. Tampoco se han revelado detalles acerca de qué modelos estarían afectados.
Otras compañías en tribunales
El Grupo Volkswagen o Fiat son algunas de las compañías que siguen en los tribunales por el Dieselgate, que se destapó en 2015. La última sentencia obliga al consorcio alemán a pagar 226 millones de euros a unos 91.000 conductores británicos como parte de un acuerdo extrajudicial.
También Fiat (ahora Stellantis) ha alcanzado un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU. para zanjar su investigación en el marco del Dieselgate: se ha declarado culpable y ha aceptado pagar 281 millones de euros.
Un portavoz en representación de Kia, confirmó las redadas y dijo que la empresa estaba trabajando con las autoridades.
Kim Joon-sung, analista de Meritz Securities en Seúl, dijo que la investigación podría ampliarse o conducir a daños punitivos.
Pero agregó que no se encontraron problemas cuando todos los modelos diésel de Kia vendidos en Europa fueron investigados. Esto ocurrió a mediados de 2010 por una posible manipulación de las emisiones. La investigación podría revelar nuevas prácticas ahora.
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