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viernes, noviembre 22, 2024

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El 15 % de la población es intolerante a la lactosa y se sospecha que mucha gente padece esta afección y no lo sabe. Aunque la intolerancia a la lactosa no suele causar grandes problemas, los síntomas pueden ser bastante incómodos, ya que provoca dolor abdominal, flatulencias, hinchazón, diarrea o náuseas.

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Causas de la intolerancia a la lactosa

Para digerir la lactosa (el azúcar que posee la leche de forma natural) necesitamos una “herramienta” especial: una enzima llamada lactasa, producida en el intestino delgado.

Esta enzima “rompe” la molécula de lactosa, lo que es esencial para que pueda ser digerida y absorbida por el intestino.

Si se tiene poca lactasa (o se carece de ella), la molécula de lactosa llega íntegra al intestino grueso, se produce su fermentación y, con ella, pueden aparecer los problemas digestivos que definen la intolerancia a la lactosa.

Sin lácteos en tu dieta, debes priorizar otros alimentos para obtener calcio
Sin lácteos en tu dieta, debes priorizar otros alimentos para obtener calcio.

Síntomas de una mala digestión de los lácteos

La fermentación que llevan a cabo las bacterias en las personas que no digieren bien la lactosa puede provocar problemas digestivos como:

  • Dolor abdominal
  • Hinchazón
  • Flatulencias
  • Espasmos
  • Diarreas ácidas y acuosas
  • En ocasiones, náuseas y vómitos.

Estos síntomas pueden aparecer poco después de la ingesta de algún lácteo o tras un período mayor de tiempo, dependiendo de la cantidad tolerada. Puede oscilar desde los 30 minutos hasta las 2 horas.

En la mayoría de los casos, el grado de intolerancia es parcial y varía de unas personas a otras. Puede ser alta, media o baja en función de las cantidades de lactosa que se toleran a diario, que pueden ir de 1 hasta 12 g.

La intolerancia a la lactosa puede desarrollarse con la edad

Esta intolerancia se puede producir a cualquier edad, aunque es más frecuente durante la infancia, al introducir la leche de vaca, o que se desarrolle ya de adulto con el proceso de envejecimiento.

El mecanismo enzimático que ayuda a digerir la lactosa, vital en los bebés, va perdiendo efectividad con el paso de los años, lo que puede provocar que, con el paso del tiempo, la leche no siente bien.

Además, al ir perdiendo progresivamente a lo largo de la vida la capacidad de digerir la lactosa, la intolerancia puede ir aumentando. Esta afección es muy común en los adultos de origen asiático, africano e indígena americano, y muy poco habitual en personas del norte de Europa.

¿Se deben eliminar los lácteos de la dieta?

Si notas que tras la ingestión de leche se manifiestan repetidamente problemas gastrointestinales, no abandones los lácteos por tu cuenta y acude al médico. Puede realizar distintas pruebas para confirmar el diagnóstico: administrar cantidades controladas de leche y medir el nivel de hidrógeno en el aliento, hacer el test de acidez en las deposiciones o una biopsia del intestino.

Eludir los productos lácteos sin sustituirlos bien puede llevar a una deficiencia de nutrientes y sobre todo de calcio y de vitamina D, lo que aumenta el riesgo de osteoporosis. Por eso, es aconsejable buscar soluciones junto a un especialista para compensar la dieta.

Los síntomas aparecen entre media hora y 2 horas tras tomar el lácteo
Los síntomas aparecen entre media hora y 2 horas tras tomar el lácteo.

Las mejores alternativas si eres intolerante a la lactosa

Si el médico te pide que descartes los lácteos seguramente te debe aconsejar otras fuentes de calcio. Puedes conseguir este mineral a partir de otros alimentos como frutas, frutos secos, vegetales de hoja verde, semillas de sésamo, legumbres, sardinas…

Si la intolerancia es “parcial” te puede ayudar también:

  • La leche sin lactosa o con baja cantidad de ella: es un alimento tratado con enzima lactasa, y por ello los intolerantes a la lactosa la digieren mejor. Además, tiene un alto porcentaje de calcio. Lo mismo pasa con la leche de soja enriquecida en calcio.
  • Tómala con fibra. Si la leche va a acompañada de otros alimentos sólidos o con fibra, se enlentece la digestión, con lo que se facilita la acción de la lactasa existente.
  • El yogur y la leche fermentada tienen menos lactosa por acción de las bacterias que la metabolizan (y que además te ayudan a digerir esta lactosa). El queso curado o el requesón también tienen ese azúcar en menor medida.
  • Ten en cuenta que hay muchos productos envasados que, aunque no son lácteos, también contienen lactosa. Por ejemplo: tostadas, fiambres y embutidos, purés cremas y sopas envasadas, helados…

Intolerancia a la proteína de la leche de vaca

Otros motivo que puede hacer que no toleres bien la leche, es que tengas una intolerancia o alergia a la proteína de la leche de vaca.

Normalmente, nacemos con intolerancia a esta proteína y desaparece en un tiempo, aunque en algunos casos perdura siempre. A diferencia de la intolerancia a la lactosa, esta no solo provoca molestias digestivas, también pueden percibirse otros síntomas como:

  • Problemas dermatológicos
  • Hinchazón de labios y párpados
  • Asma.

Si esto sucede, hay que acudir al hospital, donde lo más común que se prescriban antihistamínicos.

Fuente: Saber Vivir.


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