TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El alcalde del Distrito Central, Jorge Aldana, informó este sábado acerca de la coordinación con distintas instituciones, que pretenden dar viviendas temporales a los damnificados de la colonia Guillén y Nueva Santa Rosa.
Entre las instituciones mencionadas se encuentran propiedades de la Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI) y el Instituto de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados y Funcionarios del Poder Ejecutivo (Injupemp). Estos entes tienen en su poder el proyecto de Ciudad Mateo con más de 500 viviendas disponibles.
De igual manera, el titular de la alcaldía manifestó que se podría contar con 20 casas disponibles en manos del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) y otras por parte de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
«Pero no es así nomás, es un tema que hay que hacer la licencia ambiental, ir a ver el estado de las viviendas, porque no vamos a pasar las familias de una zona de riesgo a otra que puede estar comprometida», explicó el edil sobre el inventario que están realizando.
Evacuaciones y albergues
En ese sentido, consideró que lo primordial en estos momentos es la evacuación de las familias perjudicadas por la falla geológica. Por lo tanto, aconsejó buscar albergues habilitados o rentar casas en otras zonas, mientras ellos establecen una solución definitiva y solventar procesos legales.
Detalló que de las colonias Guillén y Nueva Santa Rosa ya han evacuado a 124 familias y falta extraer unos 50 núcleos familiares de la zona.
«A las que faltan por evacuar, les pedimos de todo corazón que tomen la decisión, no van a estar solos, les estamos apoyando en el traslado y con atención humanitaria para que no sientan el impacto tan duro de salir de sus viviendas», exclamó Aldana.
Consideró que esa zona capitalina es una «bomba de tiempo» y que la salida del lugar es urgente para evitar tragedias.
Afectados de la Guillén suplican ayuda
Tristeza, desesperación y preocupación es lo que sienten los hondureños afectados por la falla geológica en la colonia Guillén, de Comayagüela, Francisco Morazán.
“No hemos podido dormir, esto es horrible. Hemos vivido aquí toda la vida”, dijo un poblador con auténtica preocupación reflejada en su rostro.
En el lugar han desalojado alrededor de 300 personas que, por los momentos, permanecen en albergues. Sin embargo, aún faltan unas cuantas decenas de familias que siguen en sus casas y deben desalojarlas por el peligro que los derrumbes representan.
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