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viernes, noviembre 22, 2024

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Honduras. Hasta que acecha la contaminación ambiental la ciudadanía se preocupa, pero muchas veces hay factores que ignoran y que se pueden prevenir, en ese desarrollo de ideas hemos dialogado con dos ingenieras ambientales sobre lo que sucede en el Lago de Yojoa y en San Pedro Sula.

Una mezcla de olor a quemado o a excremento se comenzó a denunciar la semana pasada en San Pedro Sula. Habitantes de al menos 11 colonias lo reportaron mientras que la Gerencia Ambiental dijo que iba  a investigar, pero aún no ha presentado resultados.

Mientras el hedor se introduce a las viviendas y organismo de los sampedranos, las aguas del prominenente Lago de Yojoa presentan un desfavorable nacimiento de algas y una especie de masilla o sedimento café que pone en alerta a pobladores, pescadores y más hondureños, ya que aseguran es un contaminante.

Ante eso, tanto la empresa acuicultora Aquafina y el Ministerio Público hicieron recolección de muestras para saber de qué se trata. La compañía privada asegura que es un «bloom de algas» producto de la escorrentía de las lluvias, mientras que los fiscales aseguraron que la recolección será analizada por un especialista en La Ceiba.

En ese orden, la búsqueda de respuestas continúa, principalmente de parte de las autoridades municipales en la Capital Industrial y las MiAmbiente a nivel gubernamental. Pero no existen criterios profundos y absolutos sobre los temas, y para que la ciudadanía conozca, hasta el momento.

Sin embargo, dos profesionales de la ingeniería ambiental, catedráticas universitarias, han expuesto algunas opiniones sobre las temáticas.

Urge investigar el perjuicio que pueden causar fumigaciones 

Mientras se construía este reportaje, un olor a fertilizante se introdujo en mi vivienda, inmediatamente la nariz ardió. Hace dos días, a eso de las 11:00 pm, otro olor a excremento de gallina o químicos también se sintió, y pude constatar lo que centenar de ciudadanos están reportando.

Por ende, se le consultó a la ingeniera Leticia Irías, sampedrana y catedrática de la Universidad Católica de Honduras UNICAH y la Universidad de San Pedro Sula (USAP). 

Dentro de sus criterios expone que «basándome en lo que veo y ocurre en el mundo, a raíz de la pandemia y los masivos procesos de fumigación, creo que ese podría ser parte del problema».
«Los olores los he sentido. Definitivamente no huele a emanaciones de agua negras o aguas servidas, al menos no por mi vivienda».
«Habría que investigar ese punto. Y leo en los medios, que nadie menciona ese detalle», enfatiza Arias. Al mismo tiempo que reflexiona sobre los químicos que se están usando en distintas áreas de la ciudad, los cuales son nocivos para la salud.
«Las repercusiones al realizarlas (las fumigaciones) tan seguido en las zonas, y los efectos a corto y mediano plazo a la salud y al ecosistema hay que analizarlos».
«La Municipalidad  ha fumigado paulatinamente, según veo, pero la gente como patronatos por ejemplo, lo hacen sin capacitación y en verdad no tienen idea si funciona o no contra el covid».
Además el miedo puede ser muy perjudicial, la «gente está con paranoia y usa cualquier cantidad de venenos y cree en el vendedor que le dice es inocuo. Lo cual es ilógico. El hígado de los mayores y los que tienen condiciones preexistentes me parece que pasará factura», revela la profesional.
Además se le hace un daño a la fauna y a «nuestro acuífero al recibir tantas dosis no reguladas por la autoridad», concluye sobre este tema en proceso de averiguaciones.
Por su parte, la ingeniera Marcia Suazo, oriunda de Tegucigalpa y catedrática en postgrado de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec) afirma que sería «bueno identificar dentro de las colonias si el mal olor se está transportando en las alcantarillas». Al estar en la Capital ella no ha percibido el hedor. Pero concuerda en que es importante una revisión.

¿El Lago de Yojoa se contamina o son repercusiones de lluvias’ 

Tanto Marcia Suazo como Leticia Irías, quienes atendieron vía telefónica el llamado para despejar algunas dudas, expusieron sus conceptualizaciones sobre la situación del Lago de Yojoa.

Para la ingeniera Suazo son las autoridades competentes las que deben investigar y «uno no puede opinar ni culpar a nadie mientras no tengan los resultados de los monitoreos que hace la autoridad». Sin embargo, expone que la carga que aportan los ciudadanos es a veces mayor y causa daño. Ella considera que la compañías hacen monitoreo en las aguas.

No obstante, para la maestra universitaria, la temporada de lluvia provoca una «escorrentía y con eso carga hay una contaminación antropogénica. Habría que investigar si hay aporte de fósforo por el uso de fertilizantes químicos en actividades de cultivos cercanos», expone Suazo a la vez que señala que eso puede ser arrastrado por el agua hacia el Lago.
«Eso pasa continuamente en temporada lluviosa, y si hay una actividad irregular o la gente usa eso es que son nutrientes que para el Lago, que tiene un ecosistema muy delicado, es una carga adicional a la que ya tiene. Si le aporta fósforo o má nitrógeno le cambia su ecosistema», señala Suazo.
Es por eso, que cuando toda esa carga no es depurada por el mismo sistema natural se producen esos sobresaltos en las aguas. » Todo aporte de origen antropogénico va afectar el ecosistema como tal, y le va a tomará más tiempo depurarlo, sólo los estudios pueden determinar cuánto tiempo».

Restaurantes no tiene un sistema de drenaje adecuado

Las personas que tienen los restaurantes a la orilla del Lago de Yojoa es necesario que cuenten con un sistema de tratamiento de residuos, ya que algunos como el aceite van a caer, muchas veces al agua natural, manifiesta la ingeniera Suazo. También hay aguas negras y aguas grises.
Sobre la culpabilidad que echan a las empresas acuicultoras, ella dice que el cultivo de peces siempre ha estado allí, y el fenómeno siempre se da en un momento como el de ahora: lluvioso.
Es necesario hacer una «revisión biográfica porque se han hecho muchos estudios al Lago».

 

Residuos de crianza sí han perjudicado 

En su intervención para desarrollar este son compartidos también por la ingeniera ambiental Leticia Irías. No obstante, bajo su criterio el Lago de Yojoa sí ha tenido un impacto por el desarrollo acuícola.

«Los residuos de actividades como la crianza de peces en un cuerpo de agua, pueden ocasionar un impacto muy negativo al entorno. Esto lo sumamos a la contaminación por años que ha sufrido. Es la receta perfecta para el desastre».

«No se debe focalizar, y por desgracia, es un problema de años. ¿Se puede corregir? Claro, lo primero es identificar, luego detener y después delimitar las estrategias para limpieza»: se autopregunta y aconseja la especialista hondureña.

No obstante, ella está de acuerdo que la correntía a causa de las lluvias si viene a perjudicar en esta temporada.  Concluye que lo que le sucede al único lago hondureño es «mezcla de todas las actividades».

 

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