Tegucigalpa, Honduras. La Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.) expresó su preocupación e indignación por las acciones del gobierno nicaragüense hacia la Iglesia católica.
Mediante un comunicado, la conferencia indicó que los líderes católicos han sido víctimas de varios ataques.
«Expresando nuestra preocupación e indignación por los hechos que se han venido registrando en Nicaragua y que los hacen sufrir mucho, con las injusticias, hostigamientos y atropellos», explica el documento.
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Del mismo modo, la Conferencia Episcopal de Honduras manifestó que estas acciones en contra de la Iglesia católica en Nicaragua se han vuelto intolerables.
Así mismo, los representantes de esta religión en el país resaltaron que se han exiliado a más de 200 personas. También, lamentaron la condena «injusta» del Episcopado, monseñor Rolando Álvarez Lagos.
En este sentido, la Conferencia Episcopal de Honduras pidió a la población orar por la situación que enfrenta el país centroamericano.
«Exhortamos al Pueblo de Dios a elevar oraciones por la paz, la justicia y la reconciliación en Nicaragua», manifestó el comunicado.
De igual manera, los líderes católicos hondureños pidieron una intervención en Nicaragua para mejorar la situación
«Pedimos a los organismos internacionales una pronta y eficiente intervención ante esta dolorosa situación», detalló el comunicado.
El papa, preocupado por situación de monseñor Álvarez en Nicaragua
El papa Francisco dijo estar «preocupado» y «entristecido» por la situación en Nicaragua, especialmente por el obispo Rolando Álvarez, condenado a 26 años de cárcel, y por la deportación de 222 opositores a Estados Unidos.
El gobierno de Daniel Ortega liberó el pasado jueves a 222 opositores y los deportó a Estados Unidos; al mismo tiempo, los despojó de su nacionalidad.
El obispo Rolando Álvarez se negó a la deportación. En consecuencia, recibió una condena de 26 años de cárcel por, entre otros cargos, menoscabo a la integridad nacional.
«Las noticias que llegan de Nicaragua me han entristecido mucho», dijo el pontífice argentino al final de su tradicional oración del Ángelus, en la plaza de San Pedro.
«No puedo dejar de recordar con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien quiero tanto», agregó el sumo pontífice, y «también a las personas que han deportado a Estados Unidos«.