TEGUCIGALPA. Honduras ha sido uno de los países de Centroamérica más afectados por el cambio climático. Quienes sufren las consecuencias son las personas de escasos recursos, los más vulnerables.
En la historia hondureña hay un sinfín de tormentas tropicales y huracanes, unos más potentes que otros.
Hoy, hace un año, miles de familias damnificadas se reportaban por el paso de Eta e Iota. Pero si nos vamos 23 años atrás en la historia, el temible huracán Mitch ponía de rodillas el territorio hondureño, dejando miles de personas muertas y desaparecidas.
El especialista en cambio climático, Cesar Quintanilla, contó a Diario Tiempo que uno de los grandes problemas que tiene el mundo es el calentamiento global. «Está descartado que cada dos décadas lleguen los huracanes al país», dijo.
«A mí no me queda la menor duda que, ya sea de manera directa o indirecta, nos va a golpear un huracán. antes de que contempláramos los escenarios de cada 20 años», planteó.
Honduras está sufriendo consecuencias del cambio climático
Por otro lado, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dijo que la frecuente formación de poderosos huracanes es producto del cambio climático y el calentamiento global.
A consecuencia de eso, ahora hay veranos con temperaturas más altas e inviernos con grandes cantidades de lluvia que caen en poco tiempo, provocando inundaciones.
Honduras está sufriendo las consecuencias planteadas por miles de científicos estadunidenses que conforman la IPCC, y a lo largo de los años, varias veces han ocurrido «llenas», como dicen popularmente los hondureños.
De acuerdo con el ya extinto Servicio Meteorológico Nacional (SMN), llamado ahora Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos Sísmicos (CENAOS), Honduras ha sido abatido por más de 30 ciclones desde 1950.
En 1966 el huracán Alma azotó Honduras, mientras que Edith lo hizo en septiembre del 1971. Pero años más tarde llegaron ciclones más devastadores.
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El huracán Fifí
El 17 de septiembre de 1974 inició como una onda tropical este fenómeno meteorológico en la zona nororiental del mar Caribe. cuatro días después azotó la región norte del territorio hondureño.
Ese año, el pequeño municipio de Choloma, cercano a San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante del país, quedó sepultado entre toneladas de lodo y basura.
Choloma, que resurgió entre el lodo, fue declarada «Ciudad Mártir», y ahora es una región próspera del caribeño departamento de Cortés.
En su trágico paso dejó más de 9,000 personas muertas y miles de desaparecidos, 100 mil damnificados y más de 250 mil dólares en pérdidas económicas.
Huracán Marco
Este fenómeno tropical devastó a Honduras en 1969, dejando daños en los departamentos de Yoro, Cortés, Atlántida y Santa Bárbara.
Mitch 1998
Se formó en el oeste del mar Caribe el 22 de octubre, y después de pasar por condiciones extremadamente favorables, alcanzó rápidamente la categoría 5, el nivel más alto posible en la escala de huracanes de Saffir-Simpson.
Las muertes ocasionadas por las catastróficas inundaciones lo hicieron el segundo huracán más mortífero del Atlántico, cerca de 11.000 personas murieron y alrededor de 8.000 permanecían desaparecidas a finales de 1998.
En Honduras, el 80 % de la infraestructura de transporte del país fue destruida completamente, incluyendo muchos puentes y vías alternas. El daño fue tan grande que los mapas existentes fueron calificados como obsoletos.
Eta e Iota 2020
Desolación y desesperanza son parte de la realidad de muchos damnificados del Valle de Sula, en el norte de Honduras, a un año de que los fenómenos naturales Eta e Iota dejaran sus efectos devastadores en gran parte de ese sector del país. Desde ese noviembre, centenares de personas viven en la calle porque lo perdieron todo.
Eta entró al territorio hondureño dejando destrucción, caos y muertes a su paso. Miles de ciudadanos pasaban los días sobre sus techos por las inundaciones, específicamente en el Valle de Sula, que fue de los sectores del país que se vio más afectada.
Sin embargo, pocos días después, los catrachos se verían afectados por otro huracán, llamado Iota. Cuando ingresó al territorio nacional ya era tormenta tropical, pero su paso terminó de destruir lo poco que dejó Eta.
Casi todo lo que se podía perder se perdió, en localidades ya de por sí castigadas por la pobreza acumulada en décadas que específicamente en 2020 se agravó aún más con la pandemia del CIVID-19.
El trágico paso de Eta e Iota ha generado más pobreza, pues dejó un ‘déficit’ de empleos y por lo tanto más personas pobres.
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