SAN PEDRO SULA, CORTÉS. El océano Atlántico está preparado para recibir, no una, sino varias tormentas y huracanes a partir del mes de mayo, pues su temperatura supera, desde hace días, los 26.5°C., que facilita la formación, trayectoria y fortalecimiento de dichos fenómenos, razón por la que, por supuesto, Honduras vuelve a estar en peligro.
Pero, ¿Cuál es la relación entre las temperaturas del mar y la tormentas? Para saberlo, TIEMPO Digital contactó a Francisco Argeñal, meteorólogo hondureño del Centro Nacional de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (CENAOS).
«La temperatura contribuye al proceso de evaporación cuando está por encima de los 26.5 grados, y, de igual manera, el viento se vuelve más cálido, de modo que asciende arrastrando el aire en forma de espiral», comentó Argeñal.
El calentamiento global, que cada vez es más grave debido a la mano humana, juega un papel fundamental en la formación de tormentas y huracanes. De hecho, por tal razón es que, ahora, durante las temporadas ciclónicas surge mayor cantidad de fenómenos naturales.
Y es que, según Argeñal, a una temperatura de 26°C., el océano se está evaporando a nivel acelerado, y la condensación del vapor de agua, en forma de nubes, libera energía que le da fuerza al sistema para generar vientos fuertes y lluvia.
Ahora, bien, para que exista evaporación, debe haber mucha humedad, la cual ocurre con mayor facilidad sobre el mar, razón por la que se forma allí, se fortalece y comienza a debilitarse hasta que toca tierra.
Y, ¿Se puede enfriar la temperatura del mar?
Pero, si el problema es la temperatura del mar, entonces, ¿Por qué no pensar en una estrategia para enfriarlo? Aunque la idea suena sencilla, no lo es, dijo Argeñal. Al contrario, mencionó que «es difícil modificar eso«.
Sin embargo, difícil no significa imposible, aunque la metodología no debe ser intentar «enfriar el mar», sino contrarrestar el calentamiento global y así que la temperatura general de la Tierra disminuya.
Para tal objetivo, es necesario reducir la cantidad de gas de efecto invernadero que se envía a la atmósfera, plantar más árboles de los que se cortan y apostar por la energía solar, eólica o cualquier otra que sea renovable.
A pequeña escala cada persona también puede contribuir de la siguiente manera:
- Usar menos los autos propios y más el transporte colectivo, o si no, bicicleta
- Utiliza electrodomésticos ahorradores de energía
- Ahorra el agua
- Utiliza productos biodegradables
¿Honduras soportaría otro huracán? Depende…
Una vez teniendo la certeza de que el riesgo es inminente, ahora toca esperar si Honduras sería capaz de soportar un huracán luego de la tragedia provocada por Eta e Iota, y por tanto, TIEMPO Digital contactó Max Ayala, docente de la Facultad de Ciencias de la Tierra en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), quien, ante la consulta, no dijo ni sí ni no, sino más bien planteó varias posibilidades.
«Bueno, depende de dónde lo veamos. Por ejemplo, probablemente, después de lo que ocurrió en noviembre (de 2020), los bordos, puentes y casas que fueron golpeadas no puedan soportar un evento de igual magnitud», comenzó diciendo.
Luego, Ayala mencionó que, si bien es cierto que hay cuatro huracanes fuertes pronosticados para esta temporada ciclónica, no significa que todos van a afectar a Honduras. Aunque, no por eso hay que confiarse.
«Las cuencas de los ríos sí pueden soportar los embates de las tormentas, porque la naturaleza así las diseñó. Sin embargo, las estructuras que nosotros hemos creado alrededor y dentro de éstas, probablemente no», detalló.
Y es que, según Ayala, quien también es ingeniero civil, muchos puentes, casas y hasta represas pudieron quedar débiles por Eta e Iota, de modo que, si no se les ha dado mantenimiento y hecho reparaciones en caso de ser necesario, podrían sucumbir pese a que la crecida del río sea menor.
La deforestación, otro problema
Luego de Eta e Iota, el suelo absorbió tremendas cantidades de agua. Pero, según Ayala, lo que debería preocupar a Honduras no es la capacidad de absorción del terreno, sino la deforestación, porque propicia la inundaciones.
«El agua en el suelo se mueve uno o dos centímetros por día. Sin embargo, nuestro mayor problema es la deforestación. Las raíces de los bosques hacen que la estructura de los terrenos esté junta, y así, cuando llueve, la precipitación se filtra más despacio, de lo contrario, se producen deslaves«, dio a conocer.
Por último, Ayala mencionó que, de momento, el Gobierno tiene suficiente tiempo para tomar las precauciones correspondientes. Y de igual manera, dijo que la población debe prepararse para reaccionar de forma oportuna cuando toque.
Nota para nuestros lectores:
? Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp haciendo clic en el siguiente enlace: http://bit.ly/2LotFF0.