TEGUCIGALPA, HONDURAS. En Vado Hondo, Chiquimula, Guatemala, aún quedan grupos pequeños de hondureños que integran la caravana migrante que partió desde Honduras con rumbo a Estados Unidos, desde la semana pasada.
Ayer, lunes, la carretera en ese zona estaba «inundada» por una marea de migrantes que iban en busca del «sueño americano». Empero, a ellos los esperaba una barrera de militares y policías de Guatemala para impedir su paso.
De la gran cantidad de catrachos solo quedaron grupos menores y esparcidos por varios sitios, luego de que las fuerzas de seguridad no les permitieran continuar su camino y con gases lacrimógenos, toletes y hasta patadas los desalojaran.
Hasta ayer se contabilizaban más de 1,800 migrantes que habían sido retornados a los puntos fronterizos con Honduras. Sin embargo, algunos grupos se quedaron en Vado Hondo.
Según el testimonio de uno de los migrantes, se lograron quedar en ese sitio luego de que se apartaran del violento desalojo.
«Se puso difícil, estuvo feo. Aquí dormí y nos apartamos debido al desalojo«, contó uno de los migrantes que quedó en Vado Hondo. Además, el connacional contó que él va a regresar a Honduras.
De la misma forma, dijo que varios migrantes están durmiendo en las aceras y que otros del grupo han dicho que «prefieren quedarse en Guatemala».
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Duermen en la acera
Entre los grupos de migrantes que se encuentran dispersos en Vado Hondo, estaba una familia a la que le tocó dormir en la acera. Una de las integrantes relató que forman parte de los damnificados de Eta y Iota y que ante la falta de trabajo decidieron partir.
Además, contó que durante varias semanas les tocó dormir en las cercanías de un puente de San Pedro Sula porque las tormentas tropicales les arrebataron lo poco que tenían.
Junto a la fémina se encontraban otras mujeres y algunos menores de edad. Agregó que la esperanza es seguir adelante, todavía no les dicen nada ni los han corrido.
La mujer dijo que van a acudir a la aduana para poder resolver su estatus legal y avanzar hacia el «sueño americano». Las personas que se encontraban en ese lugar contaron que son de una misma familia.
En la caravana migrante que salió del norte de Honduras, rumbo a Estados Unidos, iban niños, adultos mayores y hasta personas con discapacidad. Las razones para marcharse son muchas, pero la pandemia y dos fenómenos naturales les arrebataron todo.
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