TEGUCIGALPA, HONDURAS. Seguro que, más de alguna vez, a lo interno de una unidad de transporte, y bajo las cálidas temperaturas de la zona sur de Honduras, usted se topó con algún pequeño vendedor.
Con entusiasmo llegan a los autobuses a intentar convencerlo que pagar por alguno de sus productos vale la pena. Su única intención es conseguir algunos lempiras para sobrevivir. Tal era el caso de José Sánchez.
Desde sus 12 años, en su querida y natal Choluteca, se abría paso entre las principales vías de la ciudad proponiéndole a los pasajeros del transporte público que degustaran de unos módicos mangos. Quería apoyar a sus padres, quienes atravesaban dificultades.
No obstante, aquel trabajo infantil era difícil, insatisfactorio e insuficiente, por lo que, hace nueve años, Sánchez salió desde Orocuina en búsqueda del sueño americano.
Para aquella travesía nada más preparó dos mudadas de ropa y su bote de agua. Se colocó una gorra y se calzó con una zapatos con notable desgaste. Se le venía encima un camino de 20 días, con la única certeza de un recorrido lleno de peligros y un miedo latente.
Aunque algo inverosímil en su momento, sus ojos no le podían mentir: alcanzó el territorio del país de las barras y las estrellas.
De igual interés – EEUU: Mediante su chocolatería, hondureña dona alimentos a ancianos
Una aventura en ascenso
Dos semanas más tarde, obtuvo una primera oportunidad; no era el trabajo más glorioso, pero la paga permitía que valiera cada segundo. Un restaurante lo contrató para recoger y lavar platos a cambio de 400 dólares cada cierto tiempo.
Estaba, de algún modo, metido en el negocio de la comida. Sin embargo, él mismo cuenta que «no podía hacer ni un huevo«.
Empero, después de unos meses, un amigo le consiguió un empleo en un restaurante de comida italiana. Allí llegó hasta a aprender cada uno de los pasos para elaborar una deliciosa pizza.
Un destacado empresario
Pero eso no sería todo. Con el paso de los años, se asesoró debidamente con el propósito de forjar una franquicia de su propiedad. Poco a poco se preparó y creó un local llamado «Brother’s» en Maryland, Estados Unidos.
Ahora, Sánchez, con el apoyo de su esposa y sus hermanos, logró abrir tres restaurantes de la misma cadena. Dirige los mismos, pero, con su actitud laboriosa, también realiza otras actividades como cualquier otro empleado.
Ese crecimiento le permite ayudar económicamente a sus padres y también brindar oportunidades de empleo a más migrantes. «Estamos felices por poder generar trabajo a latinos y créanme que son tratados de la mejor manera«, acotó.
Además, el compatriota envió un importante mensaje a la juventud: «Yo los invito a todos, en cualquier parte del mundo, principalmente de mi país, que sigan sus metas, sus sueños, que no se dejen guiar por los malos pasos y que escuchen a sus padres».
? Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp haciendo clic en el enlace: https://bit.ly/tiempodigitalhn