REDACCIÓN. Un hondureño de 23 años, identificado con el seudónimo de Eduardo, contó en una entrevista para la BBC sus intentos de cruzar hacia los Estados Unidos para lograr el sueño americano.
Eduardo relató que, por cuarta ocasión, intenta llegar de forma ilegal al país del norte, debido a que en las tres anteriores no tuvo éxito. La última vez, fue secuestrado durante dos días por miembros de un cártel. Ahí pensó que le quitarían la vida.
«La última vez que hice el viaje, me secuestraron. Yo ya estaba en México, viajaba en tren desde Monterrey y ya estaba llegando a Nuevo Laredo para cruzar después. Se subieron al tren, me pusieron una pistola y me dijeron que bajara. Cuando uno ve las cosas ya en serio, mejor hacer caso», expresó.
Según cuenta, sus raptores le dijeron que eran del cártel del Noreste y le preguntaron que, si él estaba con Los Zetas, Vieja Escuela. «Me retuvieron. Yo solamente le pedía dirección a Dios, solamente eso. No tenía más opciones, recuerdo que llorando y todo, yo solo pensaba ‘voy a salir de esta'», agregó.
«En Honduras dejé a mi papá, mi madrastra, dos hermanos y mi niña de 4 años, que es mi querer. Por ella vengo batallando también. Ellos no querían que me viniera», añadió.
«En Honduras, la situación es complicada. Sobre todo, por pobreza, por no encontrar trabajo, o al menos uno bien pagado. ¿Qué hace uno con ganar, con suerte, 120 lempiras al día? Solo para comer, a uno se le va. Así que decidí volver a probar este viaje. Es la cuarta vez que intento llegar a Estados Unidos«, comentó a la BBC.
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Deseos de superarse
El hondureño relató que su plan en los Estados Unidos es ir a estudiar y aprender mecánica, para luego poner un taller en Honduras, con el cual genere ingresos para hacer su propia casa.
«En la escuela solo llegué a tercer grado, y ya luego empecé a trabajar en la ganadería porque hacía falta dinero. Lo económico siempre falla», dijo.
«Yo no quiero llegar a Estados Unidos para vaguear, sino para trabajar. Pero nunca he podido completar mi sueño, siempre se me ha torcido la suerte. Pero yo sé que siempre hay una oportunidad para todos nosotros«, refirió.
Como muchos, el joven narró que los huracanes del año pasado, Eta e Iota, afectaron bastante a la zona donde él vivía en Honduras. La casa de su papá se rajó y por eso hace nuevamente el intento para cumplir el sueño americano.
«Yo sé que ya allá, uno empieza a trabajar y a ganar más o menos, pero ya ayudo, aunque sea poco. Uno en Honduras a veces se siente mal con la misma familia porque, aunque uno tenga buen corazón y quiera ayudar, de verdad que no puede hacer nada», finalizó.
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