ESTADOS UNIDOS. Escuchó la «bulla» de que con un niño pequeño sí le permitirían el cruce a Estados Unidos y no dudó en emprender la travesía en búsqueda del «sueño americano«.
Juan Cruz Molina contó a Telemundo que las inundaciones que dejaron los fenómenos tropicales Eta e Iota lo dejaron sin casa; además, sufría otros problemas en Honduras, corazón de Centroamérica, tierra de la que migró.
Hace unos cuatro días cumplió su cometido. Llegó al albergue de Caridades Católicas, ubicado en McAllen, Texas. Allí, con su niña subida entre sus hombres y sujeta a sus brazos, sostiene la mirada en su destino final: Los Ángeles, California.
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Molina reconoció que cuando oyó que tenía oportunidad si llevaba un infante, pensó «esta es mi chance, me voy». No obstante, también relató que el camino es difícil y los niños sufren.
«Uno aguanta, pero ellos (los niños) no», acotó el hondureño. Además, externó que aquejaron bajas temperaturas; cuando pisaron suelo estadounidense llegaron resfriados, pero sin adolecer el COVID-19.
Motivado por la adversidad
Molina se aventuró con su niña por un río. «Es la única opción que le queda a uno, venirse para acá (Estados Unidos). Sale uno a buscar trabajo y no hay, no hay cómo hacer. Pasé muchas desgracias en Honduras», expresó.
Norma Pimentel, directora de Caridades Católicas de Valle de Río Grande, ratificó que el migrante que arriba con un niño de seis años o menos tiene una oportunidad. Explicó que se debe a que México no está permitiendo que regresen menores de esas edades.
Aunque Molina se apega a continuar su afán del sueño americano, advirtió a otros compatriotas que «no se engañen«, pues el camino es muy duro y los niños son los que más sufren.
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