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jueves, noviembre 21, 2024

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HONDURAS. Pasteles, enchiladas y más golosinas era lo que ella ofrecía en las calles de La Ceiba, mientras vivía una infancia que califica como «pobre» aunque, a su vez, «maravillosa». Todavía le faltaba mucho por afrontar, pero todo cambiaría.

Dunia Elvir no quería un cambio, pero sus padres tenían establecido que la enviarían a Estados Unidos para que estudiara por cuatro años y regresara con un buen inglés que le abriría más puertas en el territorio cinco estrellas.

«Fue traumático porque yo no me quería venir. Traté de escaparme; incluso ya tenía mi bolsa hecha para irme a Olancho«, relató en una conversación con la periodista Neida Sandoval.

Llegó a Estados Unidos, sin embargo, se regresó porque no le gustó inicialmente. No obstante, sus progenitores mantenían su convicción y, a sus 15 años, la forzaron a que se mudara a Los Ángeles, California.

Parte del porqué de que ellos no querían desistir era porque no tenían capacidad económica para pagarle a Dunia una escuela bilingüe. Además, una de sus abuelas vivía en Estados Unidos.

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Con mucho esfuerzo salió adelante

Dunia se sometió a la voluntad de sus padres y consiguió una visa de turista, instalándose en la tierra del «sueño americano«. El tiempo pasó y se quedó indocumentada (su documento expiró) y ahora ya suma más de 30 años allá.

¿Qué pasó, entre tanto? Ella contó a Neida que inició su trayecto en Norteamérica limpiando casas. También, dijo con anterioridad que compraba ropa y la revendía, así como perfumes y hacía comida para ofrecerle a conocidos y extraños.

Ella salía cansada del trabajo doméstico y los demás quehaceres y, además, debía hacer maniobras para que no le robaran su dinero. Vivía en el barrio Watts, que tiene, según ella, la fama de ser muy peligroso.

Ejemplificó que ella tenía que doblar sus dólares y los unía con ganchos de ropa en pequeños «rollitos». Luego, los colocaba alrededor de la pretina de su jean para que no los vieran los maleantes.

Su insistencia la llevó a la TV

Con el tiempo, ella se abrió paso en la televisión. No obstante, no fue de inmediato que se agenció un espacio para figurar en una de las más reconocidas cadenas de noticias.

Su primer trabajo fue «jalando los cables» del camarógrafo. En aquel puesto también le tocó hacer cosas como cargar el bolso de la reportera, detenerle el cigarrillo y hasta llevarle café. «No es nada glamuroso, pero aprendes de lo que ves», acotó Dunia.

¿Cómo dio «el salto» de sostener cables a una destacada presentadora? Ella se agradece a sí misma por su necedad que, combinada con una eventualidad, le dejaron la oportunidad idónea.

«Soy la mujer más terca del mundo y todos los viernes me aferraba al director de noticias y le decía, ‘quiero ser reportera‘. Yo, mientras, aprendía. Luego se dio la oportunidad, porque lo que está para tí, aunque te quites», dijo.

Y prosiguió, contando la incidencia que la llevó a la pantalla pequeña. «Sucedió una explosión de un laboratorio de metanfetaminas clandestino. Fue cuando todos ya se habían ido a casa y yo estaba ayudando a archivar el noticiero. Me tocó ir y después me quedé permanente», historió.

Dunia Elvir participa en diferentes espacios de Telemundo. Se graduó de administradora de empresas y también tiene una maestría. Además, sacó un diplomado en periodismo.

Sufría maltrato y fue refugiada

Empero, no todo fue positivo para ella desde entonces. Allá sufrió violencia doméstica y tuvo que vivir en un albergue, que ni siquiera sabía donde estaba ubicado, pues no les daban la dirección para que, en un momento de debilidad, no la revelaran al agresor.

«Al principio sientes como que el mundo se te cae encima, como que fracasaste y no puedes siquiera criar a tus hijas sola», confesó la compatriota.

Además, externó que estar en el refugio le ayudó mucho, pues conoció que hay gente que está en una peor situación. Habló de una reportera cuyo esposo la metió a un carro junto a su hijo y los tiró a un barranco. Ella tenía cicatrices en el rostro, según su descripción.

Asimismo, Dunia comentó de otra fémina que fue violada por su propio padre. La agresión fue tal que ella tiene dos hijos de él. «Escuchas esas historias y dices, mi historia no está tan triste. Sí sufrí violencia doméstica, pero no fue tan grave», aseveró.

Por el mismo lado, comentó que sus ingresos bajaron porque se dedicó a cuidar a sus hijos por la separación. Aunque estaba amparada en el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), aquejó otro tipo de problemas.

A sus 47 años -y con cuatro hijos- se ha abierto un gran camino en los medios de comunicación. Actualmente representa al pueblohondureño en la cadena internacional.

En el trayecto hasta donde está también «recogió» con orgullo seis premios Emmy, dos Micrófonos de Oro y un premio GLAAD, entre otros reconocimientos especiales. Sufrió mucho, pero honra a su patria con su duro -y admirable- trabajo.

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