HONDURAS. Ana Guadalupe Pinto es una joven de 22 años de edad, originaria de Ocotepeque, al occidente del país. Recientemente fue una de las cuatro hondureñas que recibieron un premio internacional por su índice académico.
Ella estudia en la Universidad Nacional de Agricultura (UNAG) desde el 2018 la carrera de Licenciatura de Recursos Naturales y Ambiente.
Ana Guadalupe contó para Diario Tiempo que al salir de educación media, su sueño era estudiar una carrera del área de salud. Sin embargo, la limitaban los recursos económicos y los gastos que implica estudiar fuera de su departamento.
De acuerdo con el relato de la joven, ella es hija de una madre soltera y asegura que a pesar de que ella siempre la ha impulsado en todos sus proyectos, esta vez no podía costearle la costosa carrera.
«Me tocó buscar opciones con lo que yo tuviera o con una beca pudiera sostenerme la universidad», manifestó.
Es en 2017, Pinto se ganó el premio Oro a la Excelencia Académica Padre José Trinidad Reyes a nivel nacional. Para este entonces, ella representaba al departamento de Ocotepeque.
«Cuando me gané ese premio ya iba a entrar a la universidad y me dijeron que si yo quería una beca. Pero claro, yo ya llevaba una carta para solicitarle a la primera dama una beca, pensando que la necesitaba para poder seguir estudiando», contó la entrevistada.
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Su mejor opción en ese momento
Fue así cuando la destacada joven obtuvo la beca Honduras 2020, la cual ha tenido desde que ingresó a la universidad.
Asegura que ella buscaba algo que estuviera orientado al desarrollo comunitario, la salud, la seguridad alimentaria, que es algo que le apasiona.
Dejó a su familia en Ocotepeque
Ana Guadalupe es la menor de dos hermanas; sin embargo, confiesa que para ella desapegarse de su madre no fue tan duro, gracias a que su mamá siempre la impulsa y la incita a volar.
«A pesar de que somos muy apegadas, ella siempre me decía que tenía que volar alto y que no me iba a cortar las alas, que yo iba a poder y yo pude», manifestó.
Debido a la larga distancia entre su lugar de origen y la UNAG, ella solo podía visitar a su madre dos veces al año.
De acuerdo con la joven, la primera semana en la universidad es triste, pues todos llegan ahí sin familiares, además de convivir con 8 personas desconocidas en una habitación.
«Uno se siente como un extraño en medio de tantas personas pero de ahí la convivencia se vuelve grata y se acomoda», asegura.
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Siempre ha sido excelencia
Esta joven siempre se ha posicionado en excelencia académica. «Desde primer grado creo que no he dejado de tener mi diploma de excelencia académica«, puntualizó.
Como parte de su formación, en octavo grado participó en las olimpiadas de matemáticas. Además, en 2017 se ganó el Premio Oro a la excelencia por tener el mejor índice de Ocotepeque.
Además, en 2019 se ganó una beca para ir a Estados Unidos, fue a representar a la UNAG en el programa SUSY. Este es un programa de lideres estudiantiles y el cual es otorgado por la embajada de Estados Unidos en Honduras. Ahora, en 2021, se hizo una de las mejores estudiantes de Honduras con el premio Rubén Darío.
Desde 2 años de universidad sabía que quería obtener ese galardón
Esta joven comentó que desde que estaba en el segundo año de universidad, sabía que quería ganar el premio Rubén Darío.
«Un compañero de Ciencias Naturales se lo ganó y yo vi el anuncio en la universidad y dije ‘qué bonito sería ganarse ese premio en tercer o cuarto año'», comentó.
Este galardón se entrega únicamente a aquellos estudiantes que están por concluir su carrera universitaria y con el mejor índice a nivel de toda la universidad.
Ella explica que para poder obtener este premio, tuvo que mantener su índice arriba de 91 por ciento. «El ingeniero me avisó desde septiembre que me preparara y los del premio se comunican con uno para que envíe los documentos requeridos», añadió.
El sueño de esta jovencita es continuar su formación educativa. Desea conseguir una beca para estudiar una maestría relacionada con el recurso hídrico, pero enfocado al desarrollo comunitario. «Mi sueño es conseguir una beca para mi maestría o si no un trabajo que me ayude a continuar con mi maestría«, expuso.
Además, es miembro fundadora de una organización llamada JovenGO, la cual consiste en promover el desarrollo integral para mejorar la calidad de vida a través de sus capacidades.
La joven está muy agradecida con su madre por el apoyo que le ha brindado y por su puesto con su universidad.
«Le doy Gracias a Dios por la sabiduría que me ha brindado, a mi madre que siempre ha sido mi apoyo y a los seres queridos que me han acompañado durante este recorrido y a la Universidad Nacional de Agricultura por ser mi casa de estudio», concluyó.
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