TEGUCIGALPA, HONDURAS. Perseverancia, confianza, esmero y fe en Dios, fueron las piezas claves para que la hondureña Erika Mejía se convirtiera en una emprendedora de las rosas en Miami, Florida.
La catracha salió de Honduras con una maleta, 19 años y doscientos dólares, pero con una mente llena de sueños. Empezó laborando como secretaria, luego fue mesera y hasta limpiadora, sin embargo creció y así llegó a ser una gran emprendedora.
Con su hermosa historia de superación, Erika llamó a las mujeres a emprender para mostrar que si se quiere se puede. Hoy es conocida como «la reina de las rosas» por sus hermosos y delicados trabajos con estas flores.
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Su llegada a EEUU
Erika detalló en una entrevista a Telemundo que cuando se fue de Honduras, llegó a una oficina de empleos y por su experiencia en su país, consiguió empleo. Ella a los 14 años ya era secretaria bilingüe
«Cuando llegué a este país, como nos toca a todos, trabajar en lo que nos toca, yo empecé siendo secretaria porque tuve la gracia de Dios, pero luego fui niñera, mesera, limpié, lo que me tocara hacer», dijo la catracha.
Para Erika todo en EEUU ha sido una lucha constante, «lo que se aprende, nunca se olvida, eso sí está bien dicho, no ha sido fácil, pero aquí seguimos a pesar de todas las circunstancias», manifestó.
Cómo surge el emprendimiento en rosas
La catracha contó que ella tuvo un trabajo en una floristería y comenzó limpiando rosas, quitando espinas, entre otras actividades. De allí surgió la gana de emprender y ya hoy tiene su propio negocio.
«Todo surgió de su primer trabajo y de cuando le regalaron una rosa preservada y le dijeron «te va durar muchos años», contó Erika.
Y fue así como decidió probar y la tuvo tres años para confirmar su durabilidad y fue allí donde empezó el sueño de trabajar con mano propia las rosas.
«Ha sido un reto para mí, porque en ese entonces, cuatro años atrás no existía un negocio de estos, hice un estudio de mercado en todo Miami y no había un negocio de rosas preservadas», aseguró Erika.
Además, la hondureña recordó, «así fue, tuve muchos tropiezos porque no era como ahora, que hay escuelas y clases. En aquellos días me tocó aprender y caer, volver y seguir».
Por último, Erika envió un poderoso mensaje, «luchen no desistan de sus sueños, láncense y aprendan a volar», esa es la frase que le dejó a todas las personas, porque una vez lanzados es como sabemos que vamos a emprender ese vuelo, siempre fe en Dios, paciencia y confianza, agregó.
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