TEGUCIGALPA, HONDURAS.- «Luego de la tempestad, viene la calma», dice un conocido dicho, y este es el claro ejemplo en la vida de Bessy Karina Soto, una hondureña que luego de sufrir varios años de violencia doméstica, hoy triunfa en el extranjero con su propia microempresa.
La admirable catracha salió huyendo del territorio nacional en busca de nuevas oportunidades, tal y como lo sueñan miles de connacionales que toman la decisión de migrar hacia los Estados Unidos.
Inicialmente, Bessy no imaginó que llegaría tan lejos con su emprendimiento al que llamó BEENWO (Bessy Enterprising Woman), la cual significa en español «Bessy, mujer emprendedora».
La microempresaria es originaria del municipio de Dulce Nombre de Culmí, en el departamento de Olancho. Y, según relató a un medio local, desde niña quiso seguir los pasos de su madre, Blanca Luisa Guifarro, a quien describió como una mujer luchadora y guerrera, que siempre buscó la manera de emprender.
«Me gustaría que mi historia salga no para verme yo en alto, no para eso, si no para inspirar a otras mujeres y que vean que sí se puede», dijo Bessy, también madre de cinco hijos.
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La iniciativa
Cuando Bessy tomó la iniciativa de diseñar sandalias con pedrería fina, creó una tienda digital para tener acceso a clientes de todo el mundo. Además, cuenta con las plataformas EBay y Amazon, en donde su cartera de clientes se amplía a diario.
«Eso es algo de lo que he logrado hasta aquí, con la ayuda de Dios; ahora mismo hay una distribuidora de Colombia trabajando para mí, con mi propia marca, en donde estaremos sacando un calzado más para agregarlo a la colección», dijo con alegría la olanchana.
Sin embargo, la madre hondureña también recordó el sufrimiento por el que pasó previo a alcanzar el éxito que hoy le ayuda a mantener a sus pequeños.
Bessy, invadida por el dolor, sostuvo que cargó consigo «una depresión severa por siete años«, producto de la violencia doméstica de la que fue víctima hace trece años. Pero, la aprobación de una solicitud de asilo que presentó, cambió su vida por completó, aseguró.
«Después de tener 10 años en este país, metí una aplicación por asilo porque tenía argumentos y pruebas que me avalaban el sufrimiento que había vivido y me arriesgué sin importar lo que pasara, porque aquí no aprueban un asilo si no se mete la aplicación en un año y yo lo hice 10 años después y por la gracia de mi Dios me aprobaron mi asilo a los tres meses de aplicar«, relató.
Finalmente, la emprendedora indicó que le gustaría que su testimonio sirva de ejemplo a otras mujeres que sufren de depresión porque «yo lo logré y ellas también lo pueden lograr, ¡que se levanten!«, dijo enérgicamente.
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