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jueves, noviembre 21, 2024

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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La Mosquitia hondureña es la muestra más clara del panorama que le espera a toda Honduras en 2021. Las inundaciones causadas por Eta e Iota se llevaron consigo su única fuente de alimentos, los cultivos, y ahora, miles de personas no tienen qué comer.

La pandemia de COVID-19 había sido lo suficientemente dura para la economía de Honduras y, por poco, se tomaron medidas para mitigar la crisis alimentaria que se preveía en toda la región centroamericana.

El panorama cambió con el paso de dos poderosos fenómenos naturales que se llevaron los cultivos que eran ese «plan» para evitar la escasez, la hambruna.

«El gobierno habla que el 65 % de toda la cadena del sistema agropecuario se perdió. Eso significa millones de manzanas de producción», confesó Pablo Pavón, productor de granos básicos en la región oriental del país, a TIEMPO DIGITAL.

Los daños son incuantificables, así lo expresa el productor que lleva toda una vida en el rubro. La forma más clara de decirlo: el agro está «totalmente destruido».

Según el productor, esa situación pone en riesgo la alimentación de los hondureños porque el escenario es precario, más en el tema de granos básicos.

«No se tiene frijoles, ni maíz, también se perdió el arroz, las unidades de producción están destruidas. Se avizora una fuerte crisis en el país», advirtió Pavón.

Por lo cual, el entrevistado dijo que espera que el gobierno actúe de inmediato para que el agro salga adelante. En palabras simples, necesitan financiamiento blando a largo plazo y con rapidez para que el productor reactive las cadenas de producción.

«Nadie puede desconocer que el agro en este momento está colapsado. El gobierno siempre ha sido conservador en estadísticas pero ahora habla que se perdió el 65 %. Entonces, se avizora para el 2021 una crisis en granos básicos», apunta.

El porcentaje de pérdidas de cultivos ronda entre el 65 y 70 %, según el gobierno y fuentes de sociedad civil.
El porcentaje de pérdidas de cultivos ronda entre el 65 y 70 %, según el gobierno y fuentes de sociedad civil.

2 millones de hondureños con inseguridad alimentaria

Julio Berdegué, investigador del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural y representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ( FAO ), prevé el mismo escenario para 2021.

Según el experto, antes de la pandemia, casi 48 millones de latinoamericanos y caribeños padecían hambre, sin embargo, ahora se ha tenido un fuerte aumento de esos indicadores.

Datos del Programa Mundial de Alimentos indican que el 20 % de las familias de la región manifiestan como principal preocupación la incapacidad de alimentarse adecuadamente todos los días.

Producto de la pandemia y los fenómenos naturales que afectaron Centroamérica, «vamos a ver un fuerte aumento en las cifras de hambre y mal nutrición«, contextualizó el representante de la FAO.

Cabe indicar que la pandemia aumentó el desempleo, la pobreza, la seguridad alimentaria y nutricional y ha reducido los accesos a los servicios de salud a la población. Mientras que Eta e Itoa generaron la tormenta perfecta, según expertos de la FAO.

Dejaron más de 4 millones de personas afectadas y más de dos millones sumergidas en inseguridad alimentaria en Honduras.

«En América Latina hay hambre, inseguridad alimentaria y mal nutrición porque no hay poder adquisitivo, es decir que falta el dinero en millones de familias. El hambre es una expresión de la pobreza y de la desigualdad económica fundamentalmente», puntualizó.

En América Latina y el Caribe hay 47.7 millones de personas que viven con hambre.
En América Latina y el Caribe hay 47.7 millones de personas que viven con hambre.

De acuerdo a expertos de la organización internacional:

En América Latina y el Caribe hay 47.7 millones de personas que viven con hambre. Más de 191 millones sufren de inseguridad alimentaria y 315 millones de personas viven con sobrepeso y obesidad.

Además – Honduras: 13 departamentos en condición de crisis por inseguridad alimentaria

Crisis alimentaria, económica y social

Las tormentas tropicales Eta e Iota agudizarán los términos económicos del país, al punto que el Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH) proyecta que, a finales del año, el 75 % de la población estará en pobreza extrema.

Se prevé que ambas emergencias provocarán un decrecimiento económico superior a un 10 %. Ese porcentaje significa un 2 o 3 % adicional a lo que proyectó el Banco Central de Honduras (BCH) en la segunda revisión con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Así lo explicó el economista Alejandro Kafati, quien dijo que todo decrecimiento económico conlleva una factura social.

“En términos de empleo, proyectamos que 860 mil puestos de trabajo se perderán para finales de 2020. Unos 260 mil más que la proyección que se tenían con la COVID-19 y las medidas de confinamiento social”, contextualizó.

Asimismo, todo aumento de desempleo en el país conlleva un tema de pobreza.

“Inicialmente el FOSDEH había proyectado que cerca del 70 % de los niños iban a estar en condiciones de pobreza o pobreza extremas a finales del año, pero con las tormentas podría incrementarse a un 75 % de la población”, dijo el experto.

Lo cual se traduce a 6.9 millones de hondureños. “Es decir, que en un año tendríamos aproximadamente 3 millones más de hondureños en condiciones de pobreza. Eso lo convertirá en uno de los principales problemas que deberán enfrentar un nuevo gobierno para los próximos años”, explicó Kafati.

Nota relacionada – FOSDEH: Entre 8 y12 años tardaría Honduras en recuperarse de Eta e Iota

Dos nuevas caravanas de migrantes saldrán de Centroamérica a principios de 2021.
Dos nuevas caravanas de migrantes saldrán de Centroamérica a principios de 2021.

Más caravanas en 2021

En ese sentido, indicó que para los primeros meses del próximo año se visualiza una intensificación de la migración de hondureños. Principalmente, las caravanas migrantes que es un tema recurrente desde el 2018.

Por lo cual, el economista sostuvo que se avecina un trabajo arduo de forma mancomunada entre el Estado y la sociedad.

“Se sabe que cerca del 70 % del sistema productivo del país fue afectado a consecuencia de esta doble tormenta. Y que la zona norte genera cerca del 80 % del comercio nacional y es una de las zonas más afectadas. Entonces se debe trabajar en políticas públicas sostenibles y viables en el tiempo que lastimosamente no vemos visibles”, señaló.

Asimismo, puntualizó que “estamos a menos de un mes de la aprobación del Presupuesto General de la República para el 2021 y hasta el momento no sabemos de la reorientación y adecuación del mismo en relación al contexto de la doble crisis. Esto es preocupante porque el presupuesto debería ser la principal herramienta que figure y canalice todas las políticas de reconstrucción”, aseveró.

Consultado sobre a qué políticas se podría dirigir el Presupuesto 2021, el experto dijo que, en primera instancia, una política de inversión en infraestructura vial, y en la reconstrucción de los sistemas productivos del país.

A efecto de ello, citó la cifras de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), que indican que unas 185 carreteras y 70 puentes quedaron destruidos en occidente y norte de Honduras.

“Para que fluya un dinamismo económico importante deben reconstruirse todos esos mecanismos de comunicación, tanto terrestres como aéreos”, aseguró.

Lea también – FOSDEH: Huracanes más la pandemia dejarán pérdidas de $10 mil millones

El Valle de Sula, el motor de la economía de Honduras, quedó destruido. Carreteras, puentes y comunidades completas dejaron de existir.
El Valle de Sula, el motor de la economía de Honduras, quedó destruido. Carreteras, puentes y comunidades completas dejaron de existir.

Se debe trabajar en recuperar la esperanza 

Por otro lado, el representante del FOSDEH aseveró que es de carácter urgente trabajar en recuperar la esperanza de la población. Algo que se logra con empleo y una fuente de ingreso que no conlleve un proselitismo político, detalló.

Adicionalmente, consideró que debe trabajar en una política de sostenibilidad de la deuda o de las finanzas públicas en general, donde esta se mantenga estable dado que ya va a representar cerca del 70 % del Producto Interno Bruto (PIB).

“Estamos hablando de unos 17 mil millones de dólares; y si se mantiene este ritmo, probablemente las finanzas púbicas serán insostenibles en el tiempo. Eso perjudicaría en mediano y largo plazo a la población, porque carecerían de los servicios públicos básicos, como educación, salud, infraestructura y seguridad”, advirtió Kafati.

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