TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Dios no castiga a nadie, las cosas malas que le ocurren a las personas no son enviadas por el Señor, ese es el mensaje de la homilía de este domingo 20 de marzo y presentada por la Iglesia Católica.
Desde tiempos antiguos se dice que cuando a alguien le pasa algo, significa que es un castigo divino, pero eso es un error, Dios no es un castigador ni le provoca males a sus hijos.
«Entre los judíos era muy común la creencia de que las desgracias personales eran castigos de Dios por los pecados cometidos. Esta era la creencia tradicional varios siglos antes de Cristo. Era una teoría muy favorable para las clases pudientes que presentaban su bienestar como bendición de Dios», indica parte de la homilía.
Dios no castiga
El mensaje establece que la población debe saber y entender que cuando les sucede algo malo, el menos culpable de esa situación es Dios.
«Ninguna desgracia que nos pueda alcanzar, debemos atribuirla a un castigo de Dios», expresa el texto.
El cardenal Óscar Andrés Rodríguez manifiesta que Dios no es el responsable de ocasionar males a las personas, el mal pasa a causa de la libertad y de la finitud humana.
«Dios es solo Amor. El mal es fruto de nuestra libertad y de la finitud humana. Si no se convierten, todos perecerán igualmente. Estas palabras de Jesús son una invitación urgente a la conversión. Ciertamente, si no nos convertimos, es decir, si no hay un cambio en profundidad de nuestras personas y de nuestra sociedad, todos pereceremos”, reza parte del texto.
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Tiempos de preocupación
Por otra parte, se habló sobre las dificultades de vivir en un momento, en donde el mundo es golpeado por tantas calamidades.
«Hoy se aprecian síntomas de preocupación en nuestro mundo: La guerra de Ucrania, la contaminación del planeta, el calentamiento de la tierra, la injusticia social que excluye a la mayoría y la ambición de riqueza que genera tanta injusticia que sufren los más pobres. Ha crecido también la violencia, se manifiesta en la crueldad de las guerras actuales», establece la iglesia católica.
Se recomienda que los ciudadanos busquen la palabra de Dios, de que no se alejen de Él y que lo tengan siempre presente en sus vidas.
Asimismo, se exhorta a que las personas sigan el camino de la verdadera conversión, pues solo así se podrá mejorar y curar esta sociedad.
«Es urgente que podamos acoger hoy la llamada a la conversión que Jesús nos hace en este tiempo de Cuaresma. Para ilustrar esta urgencia a la conversión, Jesús cuenta la parábola de la higuera que no da frutos: “Un hombre había plantado una higuera en su viña, pero, cuando fue a buscar fruto en la higuera, no lo encontró», finaliza la enseñanza.
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