TEGUCIGALPA, HONDURAS. En su tercera Homilía de este 2020, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez habló acerca de la historia bíblica de cuando Jesús realizó su misión en Galilea.
Su sermón, en esta ocasión, se basó en el libro de Mateo, capítulo cuatro y los versículos del 12 al 24.
El líder eclesiástico recordó como Galilea solía ser una tierra pagana, con un cruce de culturas y religiones, pero el primogénito de Dios llegó para «iluminar» a todos, y no sólo al pueblo de Israel.
En ese sentido, consideró que la Galilea de hoy en día, es el mundo que está sumido en pobreza y hambre; aquellos países que están en guerra, la opresión, corrupción e injusticia. Es allí, a criterio del arzobispo de Tegucigalpa, que hay que evangelizar con el anuncio del reino y la santa palabra.
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Otra mentalidad en Honduras
El cardenal ejemplificó la situación de la «Galilea Moderna» en Honduras. Para hacerlo, primero remembró que el hijo de Dios comenzó su predicación con una palabra que él considera clave: «conviértanse«.
Ese término significa en griego «cambio de dirección y mentalidad», explicó el profesante de la religión católica.
Por el mismo lado, opinó en la homilía que necesitamos una «nueva mentalidad en nuestro país».
Y añadió: «Estamos atrapados en un círculo vicioso de una politiquería que sólo piensa en eso; nos quita el horizonte del auténtico desarrollo, que es la provisión del bien común», sentenció.
Seguido, analizó la situación de los políticos en nuestro país actualmente y las consecuencias en el pueblo catracho.
«Da la impresión que los relanzamientos y candidaturas fueran los problemas esenciales de Honduras y no lo son. El pueblo hondureño no puede vivir anestesiado por esa politiquería. Tenemos que volver a la palabra de Dios que nos dice cuál es el camino para superar a injusticia social», indicó.
El cardenal recalcó en su participación que, cuando la gente no conoce o se acerca a la palabra de Dios, se viene en tinieblas; tinieblas del error, ignorancia, violencia y sombras de muerte.
Ante ello, también enfatizó que Jesucristo es la luz que ilumina nuestros corazones en esas tinieblas cuando nos abrimos a él.