TEGUCIGALPA, HONDURAS. En la homilía de este cuarto domingo del mes de mayo, dirigida por el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez, se dio un mensaje con base en el evangelio de Juan 20, del versículo 19 al 23.
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El Espíritu Santo es el aliento de Jesús
«Después que la trágica muerte de Jesús, resucitó y exhala su aliento de vida a cada ser humano», comenzó la homilía el Cardenal.
«Con la muerte de Jesús todos se llenaron de miedo, sin embargo, su aliento todos lo recibieron y se llenaron de vida, de una fuerza nueva», detalló el arzobispo.
A continuación, en la homilía de hoy, el Cardenal Rodríguez dijo: «Luego de la muerte de Jesús, el primer pueblo cerró sus puertas, esto significa la inseguridad y miedo con la que vivían los discípulos que no tenían la experiencia de Jesús resucitado».
El espíritu transformó a los discípulos
«Con su aliento transformó a los discípulos y los hizo abrir las puertas del cenáculo que estaban cerradas por miedo. Jesús resucitado atraviesa las puertas cerradas, el miedo de los discípulos no lo detiene y les deseó la paz», expresó.
¿Estaremos nosotros también con las puertas cerradas por nuestro miedo? Sí, con frecuencia tenemos nuestras puertas cerradas, pero el resucitado abre y atraviesa estas puertas, aseguró Rodríguez.
«Cuando Jesús entra en nuestra vida y todo lo que está cerrado hace que lo bueno y bello vuelva a la vida», dijo el religioso.
«En la primera lectura de los hechos de los apóstoles, al hacer la narración de Pentecostés, se preguntaban cómo es que cada uno los escuchaba hablar y comprendían cuando se les daba a conocer sobre la maravilla de Dios», siguió diciendo en la homilía.
«Eso significa que Dios es amor y es la lengua que todo el mundo entiende. El miedo desapareció y las lenguas se soltaron de modo que todos entendieran el hecho de Jesús muerto y resucitado», dijo en secuencia.
El Cardenal mencionó que donde había división e indiferencia, nació unidad y comprensión cuando Jesús entró a sus vidas.
«Como saben, Pentecostés es el contra punto de Babel, la confusión entre las lenguas y división en los hombres», aseveró.
Por último, dijo que cuando no hay espacio para el Espíritu Santo en las comunidades surgen divisiones y enfrentamientos.
«Donde hay divisiones entre los hombres hay injusticias y se desatan guerras. Nuestra Honduras está dividida y confrontada, porque no se puede pensar en contra a las ideologías y esto es una Babel», dijo el religioso.
En la conclusión de la homilía de hoy, el Cardenal Rodríguez argumentó que en Honduras necesitamos Pentecostés para entender la palabra de Dios, que significa amor.
«Ven Señor, ven renueva nuestra vida y transfórmala, entra en nuestra vida y corazones», sentenció.
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