TEGUCIGALPA, HONDURAS. Durante la homilía celebrada este domingo 26 de diciembre en la Basílica de Suyapa, presidida por el cardenal Oscar Andrés Rodríguez, se habló sobre la reconciliación familiar.
En ese sentido, Rodríguez recordó que la familia es la raíz de cada persona. Asimismo dijo que al igual que las plantas, las personas no pueden vivir sin raíces.
«Una sociedad sin familias bien constituidas se va secando y va quedando vacía, sin valores. Por esa razón el santo padre nos recordaba que debemos volver a nuestras raíces familiares, reconciliarnos con nuestras familias», aseguró.
Al mismo tiempo, lamentó que existan muchas niñas y niños abandonados en la calle. Dijo que si queremos tener una mejor sociedad, debemos potenciar la familia, a pesar de que existan «ideologías que van contra la familia».
«Hay ideologías que van en contra de la familia, como la famosa ‘ideología de género‘, que es simplemente un diseño para acabar con la familia. Por esta razón esta fiesta de la sagrada familia debe ayudarnos a todos a potenciar las raíces de una cultura familiar de respeto, comprensión y cariño», puntualizó.
La familia es un ámbito de amor
Entre tanto, el máximo representante dela Iglesia Católica aseguró que no hay que pensar que la familia es un lugar de egoísmo. Al contrario, dijo que es un ámbito de amor.
«Es ahí donde verdaderamente tiene que crecer la verdadera familia cristiana, en el amor», manifestó Rodríguez.
El cardenal resaltó la importancia de saber que una sociedad no puede crecer con una familia débil, con una familia destruida y con una «caricatura de familia».
«Ahí está el ejemplo de la sagrada familia de Jesús, José y María. El hijo de Dios creció y aprendió a caminar por la vida en el seno de una familia con el amor de sus padres. La familia tiene que ser un modelo de amor y comunión, un ejemplo para nuestras familias, las que comienzan y quieren comenzar bien», dijo.
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Cuestionarse como familia
Además, el líder católico dijo que las familias hondureñas se deben cuestionar si viven comprometidas con los valores evangélicos o si simplemente se centran en el egoísmo y los intereses propios.
«Tendremos también que cuestionarnos: no estaremos educando en una vida superficial, sin valores ni referencias solidas. A pesar de tantas crisis la familia sigue siendo el ámbito privilegiado para las relaciones humanas», dijo.
Al mismo tiempo, aseguró que la familia es una escuela de amor, amistad y de gratitud.
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